En su editorial de LN+, el periodista puso el foco en las manifestaciones agresivas de referentes oficialistas durante las últimas horas y analizó el contexto detrás de las mismas
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En su clásica columna editorial de LN+, Luis Majul enumeró algunas de las expresiones por parte de dirigentes del oficialismo que se conocieron en las últimas horas. Según su análisis, hay un nivel de violencia elevado en las declaraciones, que tiene que ver con una probable derrota electoral en los comicios de agosto y octubre de este año.
A continuación, la columna editorial completa de Luis Majul:
Ultra violentos. La violencia verbal y efectiva que están ejerciendo dirigentes del oficialismo en medio de su desesperación por la casi segura derrota que les espera no debería ser tomado a la ligera.
Que Mario Manrique, el número dos del gremio nacional de los mecánicos, haya dicho, en las últimas horas, que “a los que están en el Llao Llao hay que prenderles fuego”, es un anticipo de lo que será la campaña electoral, que todavía, oficialmente, no comenzó.
Tampoco habría que minimizar el ataque intimidatorio del grupo de encapuchados que pegó en las afueras de las oficinas de Clarín carteles con la cara de Héctor Magnetto y la leyenda “Clarín es mafia”, “Telecom es mafia” y “Personal es mafia”. Los responsables estarían identificados con una agrupación kirchnerista. Se trata de unas 20 personas que el lunes a la noche se bajaron de dos vehículos con las patentes ocultas. Lo hicieron horas después de que 50 trabajadores fueran despedidos a través de un correo electrónico.
Como si esto fuera poco, en las últimas horas, Luis D’Elía, ahora alineado con el presidente Alberto Fernández, en una entrevista radial, reivindicó dos delitos: el de intimidación, por haber puesto Guillermo Moreno un arma sobre la mesa, y el de la manipulación de estadísticas, al mentir sobre los datos de inflación del INDEC.
El peligro de normalizar la violación sistemática de la ley, con una inflación descontrolada, un dólar que ya superó los 420 pesos y un crecimiento de la pobreza alarmante es que un bendito día pueda estallar todo, y el Gobierno tampoco se va a hacer cargo de las consecuencias del estallido.
Si uno se detuviera, cada tanto, a mirar algunas escenas de la película de terror que es la Argentina, se intranquilizaría cada día más, porque las invocaciones a la violencia son sistemáticas. Y casi siempre las impulsa el kirchnerismo y sus aliados.
Para colmo, en vez de hacerse cargo del desastre imperante, le echan la culpa de lo que está sucediendo a un hipotético gobierno que todavía no asumió. Alguien le debería decir a Agustín Rossi que la devaluación está sucediendo ahora mismo. Y él trabaja de jefe de gabinete, no de comentarista de radio y televisión.