La búsqueda de Loan Peña, y el giro en la causa; la economía y la política en la Argentina
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Loan Danilo Peña fue atropellado por la camioneta que manejaba el capitán de navío retirado Carlos Pérez, junto a su pareja, la exfuncionaria María Victoria Caillava. Todo parece indicar que, muy probablemente, Loan ya no esté con vida.
Esta es la última hipótesis sobre lo que habría sucedido, el pasado jueves 13 de junio, antes de las tres de la tarde. Parece una verdad incómoda, muy dolorosa, y más sencilla que otras. Más sencilla y más incómoda, después de todas las hipótesis que se formularon, incluidas las de la trata, la venta del niño y los ritos satánicos.
Hipótesis, en algunos casos, motorizadas por la ignorancia, la desesperación, la desinformación, y el morbo, que en algunos casos superó todos los límites.
Es más: tanto la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, como el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, y los funcionarios de la Justicia Federal que siguen investigando el caso, no descartan que el nuevo testimonio de Laudelina Peña, hermana del papá de Loan, José Peña, sea verosímil, creíble, y verificable.
Entienden, por ejemplo, que no se contradice con las pericias originales ni los estudios odoríferos que indicaron que Loan había estado dentro de la camioneta Ford Ranger blanca. O para ser más precisos: en la caja trasera de la camioneta, a la que, según Laudelina, Pérez y Caillava, subieron a Loan y se lo llevaron.
Sin embargo, quiénes no aceptan esta verdad, se preguntan, por ejemplo: “¿Por qué Laudelina Peña hizo más de 200 kilómetros, desde Nueve de Julio a Corrientes Capital, para ir a declarar ante el fiscal de turno de la provincia y no ante la Justicia Federal, con sede en Goya, a cargo de la jueza Cristina Pozzer Penzo?”
Habría, para esta pregunta, por lo menos dos respuestas lógicas. Que el abogado de Laudelina Peña, José Codazzi, no tiene la matrícula habilitada para presentar denuncias o escritos ante la Justicia Federal. En efecto, Codazzi se reconoce como un abogado “de pueblo”. Un abogado que vive y trabaja en Esquina, y que jamás pensó que tuviera que involucrarse en un caso tan complejo como este. Por lo demás: Codazzi está tramitando la matrícula que lo habilita a trabajar en el ámbito de la Justicia Federal.
O que lo que hizo Laudelina Peña, en términos concretos, fue radicar una denuncia por amenazas, por fuera del expediente del caso Loan. En efecto: Laudelina denunció, palabra más, palabra menos, que Caillava, minutos después de haberse llevado a Loan y encontrarse con ella en una escuela, la había amenazado de muerte para que no contara la verdad y la ayudara a encubrir el delito.
Pero quienes desconfían, también se preguntan: ¿Por qué el fiscal de turno, Gustavo Robienau, aceptó tomar la denuncia a una hora tan desusada, cerca de las 0:30 de este sábado? El fiscal sostiene que no tenía alternativa. Que estaba cumpliendo su turno de 24 horas. Que si no lo hacía lo podían acusar de entorpecer el eventual hallazgo del niño. Por cierto, Robineau tomó todos los recaudos. Porque no solo transcribió, la denuncia de Laudelina. Además la grabó con audio y video. De nuevo, Laudelina declaró:
- Que había salido a buscar a Loan, igual que la mayoría, porque no lo encontraban por ningún lado.
- Que entonces escuchó un fuerte golpe a 100 metros de donde estaba, y que se acercó a la camioneta blanca Ford Ranger de Pérez y Caillava.
- Que pudo ver cómo ellos subían a Loan a la caja trasera de la camioneta.
- Que Pérez y Caillava le dijeron que lo llevarían al hospital, y que le pidieron que no comentara que lo encontraron hasta que no volvieran a comunicarse con ella.
