“Esto va a terminar bien”, destacó el exministro de Salud en una entrevista con LN+
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Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus quedó demostrado que salud y economía van de la mano; y el exministro de Salud Adolfo Rubinstein decidió apelar a los números para justificar su pronóstico: que esta ola de contagios será más corta.
“Es un tema de flujo y stock”, lanzó al conversar con LN+. Y profundizó su teoría: “Tenés un alto flujo, que son los casos, que se están comiendo al stock (en referencia a la variante ómicron del virus), que se está reponiendo porque tiene una tasa de reinfección que es mucho más alta que las variantes previas. Pero, aún así, el flujo es mucho mayor que lo que se puede reponer el stock, con lo cual se va disminuyendo. ¿Qué pienso entonces? Es muy probable que esta ola dure muy poco, respecto de la primera y segunda”.
Si bien cuestionó que “se han relajado muchísimo las conductas sociales” y reforzó la importancia de “no bajar la guardia, seguir cuidándose y terminar de vacunar”, Rubinstein se mostró optimista acerca del futuro, y apuntó al segundo semestre del año. “En la historia natural de los virus, en general, evolucionan naturalmente de virus que son mucho más virulentos pero menos contagiosos a virus que son mucho más contagiosos pero menos virulentos, porque el objetivo último del virus es reproducirse, entonces si mata a los huéspedes no le sirve”, dijo. Y añadió. “Estamos evolucionando de una pandemia a una endemia, y esto va a terminar bien”.
Además, el especialista reconoció estar “de acuerdo con las últimas medidas que se han tomado” y subrayó: “Los contactos estrechos asintomáticos vacunados no se deberían aislar”. Según explicó, por la gran cantidad de contagios, el impacto que podría tener que se aíslen todos los que estuvieron con un positivo pondría en jaque a la economía, hasta el punto de de que “la paralizaría más que los cierres y el confinamiento de 2020″.
Rubinstein puntualizó que, “si no hubiera fraude o conductas oportunistas, sería arriba de un millón de personas” sin ir a sus puestos de trabajo; lo cual representaría “entre un 10% y un 20% de la población económica activa” dado que, tal como destacó, esta es la gente que hoy está circulando y, por consiguiente, la que está más expuesta al contagio.
Lo mismo, dijo, pasa en la actividad sanitaria, dado que el porcentaje de trabajadores de salud que se tendrían que aislar por ser contacto estrecho “supera al 20 o 30 por ciento” del sector.
“A Ginés se lo sacaron de encima”
En otro tramo de su entrevista con LN+, Rubinstein se refirió a los dichos de su sucesor, el exministro de Salud Ginés González García, quien este miércoles rompió el silencio, y contó que se enteró por la prensa que le habían pedido la renuncia, criticó al presidente Alberto Fernández (”No me parecía justificable lo que hizo conmigo y se lo dije; si uno tiene que conducir, tiene que bancar, sino es difícil”) y deslizó que le hicieron “una cama”.
“A Ginés se lo sacaron de encima: el perro Verbitsky lo tiro a los perros y nadie del Gobierno lo defendió”, opinó Rubinstein, para quien la salida del exfuncionario no se debió exclusivamente al vacunatario vip, sino que “aprovecharon esa volada” y en verdad le pidieron la renuncia por “la pésima gestión de la pandemia, desde que el virus estaba lejos” hasta aquel escándalo.
“Ni en sus peores pesadillas imaginó terminar su carrera sanitaria y política de esta manera. Uno podría decir que fue injusto porque tenía todo un nombre en la salud pública de nuestro país”, reflexionó, aunque aclaró: “No lo digo por lo personal, que bastante afectado estuve en su momento por él, pero lo lamento muchísimo”.
Además, Rubinstein evaluó cómo se dio la contratación de las vacunas; y si bien dijo que “no tiene ninguna evidencia” para afirmar que hubo un negocio detrás, advirtió: “No tengo ninguna duda de que hubo una fuertísima inclinación ideológica y geopolítica”.
Para él, el Gobierno se rige por una suerte de “omertá”, también conocida como “código del silencio” mafioso. “Todos tienen que estar disciplinados y nadie puede sacar los pies del plato porque sino después tiene graves problemas”, concluyó.
LA NACION