En LN+, el periodista analizó las últimas movidas del kirchnerismo y la expectativa por el fallo de la causa Vialidad
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Mientras seguimos atravesando por las emociones que nos deja el mundial no podemos dejar de preguntarnos: los que rechazan la eventual condena a Cristina ¿quieren quemar el país?
Hay algunos indicios a la vista. Y otros que, todavía permanecen ocultos. Enseguida te los vamos a mostrar.
Lo que primero hay que decir, cuanto antes, ahora mismo, es que si algo malo llegara a suceder; que si el martes próximo, después de la hipotética condena, los llamados a resistir terminan con uno o varios muertos, la primera responsable será la propia Cristina, por las amenazas proferidas ayer a los fiscales, a los jueces, a los medios y a los periodistas, en el marco de sus últimas palabras.
Vos, que todavía estás con la adrenalina del partido de esta tarde, te preguntarás. ¿Hay que tomar en serio las amenazas de Cristina, la convocatoria de ATE Capital, los anuncios de cortes de ruta de Luis Delía, argumentando que el fallo contrario a Cristina constituye un golpe de Estado o el llamado a una pueblada del juez de la nación y provocador Juan Ramos Padilla?
Paula Oliveto, por ejemplo, supone que no van a tener éxito. E incluso pronostica que, en el caso de que se animen a convocar, el tiro les va a salir por la culata.
Sin embargo, en Comodoro Py, ni siquiera quienes responden al kirchnerismo o a la agrupación Justicia Legítima justifican la virulencia de la presión de Cristina contra los fiscales, secretarios y jueces que la investigaron en la causa Vialidad.
Es más: ellos mismos tienen miedo de caer en la volteada denominada pueblada.
De hecho, cerca de Luciani suponen que los jueces no van a tener más remedio que condenarla como jefa de una asociación ilícita, porque está rigurosamente probado:
- Que Lázaro fundó Austral Construcciones al mismo tiempo en que Néstor Kirchner asumió como presidente, en mayo de 2003.
- Qué Néstor y Cristina le entregaron a Báez, a través de licitaciones amañadas, el 80 por ciento de la obra pública de la provincia de Santa Cruz.
- Que, al mismo tiempo, Báez iba adquiriendo otras empresas y se iba enriqueciendo, al tiempo que se asociaba con la familia Kirchner para hacer negocios inmobiliarios, explotar hoteles y mover dinero de la corrupción.
- Qué Lázaro lavó más de 60 millones de dólares, como se demostró, en el expediente de la ruta del dinero k, y que, en simultáneo, le iba transfiriendo dinero a Kirchner y sus empresas de manera automática, a veces el mismo día en que le entrega el pago correspondiente por el certificado de obra.
Los fiscales entienden que, además de las pruebas, el sentido común indica que Néstor y Cristina, y por extensión sus hijos, se enriquecieron de manera indebida.
Porque de otra manera no se explica como un monotributista que trabajaba como empleado de un banco se transformara en el mayor terra taniente de la Patagonia, junto a multi mega millonarios como Luciano Benneton o Joe Lewis. Para que a nadie le queden dudas, Luciani confirmó que Báez llegó a comprar 415 mil hectáreas en Santa Cruz, el equivalente, en tamaño, a 20 ciudades de Buenos Aires, mientras el país se empobrecía cada día más.
Tampoco los fiscales se explican cómo podría Cristina convencer a la mayoría de los argentinos de la idea de que ella es una santa cuando su secretario de obras y servicios públicos y el de Néstor, José López, fue detenido con armas, relojes alhajas y mas de 9 millones de dólares en efectivo cuando intentaba ocultar el tesoro en el monasterio de General Rodríguez.
Estas imágenes, sumadas a las de la Rosadita, y las decenas de testimonios de arrepentidos que confirmaron que a dos departamentos del edificio donde ella vive, en Uruguay y Juncal, ingresaban cientos de bolsos con dinero en efectivo que pagaban empresarios vinculados a la obra pública ¿no serían suficientes para demostrar la corrupción imperante durante los años en que Néstor y Cristina gobernaron?