El fiscal provincial de turno le preguntó varias veces a Laudelina si Loan estaba consciente o inconsciente. Ella respondió que creía que estaba inconsciente. Le re preguntaron entonces si creía que Loan estaba muerto. Y ella no supo qué responder. Solo declaró que, cuando vio su cuerpo inerte, sintió pánico. Los que desconfían de Laudelina Peña se preguntan: ¿Por qué, siendo la tía, siendo Loan sangre de su sangre, no insistió en ir con la pareja de Pérez y Caillava, al único hospital del pueblo? ¿Es que no se sentía afectada y conmovida por lo que le pudiera pasar?
Esa es, quizá, una de las razones por las que, incluso al fiscal de turno no le termina de cerrar la denuncia de Laudelina.
Alguien que escuchó toda la declaración me dijo: “Es cierto que tiene poca instrucción. Que solo tiene la primaria completa. Que responde corto. Que es reservada. Pero lo que no me cierra es que a veces parecía que hablaba como si Loan no fuera su sobrino”.
Y luego está la pregunta que se hace José Peña. uno de los hermanos de Loan, sobre Laudelina: ”¿Por qué habría que creer en alguien que ya, ante los medios, había mentido y hoy, más de dos semanas después, nos dice otra cosa”.
Sin embargo, quiénes le creen, afirman: “Al principio mintió porque había sido amenazada”.
En efecto, en su prolongada y única declaración judicial, Laudelina dice que, ya en la escuela, abandonada donde se encontraron minutos después de que atropellaran a Loan, Caillava la amenazó con matar a sus hijos y a toda su familia, si contaba la verdad.
Y también dice Laudelina que Caillava, la obligó a plantar la zapatilla de Loan, para que fuera encontrada en un momento y en un lugar que pudiera aventar cualquier sospecha sobre Pérez y Caillava.
Laudelina, por supuesto, también involucra, como parte del intento de encubrimiento, al comisario ahora exonerado, Walter Adrián Maciela, quien habría manipulado las evidencias desde el minuto uno.
Codazzi, el abogado de Laudelina, me contó este sábado, con lujo de detalles, porqué su clienta “se quebró”. Me habló de innumerables motivos, pero hubo uno en el que hizo hincapié una y otra vez. La insoportable presión. La presión que ejercieron los medios. Con los periodistas pidiéndole su testimonio de manera constante. Los drones de los canales. Y de las fuerzas de seguridad también. La presión de los insistentes llamados de la familia. En especial los llamados de sus sobrinos, los hermanos mayores de Loan, César, Cristian y José.
Codazzi me dijo además que le preguntó a su clienta Laudelina si era consciente de que, después de la declaración que iba a hacer, la podrían detener, por haber encubierto un homicidio.
Y sostiene que ella le respondió: “Que me metan presa. No importa. En la cárcel voy a estar mejor que en mis casa. Porque esto no es vida”.
Sin embargo, después de escucharla varias horas, desde las 0:30 del sábado, el fiscal de turno no le creyó. Parece que no la siente sincera. Que la percibe escondedora.
Los funcionarios judiciales, pero también Bullrich y Valdés, insisten en que hay que detenerse en el ambiente y la vida cotidiana del pueblo de Nueve de julio, para comprender, de verdad, qué pudo haber pasado. Por ejemplo, detenerse en la famosa mesa del almuerzo alrededor de la cual, minutos antes del hecho, comían, tomaban y charlaban con entusiasmo.
Porque cada uno ve, en esa imagen, solo lo que quiere ver. Algunos “ven” a miembros de una banda de trata de personas. Otros, a integrantes de una organización de pedófilos. Otros a una abuela bruja dispuesta a hacer sacrificios que incluían a su nieto.
Pero la verdad incómoda y sencilla indicaría que el almuerzo tuvo un motivo principal: agradecer un favor, que le habrían hecho a la pareja de Daniel Fierrito Ramírez y Mónica Millapi, el matrimonio de los “capangas del pueblo”. Es decir: la entonces directora de Producción de Nueve de Julio y el excapitán de navío que, en un momento, en su redes de Facebook, se autopercibió como “caballero y villano, como todo oficial de la marina que te precie de tal”. De nuevo: Caillava y Pérez.
