El impresionante triunfo de Milei lo llevaría sin problemas hacia la segunda vuelta. Con altas posibilidades de llegar a la presidencia.
Es más: si no comete grandes errores, y sus adversarios no encuentran el tono justo, podría, incluso, triunfar en primera vuelta.
Sucedería, en ese caso, el mismo día de su cumpleaños número 53, el 22 de octubre próximo.
Alberto, Cristina y Sergio Massa, los grandes responsables del peor gobierno de la historia reciente, lo están haciendo posible.
Y también lo está haciendo posible la interna salvaje de Juntos por el Cambio. La misma que les produjo una sangría de marca mayor.
Milei parece estar angelado.
Por lo pronto, ni lerdo ni perezoso, se apuró en ofrecerle a Mauricio Macri un cargo de embajador plenipotenciario, para que sea su representante ante el mundo.
No hace falta ser un fino analista para comprender por qué lo hizo.
Está tratando de evitar una posible fuga de votos. No quiere que los simpatizantes del ex presidente que lo eligieron a él, ahora, con Horacio Rodríguez Larreta fuera de la cancha, se vayan con Patricia Bullrich.
Hablé con Macri ayer.
Le pregunté concretamente si está pensando en aceptar la oferta de Milei.
Lo negó de manera terminante.
Me dijo: “Te recomendaría que vuelvas a mirar un programa de televisión donde dejé muy en claro donde estoy parado”.
Fue el miércoles, en + Nación, el programa que conducimos junto a Pablo Rossi.
Macri no atacó a Milei de manera frontal.
Pero explicó, con lujo de detalles, porqué su candidata es Patricia.
Es decir: abrió la puerta para que muchos de sus seguidores empiecen a ver a Milei como alguien inexperto, incapaz de hacer todas las cosas que promete que va a hacer, en dos minutos.
Hay que decirlo son vueltas:
Milei ganó porque fue el que mejor interpretó el hartazgo de la mayoría de los argentinos.
Pero también hay que advertir lo evidente: a las propuestas de Milei le faltan dos herramientas básicas.
Una: masa crítica en el Parlamento. El apoyo mínimo indispensable para acompañar sus proyectos más radicales, como la dolarización y la eliminación del Banco Central.
Otra: la tolerancia mínima para ejercer el poder, y no tomar las críticas como algo personal.
La desmesurada reacción de Milei por una información que dio La Nación el viernes sobre una reunión con el staff del FMI así lo demuestran.
PERIODISTAS MENTIROSOS
— Javier Milei (@JMilei) August 19, 2023
Aquí La Nación mintiendo de modo descarado. Yo que sepa ellos no eran parte de la reunión. Por lo tanto, una reunión que parte es confidencial y donde el FMI fue muy constructivo ellos lanzan una mentira.
Pero así operan estos medios adictos a los sobres. pic.twitter.com/zn3jAtX4Gj
La pregunta lógica es: Si así va a reaccionar cada vez que un periodista informe u opine en contra de lo que le gusta ¿qué va a suceder en el caso de asumir la presidencia? ¿Los va a escrachar o los va a perseguir, como hacían Néstor Kirchner y Cristina Fernández?
Comparto la idea de que los medios no deberían vivir de la publicidad oficial, sino en base al interés de las audiencias.
De hecho, La Cornisa es un buen ejemplo de porqué sigue siendo uno de los programas más vistos, y más elegidos por los anunciantes, después de casi 25 años.
Y sobre la Nación, y La Nación +, valen los mismos argumentos: la audiencia nos acompaña, y los anunciantes también.
Pero Milei ganó también, entre otras cosas, porque promete hacer en “dos patadas”.
Suena muy atractivo sacarse de encima de inmediato el gasto inútil de media docena de ministerios. Y hay que reconocer que Milei lo presenta de manera “muy sexy”.
¿Pero qué va a hacer Milei con los cerca de 50 mil empleados que quedarán desocupados y a los que no puede despedir sin violar una ley que se lo impide?
Lo mismo se puede plantear ante su amenaza de cerrar el CONICET, su negativa a mantener cualquier tipo de vínculo con el gobierno se China o su idea de trasladar de Tel Aviv a Jerusalén la embajada Argentina de Israel.
Sería muy saludable discutir si se necesitan más científicos para resolver problemas prácticos y menos para presentar tesis que no lo importan a nadie. Pero cerrar el CONICET de un día para el otro ¿no parece demasiado?
Está perfecto mantener una prudente distancia de un gobierno al que se considera una dictadura. Pero sería suicida poner en riesgo, por ejemplo, las exportaciones de alimentos a China. Porque, primero, se fundiría el campo. E inmediatamente después, el resto del país.
Hoy, Jorge Fernández Díaz, en La Nación, escribió una nota muy valiente titulada: Un amateurismo suicida para un país desquiciado. Vale la pena leerla completa. Es muy corajuda.
Se pueden o no compartir algunas de sus conclusiones.
Pero hay que prestar atención a una que no fue suficientemente analizada: la satisfacción del kirchnerismo frente al triunfo de Milei.
¿En el Instituto Patria están trabajando para que gane el líder de la Libertad Avanza, bajo el supuesto de que chocará la calesita en un par de meses y les dará la oportunidad de regresar al poder?
En el peronismo son mayoría los que piensan que Massa necesita algo más que un milagro para entrar al balotage y ganarle luego a Patricia Bulrich o a Milei.
Parece un diagnóstico correcto:
· Durante la última semana, nos volvimos un 30 por ciento más pobres de lo que éramos antes de las PASO.
· La inflación de agosto y septiembre estará rondando entre los 12 y los 14 puntos.
· Las tarifas de luz y de gas volverán a aumentar por lo menos el 20 por ciento, como producto de la devaluación desordenada que implementó el ministro de Economía, sin un plan integral de reducción del gasto.
Seamos precisos: Massa no tiene dónde pararse.
Porque hace un año que es ministro, y todos los datos de la economía fueron de mal en peor.
Porque el infierno tan temido que anunció Andrés Larroque la semana pasada ya está sucediendo. Es más: irrumpió este fin de semana, con los saqueos en Mendoza, en Chubut y en Neuquén.
La otra gran pregunta es qué es lo que va a hacer Patricia Bulrich.
Durante el par de horas del domingo pasado sintió que había tocado el cielo el cielo con las manos.
Pero cerca de las 21 su felicidad completa se transformó en una enorme preocupación.
Ahora no le queda más remedio que intentarlo todo. Es decir:
- Seducir a una parte de los votantes que eligió a Milei.
- Evitar que los votos de Larreta no se vayan con Massa.
- Ir a buscar casa por casa muchos de los 10 millones de argentinos que no votaron o lo hicieron en blanco.
- Preparar una propuesta diferenciada, capaz de seducir a los peronistas que, como Cristina, ni siquiera ven al oficialismo ingresando en segunda vuelta.
El próximo martes, su jefe de campaña, Dereck Hampton, recibirá un estudio completo sobre qué tendrá que hacer para volver a generar expectativas de triunfo.
Este fin de semana parecían más animados.
Discutían cuándo anunciar el nombre y el apellido del ministro de Economía y también del presidente del Banco Central.
Carlos Melconián picaba en punta para el ministerio.
Luciano Laspina para el Banco Central, al que dotarían de la mayor independencia política.
Además trabajaban para cerrar las últimas heridas de la interna y lograr que Grindetti le gane a Kicillof, con la ayuda del poder territorial del radicalismo y la buena imagen de Patricia como ex ministra de Seguridad.
De cualquier manera, estaría bueno que, antes de tomar cualquier decisión, analizaran el humor social imperante.