Los 200 millones de dólares que según la justicia lavó Daniel Muñoz, secretario privado de Néstor y Cristina ¿tampoco son suficientes?
130 millones en la Argentina.
70 millones de dólares en los Estados Unidos, incluidos un departamento en el edificio Plaza, frente al central Park, y el famoso terreno en las islas Turk and Caicos ¿No bastan para demostrar la trama de corrupción que tiene el juicio de Vialidad como apenas una de las varias patas?
Ayer, Cristina, decía casi cualquier cosa.
Diego Alzaga Unzué, lo planteó desde su cuenta de tweeter.
¿Ustedes llegan a dimensionar que Cristina declaró que Brenda Uliarte y el fiscal Luciani se siguen en Facebook? Lo que no declaró que el perfil de Luciani es trucho. ES TRUCHO. Que divino todo.
La agencia pública Télam, a la que mantenemos con nuestros impuestos, reprodujo esta escandalosa mentira, sin hacer el más mínimo chequeo.
Y la defensa berreta que hacen sus seguidores más fieles, ya se siente rancia. La Cámpora levanta pedacitos de videos, pero recibe los comentarios más ácidos.
Detengámonos a analizar cómo la banca, por ejemplo, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.
Lo hace con el hastag: #Todos con ella.
“El Partido Judicial macrista quiere castigar a Cristina, sin pruebas, para que nadie vuelva a atreverse a hacer las cosas que ella hizo por nuestro pueblo. Quieren procribirla por su inteligencia, su coraje y por darle dignidad a los trabajadxs”.
Pero economistas sobrias como Diana Mondino, una tuitera picante, le responde. Una abogada jamás se defendería como Cristina. La vice dice que la quieren presa porque ella desendeudó al país.
Pero Mario Negri, como parte de la oposición que ya no se calla, ni deja pasar una, le responde con datos.
Nunca se endeudó más el país que bajo sus gobiernos:
2007 a 2015: 110 mil millones de dólares
2019 a 2022: 110 mil millones de dólares
Ayer, Mariana Zuvic, una de las denunciantes de Cristina más consecuentes, vaticinó que habrá un antes y un después, a partir del martes que viene.
Se sabe.
No es lo mismo hablar, de manera coloquial, de la jefa de la banca, o de Cristina, ladrona de la Nación, como la identifican en las redes sociales, que describirla como condenada por robarle al Estado.
No es lo mismo hablar de falta de ética, que describirla como una delincuente, la definición más sencilla sobre la persona que comete delitos.
Ayer, también, para que no se rompa el Frente de Todos, el presidente tuvo que salir a suscribir el delirio firmado por Cristina y titulado las veinte mentiras de la causa Vialidad.
Parece que al ministro de Economía Sergio Massa no le piden tanto.
Pero ni falta hace que se lo recuerden.
Porque cada vez que habla sobre asuntos de moral, decencia, corrupción o posicionamiento, una buena parte de los argentinos les recuerda que él hizo promesas de las que no se vuelven.
Los miembros de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, estudia de posibilidad de hacer un encuentro virtual, para acordar cómo responder si la cosa, el martes que viene, se desmadra.
Huelen a intento de pueblada.
Todavía algunos de ellos recuerdan, y nosotros también, cuando Hebe de Bonafini se atrincheró, en la sede de la organización Madre de Plaza de Mayo, para evitar que se la llevaran y le tomaran declaración indagatoria.
Un informe de Intratables lo registraba así, mientras insultaba a los jueces, con el clásico, “me chupan un h…”.
Ella, igual que Cristina, se sentía por encima del bien y del mal, de los jueces, la Corte Suprema.
Pero la vice todavía duda. No sabe si alentar o no lo que en el Instituto Patria llaman movilización popular. Tiene una doble duda. Una: que la cosa se desmadre. Y dos: que sea menos multitudinaria y contundente de lo que necesita para meter miedo y exhibir poder.