El periodista inició un nuevo programa al aire de LN+ con una noticia que sacudió al mundo político y que involucra al primo hermano del expresidente Néstor Kirchner
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Luis Majul comenzó una nueva edición de +Voces (LN+) refiriéndose a los distintos casos de corrupción que involucran a funcionarios y exfuncionarios kirchneristas y sentenció: “que las malas noticias diarias de este Gobierno a la deriva no te hagan olvidar los graves hechos de corrupción K”. De esa manera y con esa premisa, dio el pie para su exposición.
A continuación, el comentario completo del periodista en su programa:
Hoy, por ejemplo, se acaba de producir una noticia importante, a la que no se le dio la relevancia que merecía: La indagatoria a Carlos Santiago Kirchner, primo hermano del expresidente. Carlos Santiago, exfuncioanrio de Julio De Vido, está procesado por enriquecimiento ilícito y no tiene manera de justificar una enorme fortuna valuada en dos millones y medio de dólares.
Ya sabemos que ninguno de los miembros de la familia Kirchner pudo explicar con solvencia cómo había amasado su fortuna. Néstor lo había intentado, pero la mentira tuvo patas cortas; Máximo se enredó en explicaciones imprecisas, ante la pregunta de un periodista del palo, Alejandro Bercovich, que lo descolocó; y Cristina tampoco fue muy creíble cuando se definió como una abogada exitosa, ante unos revoltosos y curiosos estudiantes de Harvard.
Porque la sarasa del lawfare es de vuelo corto: jueguito para la tribuna, caramelitos para la gilada. En cambio los expedientes y las causas son una cosa muy distinta. A Carlos Santiago Kirchner, el fiscal Gerardo Pollicita junto al juez Julián Ercolini, lo dieron vuelta como una media. La causa se inició después de una denuncia del titular de la UIF, Mariano Federici.
Federici argumentó que este Kirchner intentó ocultar parte de su patrimonio, con la complicidad y el apoyo de su esposa y de sus hijos. La manganeta ¿Te resulta familiar? Así, logró hacerse de esas 13 propiedades... una de ella en Miami, valuada en 650 mil dólares. La compró a través de la firma K-Joro Real State Imvestment, constituida junto con su hijo Carlos Rodrigo Kirchner en Miami, el 24 de mayo de 2013.
Se trata de un departamento de 135 metros cuadrados en el Edificio Oceania III, ubicado en Avenida Colllins 16485. A su fortuna, este Kirchner no la hizo trabajando en el sector privado. La amasó mientras ocupaba un cargo en el ministerio de Planificación Federal de Julio de Vido; el puesto de Subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal.
Pollicita descubrió que Kirchner, para ocultar su patrimonio, usó un conglomerado de empresas radicadas en Argentina y el exterior. El enriquecimiento de Carlos Santiago fue vertiginoso. Cuando asumió como empleado público, solo poseía una pequeña casita y un vehículo pero mientras “trabajó” para el Estado, entre julio 2005 y diciembre de 2015, adquirió, en forma personal o a través de testaferros:
- 13 inmuebles, por un valor de casi dos millones de dólares.
- 14 automotores.
- Un porsche Cayenne.
- Un Audi 3.
- Un Audi 5.
- Un Mercedes Benz e 350 coupé.
- Un Peugeot 4008.
- Una Toyoya Hilux.
- Un Volkswagen escarabajo, entre otros.
También se compró un barquito de unos 50 mil dólares Pero eso no fue todo. Además se le registraron operaciones financieras por otro millón de dólares. Pollicita y Ercolini determinaron que todo el patrimonio “supera en más de tres veces” el dinero que dicen él, su mujer y su hijo que ganaron como empleado del estado y en el sector privado. Y todo indica que tarde o temprano, será condenado, por más barullo de lawfare que le quieren agregar al chorreo.
Carlos Santiago Kirchner no es un electrón loco ni un cabo suelto. Forma parte de la asociación ilícita encabezada por Cristina Kirchner y que, según la justicia, desvió la obra pública de Santa Cruz en beneficio de Lázaro Báez, hoy con prisión domiciliaria, supuestamente recluido en una mansión del Gran Buenos Aires.
Sobre la responsabilidad de Báez ya no cabe ninguna duda. La dictaron, a fin del año pasado, una condena de 12 años de prisión por haber lavado 55 millones de dólares. Báez, como Carlos Santiago, Néstor y Cristina, metió a sus hijos en sus negocios sucios. A Martín, el mayor, le dieron 9 años, como coautor. A Leandro, 5; y Luciana y Melina, 3 años, como beneficiarios de las cuentas detectadas en Suiza.
La bomba atómica de la corrupción k explotó con la muerte de Néstor Kirchner, el 30 de octubre de 2010. A partir de ese momento, Cristina y Máximo empezaron a trabajar no para denunciar al ex presidente, sino para recuperar dinero que suponían de ellos y que había quedado en manos de empresarios y allegados que fungían como testaferros de Néstor.
Además de contar billetes en la máquina de dinero de la Rosadita para la ruta del dinero k y de los bolsos con dinero que José López arrojó al monasterio de General Rodríguez, hay una escena que pinta cómo ninguna cómo funciona Cristina Kirchner en la vida real.
La contó el ex valijero Leo Fariña para La Cornisa. Él ya había fallecido, ella era la presidenta. Funcionarios de la embajada de EUU le habían avisado que la cotización del euro había tenido un cambio brusco, como producto de la compra del billete en efectivo, para trasladarlos a cuentas en el exterior. Por esa razón, lo había llamado con urgencia a Lázaro Báez, a Olivos, para pedirle explicaciones. Y Lázaro, después se lo contó. A Fariña, entonces, no le quedó ninguna duda. Cristina sabía todo. Y lo que le preguntaba a Lázaro no era para confirmar si había cometido un delito. Era para saber si se estaban quedando con “la de ella”. En su declaración indagatoria del día de hoy, Carlos Santiago Kirchner juró que heredó la mayor parte de su fortuna de su padre y de su abuelo.
LA NACION