La pareja participó de Hablemos de otra cosa, el programa conducido por Pablo Sirvén; allí el cantautor habló del que será su último show: “la vida fue muy generosa conmigo y hay que dar paso a los más jóvenes”, expresó
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No es nada común que abran las puertas de su casa a un programa de televisión y mucho menos juntos. Pero esta vez Palito Ortega y Evangelina Salazar no solo reciben a Hablemos de otra cosa, el programa que conduce Pablo Sirvén por LN+, sino que lo hacen en una fecha muy especial.
La tarde en que se graba la entrevista conjunta al célebre matrimonio cumplen precisamente 55 años de su difundidísima boda, en la Abadía de San Benito de Palermo, un acontecimiento mediático que movilizó a gran cantidad de admiradores y curiosos hasta las inmediaciones de esa iglesia y a las cámaras de televisión que transmitieron minuto a minuto los detalles del enlace.
“Hubo mucha gente que se llevó comida y el termo para ubicarse en la calle”, rememora Evangelina. “Fue una total demostración de amor de la gente hacia nosotros”, completa Ramón Ortega que, precisamente, también está cumpliendo 60 años de usar el apodo de “Palito”, en alusión a su delgadez, con el que encaró la parte más exitosa de su dilatada carrera, repleta de innumerable cantidad de hits como La felicidad, Sabor a nada, Yo tengo fe, Despeinada y tantísimas canciones más que cantaron varias generaciones y que no han perdido vigencia.
En Hablemos de otra cosa los entrevistados ven un fragmento de Mi primera novia, la película en la que se conocieron, pero que termina de manera muy distinta de lo que pasó en la vida real: en el film Evangelina va al altar con Dean Reed y Palito se queda con las ganas.
“De entrada Evangelina no me daba mucha bolilla”, recuerda Ortega, quien había pedido, antes de conocerla, que el papel que finalmente le tocó a ella fuera para la actriz Marilina Ross. “Yo me enamoré primero; él era tímido”, reveló Evangelina. “Por su infancia creo que Ramón se acostumbró a hablar poco”, explica ella. Y agrega: “Yo tuve que trabajar más que él en la pareja, pero somos una pareja que nunca se gritó. Cuidé toda la vida nuestra relación; yo tuve que trabajar más que él en la pareja, pero nunca fui celosa. Siempre confié en él”.
Respecto de los seis hijos que tuvieron -todos exitosos en distintas ramas del espectáculo-, Evangelina expresa: “Yo a mis hijos los dejé ser y ellos me moldearon a mí con el paso del tiempo”, se refiere a las actualizaciones en conceptos y costumbres a los que se fue aggiornando a pesar de que ella provenía de una educación mucho más conservadora y formal. “Nunca tuve ganas de retomar mi carrera”, confiesa.
Ortega viene presentándose en distintas partes del país con un show que pretende ser de despedida y que incluirá el Luna Park y hasta el Teatro Colón, el 20 de junio. “Hay que empezar a despedirse -explica Ortega el sentido de su actual gira-; la vida fue muy generosa conmigo y hay que dar paso a los más jóvenes. La idea es despedirse de las presentaciones personales”, pero aclara que eso no significará no tener más noticias sobre él. “El disco es lo que uno va a hacer siempre”, promete y deja picando la posibilidad de seguir componiendo.
Y como no hay dos sin tres, en estos días se cumplió otro aniversario importante: Ortega apagó 81 velitas, edad que no representa por su vitalidad. “La vida te enseña que nada ni nadie es tan importante -subraya- y que la música es un trabajo.”
Durante el programa, Palito también recuerda su paso por la política. “Con la política de [Antonio Domingo ] Bussi en Tucumán se consolidaba la idea de un partido militar a nivel nacional. Su error en la campaña a gobernador fue minimizarme. Yo puse la cara para ganar, pero me rodeé de los mejores para gobernar la provincia”. Luego de ser gobernador por un período en su Tucumán natal, Ortega fue ministro del presidente Carlos Menem y candidato a vicepresidente en la fórmula que encabezaba Eduardo Duhalde y que perdió las elecciones en 1999 en manos del binomio integrado por Fernando de la Rúa y Chacho Alvarez. “No me arrepiento de mi paso por la política”, apunta y acto seguido subraya: “Yo sigo viviendo del trabajo mío”.
Ortega recuerda su relación con María Elena Walsh y, guitarra en mano, entona “Canción del jacarandá”, que compuso con ella.
Ambos hablan de sus respectivos comienzos en la profesión y él no desmiente su bien ganada fama, entre familiares y conocidos, de gran asador.
Hablemos de otra cosa se emite los sábados, a las 22, por LN+.
LA NACION