Los periodistas de LN+ pusieron el foco en el fallo de la Justicia, que al no quedar firme permite que el cirujano siga ejerciendo
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Silvina Luna continúa luchando por su vida en el Hospital Italiano, donde permanece internada. Su estado de salud es crítico: los médicos intentan dar con el tratamiento indicado para combatir a la bacteria que le generó una infección y la llevó a hospitalizarse. Y mientras en el mundo del espectáculo se reproducen las muestras de solidaridad, los periodistas de LN+ pusieron el foco en la condena que recibió el médico que operó a la modelo, Aníbal Lotocki, y la falta de acción de la justicia que le permitió seguir trabajando a pesar de los numerosos casos judiciales en su contra.
“La justicia condenó e inhabilitó al médico Lotocki, pero la condena no se puede cumplir porque no está firme. Sin embargo, la justicia tiene una herramienta que es una medida cautelar, teniendo en cuenta que hoy alguien puede estar entrando al consultorio del doctor Aníbal Lotocki”, consideró Débora Plager durante el pase del noticiero 8 am con el programa Buen día Nación por la pantalla de LN+.
“Hay que hacer un esfuerzo para encontrarle la vuelta de tuerca jurídica y que se imponga el sentido común”, afirmó Novaresio. “La condena será recusada y llegará a la Corte Suprema eventualmente pero en el medio tenés pruebas para condenar a una persona”, continuó.
En el 2010, Silvina Luna decidió realizarse un aumento de glúteos con Lotocki. Tres años más tarde, la modelo notó que estaba más cansada de lo habitual y se realizó una serie de estudios en los que se detectó que tenía altos niveles de calcio en sangre, un síntoma del cuadro crónico de hipercalcemia e insuficiencia renal que había desarrollado como resultado de una intoxicación de metacrilato debido a una mala praxis de parte del cirujano. Este año, Luna confirmó que está en la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) para un trasplante de riñón.
Pero, ¿por qué Lotocki sigue ejerciendo la medicina a pesar de haber sido condenado por mala praxis? En febrero de 2022 había sido condenado a la pena de cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina tras haber sido encontrado culpable del delito de lesiones graves, donde las víctimas fueron Silvina Luna, Estefanía Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa. Sin embargo, el fallo no está firme y el médico puede seguir ejerciendo la medicina.
En este sentido, Marina Calabró pidió a la justicia que preserve a las futuras víctimas, tanto más cuanto que el doctor Lotocki sigue atendiendo en su consultorio: “Uno tiene la obligación como comunicador de recordar que hay una condena y que el fallo prueba la causalidad entre la práctica de Lotocki y el daño a las víctimas, esto está probado. Porque dicen que hay dos versiones, y no hay dos versiones”, resaltó indignada.
“Eso es muy importante. Dicen que hay que darle el derecho a la expresión, y no, sabés que no. No hay derecho para que una persona condenada discuta su condena en los medios de comunicación”, consideró Novaresio. En este punto, fue el periodista de policiales Gustavo Carabajal quien marcó un detalle que podría ponerle punto final al trabajo de Lotocki: “Hay jueces que tienen la posibilidad de aceptar una medida cautelar, como la que presentó el fiscal cuando solicitó una protección para aquellas personas que van a atenderse con Lotocki”.
De hecho, en abril de 2021, el empresario Rodolfo Cristian Zárate murió luego de someterse a una cirugía en la Clínica Cemeco en la que fue intervenido por el médico Aníbal Lotocki. “Lo que decía el fiscal es que el caso excede la mala praxis médica, porque estamos hablando de una práctica dolosa, y que esto está probado, porque me indigno cuando lo escucho a Lotocki”, afirmó Calabró y recordó el caso de Zárate. “Si la justicia hubiera intervenido correctamente, esa muerte podría haberse evitado”, dijo Plager.
Sobre el final, Novaresio quiso dejar sentada su postura frente al tema, especialmente con los colegas de Lotocki. “Y esto vale para todas las profesiones, hay una suerte de solidaridad corporativa. Por eso hay que llamar a los buenos profesionales, con la admiración que tengo por los médicos, para que no sean cómplices de esta situación”, finalizó.
LA NACION