En LN+, el periodista analizó los últimos tironeos de poder dentro de la Casa Rosada; los dichos de Lilita Carrió y lo que viene
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Hoy, Joaquín Morales Solá, citó a Carlos Melconián, respondiendo una pregunta de Cristina sobre cómo veía al gobierno. Según Joaquín, el economista le contestó con dos palabras: “Está terminado”.
No hay que ser un gran analista para compartir el diagnóstico: el gobierno, este gobierno, parece estar terminado.
- En el medio de una crisis política y económica cada vez más profunda y vertiginosa, el presidente, en vez de encabezar la reunión de gabinete, se va a visitar a Milagro Sala, condenada por varias causas de violencia y corrupción. Para colmo sobreactúa la preocupación por su estado de salud y, como si esto fuera poco, presiona a la Corte Suprema para que la libere de culpa y cargo.
- Por su parte, el ministro de Transporte, Alexis Guerrera, en vez de procurar gasoil para las provincias con faltante, que son todas, menos una, está en Nueva York, participando de una reunión de “alto nivel sobre la mejora de la seguridad vial”.
- Es más. Con los mercados estallados, ni siquiera participaron de la reunión el gabinete el mismísimo jefe, Juan Manzur. O el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien, cada tanto, lo dan por renunciado.
¿Cuánto tiempo más puede aguantar esta administración con semejante ruido político y desbarajuste económico? ¿Cuánto tiempo aguantará, con semejante desconexión de la realidad?
Hoy repasaba las caras en el gabinete y no terminaba de entender tamaño rejunte.
Aparecía Aníbal Fernández, sacando pecho, después de haber dicho, muy suelto de cuerpo, que la Argentina le faltaba gasoil porque se olvidaron de comprarlo a tiempo.
En cualquier empresa privada, el que se olvidó de comprar el gasoil en tiempo y forma, ya hubiese sido despedido.
Igual que hubiera sido despedido, como no, el ministro o los ministros que dejaron de comprar la Pfizer por razones ideológicas y produjeron así, entre 20 mil y 30 mil muertes evitables por COVID.
En la reunión de gabinete, se lo podía ver a Gustavo Béliz, circunspecto, y un poco más allá al ministro de Defensa, Jorge Taiana, el de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, Julián Domínguez, de Agricultura y Ganadería, y varios topos de Cristina y Máximo Kirchner, como el ministro de Cultura militante, y vacunado VIP, Tristán Bauer, el de Justicia, Martín Soria, además del ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro y el asesor del presidente, Juan Manuel Olmos y el ministro de Turismo, Matías Lammens.
Una imagen demasiado pobre.
Un verdadero rejunte.
Ayer, Lilita Carrió, una de las dirigentes opositoras que se volvió más prudente, le dijo a José Del Río, que Alberto no es más presidente, y que Cristina está desesperada.
Carrió tiene razón.
Hace tiempo que Alberto dejó de trabajar de presidente.
Cada vez que pretendió hacerlo, se encontró con la oposición, no de Macri, no de Juntos por el Cambio, sino de la misma Cristina.
Y también tiene razón Lilita cuando dice que Cristina está desesperada, y que muy probablemente pase su cumpleaños número 70 con una condena por corrupción encima.
Todo parece indicar que antes de que termine el año, el fiscal Diego Luciani le pedirá una condena efectiva como jefa de una banda criminal que le robó plata al Estado para dársela a Lázaro Báez y después recibirla del empresario como un retorno por los favores prestados.
Todo parece indicar que los jueces, más allá de los años de condena que pida Luciani, podrían convalidar la decisión del fiscal.
Pero ahora habría que seguir con atención los aplausos de La Cámpora por la visita de Alberto a Milagro Sala.
Que el Cuervo Larroque lo haya felicitado es como si lo hubiera hecho la misma Cristina.
Que Juan Grabois haya pedido un indulto no debería ser considerado un dato menor.
¿Estarán buscando los chicos grandes de La Cámpora y sus aliados un indulto de Alberto para Cristina, si el avance de las causas judiciales la dejan al borde de la cárcel?
Sea como fuera, más lejos de lo que nos pasa, este gobierno (finiquitado, en términos de expectativas) no puede estar.
Como lo refleja muy bien un último meme, en el que alguien muy ocurrente comparara dónde estaban las principales variables durante el gobierno de Ah Pero Macri, y donde están ahora las de Alberto y las de Cristina, incluidas sus elecciones para los momentos de ocio y esparcimiento.