Ramírez y Millapi son un matrimonio amigo de Laudelina y su pareja, Bernardino Antonio Benítez, también presentes en la comida y en la foto. Por ahora, están todos detenidos. Y ninguno de los detenidos habla.
Por supuesto: Ernesto “Tito” González, el abogado de Pérez y Caillava, dice que lo que denuncia Laudelina es todo mentira. ¿Y que otra cosa puede decir, si sus defendidos todavía no se dignaron a declarar?
En el medio, apareció Fernando Burlando, por un explícito pedido de la familia. El abogado también parece enojado con la denuncia por amenazas de Laudelina.
Insiste en que estaríamos frente a un caso de trata. Y que la denuncia es una maniobra para que se condenen a los responsables por un delito que tiene menos años de condena. Para que se entienda bien: homicidio por accidente, incluso con el agregado del encubrimiento, contempla una pena menor que el de miembro de una red de trata de personas. ¿Pero dónde estarían las evidencias para probar que, en efecto, el de Loan es un caso de trata?
También parece una verdad sencilla e incómoda lo que está pasando ahora mismo con la economía y la política en la Argentina.
- Se terminó de aprobar la Ley Bases, seis meses después de su presentación original. Y el oficialismo lo hizo con una ostensible minoría parlamentaria. Y con una evidente demora.
- La inflación está bajando, incluso a un ritmo más acelerado de lo que preveían el FMI y la mayoría de las consultoras internacionales y los economistas clásicos.
Entonces, ¿por qué razón el riesgo país y el dólar blue siguen subiendo y, después del ajuste y la primera devaluación, aparecen los primeros datos de suba de la desocupación y la pobreza, y la economía no termina de arrancar?
Según el presidente Javier Milei, y es por las trabas que la pone a su hoja de ruta la casta política. Pero el viernes pasado, tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, como el presidente del Banco Central, Santiago Bausilli, tuvieron que salir a aclarar dos temas muy sensibles: que no van a devaluar por más presiones de algunos pícaros que sigan recibiendo; y que el cepo no se va a abrir de manera inmediata, sino cuando se vayan cumpliendo varias condiciones, algunas de ellas muy técnicas, como el fin de la emisión provocada por los pasivos remunerados tóxicos que todavía tiene el Banco Central.
Los super optimistas, como Antonio Aracre, lo explican como “las tres etapas del plan económico de Milei”. Pero el ala más política de la mesa chica del gobierno, ya tomó nota de la advertencia de la oposición dialoguista. Lo puso sobre la mesa Rodrigo De Loredo hace tiempo ya, al fundamentar el apoyo condicionado de la mayoría del bloque de la UCR a la Ley Bases.
Por eso, para la segunda etapa de gestión, Milei promete:
- Enviar una nueva ley electoral para anular las PASO, imponer la boleta única de papel, transparentar el financiamiento de los partidos y bajar la edad del primer votante hasta los 13 años, para empalmarla con la de imputabilidad para ser juzgado y condenado.
- Mandar el pliego de los jueces Manuel García Mansilla y Ariel Lijo para que sea aprobado en el Senado.
- Remitir al paramento tres paquetes de leyes más.
Uno, denominado “hojarasca” para eliminar todas las leyes que todavía rigen en la Argentina y que no sirven para nada. Otro, presentado como “anticasta” para declarar a la educación y el transporte servicios esenciales, e impedir o castigar con fuertes penas las huelgas de docentes, camioneros y trabajadores de ferrocarriles y personal aeronaútico. Y un tercero, denominado antimafia para crear, entre los estados de países del Mercosur, una agencia para combatir el crimen organizado.
El presidente cree que la batalla cultural es tan importante como la baja de la inflación y el crecimiento de la economía. Y que identificar al “enemigo conveniente” suma intención de voto, y fidelidad. Esta semana le tocó a Lula.