La mejor definición de psicópata la encontré en wikidictonary.org. Es la que cuadra mejor a los máximos responsables de este gobierno.
Dice así:
Persona con un trastorno de personalidad antisocial con el que no pueden empatizar ni sentir remordimiento. Por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses.
Solo habría que agregar una categoría especial: la de psicópatas políticos, capítulo argentino.
Les cabe a los principales dirigentes de Unión por la Patria, en estricto orden de importancia:
- Cristina Kirchner
- Sergio Massa
- Alberto Fernández
- Axel Kicillof
- Máximo Kirchner
También le cabe a un personaje menor, pero muy dañino: Juan Grabois. ¿Cómo cuál Grabois? El que “ni en pedo” iba a votar al “vendepatria, sinverguenza y cagador” de Massa, aunque se lo pidiera Cristina. El mismo que cinco minutos después, como le dieron lo que exigía, se dio vuelta como una media, reculó en chancletas y dijo: “Si gana Sergio, voy a pedir el voto para él”.
Los psicópatas del peronismo no tienen culpa, remordimiento ni autocrítica. Andan por la vida diciendo y haciendo cualquier cosa.
¿Te parece demasiado fuerte la palabra psicópata? Entonces usá farsante, cínico, mentiroso o “fullero”, como le dijo Cristina al exintendente de Tigre.
Analicemos a Massa, el ministro de Economía de un país en el que el dólar blue acaba de romper la barrera de los 492 a 522 pesos, en apenas una semana, acusando falsamente a dirigentes de la oposición de querer boicotear al acuerdo con el FMI.
Menos mal que, de vez en cuándo, una voz menos contaminada con la disputa política, como la de Fernando Bravo, se para frente a un micrófono para decirle al gobierno que ya es demasiado.
Ahora revisemos a Massa en modo candidato, convalidando una campaña sucia contra Horacio Rodríguez Larreta, acusándolo del suicidio de René Favarolo, mientras uno de sus voceros Víctor Hugo Morales te vende que el 6% de inflación de junio es una buena noticia.
Como si no supiéramos que Massa, más que el bombero que evitó la hiper, es el ministro responsable de la inflación más alta del mundo, después de la de Venezuela y Zimbaue.
Son incombustibles. No tienen problemas en echarle la culpa a sus propios compañeros. Un solo ejemplo: cuando Massa asumió en agosto del año pasado se encargó de diseminar, siempre off the récord, que la inflación de Guzmán y de Silvina Batakis no era la de él. Bien. ¿Sabés cuánto subieron los precios desde entonces? Más del 100%.
¿Y a cuánto trepó el costo de vida desde enero de 2023? A 50.7%. ¿Y sabés cuanto aumentaron los alimentos básicos, desde que Massa es ministro? Un promedio del 150%. De menor a mayor:
- Polenta, 100%
- Pan, 100%
- Leche, 118 %
- Arroz, 137 %
- Fideos 145%
- Tomate 209%
- Papa, 211%
- Mandarina 225%
- Azúcar 233%
- Naranja 280 %.
Pero ellos nos vendieron que iban a volver para ser mejores. Porque “Ah pero Macri...” nos había dejado una inflación anual del 54%. Y eso implicaba matar de hambre al pueblo. ¿Sabés a cuánto asciende la inflación anual 2023? A más del doble: exactamente el 115%.
Durante la campaña, Alberto había presentado un contador de pobres. Porque el gobierno de Cambiemos lo había dejado en un 35%. ¿Sabés a cuánto trepa ahora el índice de pobreza? Al 43%. Y solo en lo que va de la gestión Massa, aparecieron 2 millones y medio de pobres más.
Sin hipócritas, o no tienen idea de donde están parados. Se indignaban y se horrorizaban porque Macri nos había dejado un dólar de más de casi 70 pesos. Y ahora tenemos uno de 522 pesos, y contando para arriba.
Pero hay algo todavía peor. Massa te vende que no va a arreglar con el Fondo a costa del hambre del pueblo. Sin embargo, cuando analizás el presupuesto, te desayunás con que, al ajuste, el candidato a presidente del peronismo lo hizo, casi exclusivamente, aumentando a los jubilados y a los pobres por debajo de la inflación. Un promedio del 13%, por debajo. Qué curioso. El mismo porcentaje de ajuste que todavía Massa les echa en cara a López Murphy y Patricia Bulrich, como si él no fuera responsable de lo que pasa ahora mismo.
Si no nos creés a nosotros, te recomiendo la lectura de la nota de Ismael Bermúdez, en Clarín. Allí afirma que los haberes jubilatorios que se actualizaban por la fórmula de movilidad perdieron el 13.7% real. Y que la tarjeta Alimentar registró un corte real de las erogaciones de cerca del 10%. Pero si no te cae simpático Bermúdez lee la de Alcadio Oña. Nuestro colega calcula que, en lo que va del año, el gasto real en jubilaciones y pensiones, y en asignaciones familiares, incluida la AUH, bajó un 30%. Y eso, hablando solo de economía.
Cuando hablamos de violencia política le tiran a la oposición con el dato falso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, hacen mutis por el foro ante el femicidio de Cecilia Strzyzowski y se tapan los ojos y los oídos frente a la muerte de Virginia Florez Gómez, una mujer de 62 años, quien el domingo pasado, a la una del mediodía, se descompensó y falleció. Virginia se descompuso arriba de un ómnibus, al que le impedían el tránsito, por un corte de ruta ilegal, en la provincia de Jujuy.
Pero lo que más preocupa y asusta es la campaña del apriete y el miedo. Porque ¿de qué otra manera se puede entender la intervención de la Inspección General de Justicia a la fundación de Patricia Bullrich en plena campaña electoral?
Es imprescindible para que comprendas cómo se van a mover, en el hipotético caso de que Massa pase a la segunda vuelta y empiece una campaña más sucia todavía. Quizá el que mejor lo interpretó fue Luis DElía, quien a esta altura ya se merecería una columna en La Nación más.
¿Es cierto que Amado Boudou está asesorando a Massa para romper con el Fondo o pagarle la deuda toda junta, como vendieron que hizo Néstor Kirchner, cuando en realidad le pedía plata a Venezuela con tasas usurarias?
¿Es verdad que el exvicepresidente condenado en firme por haber querido robar la fábrica de hacer billetes estuvo el viernes pasado en la Casa Rosada, dando sus opiniones económicas y políticas, aunque está inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos?
Mientras compiten por la candidatura a presidente, Larreta y Bullrich no deberían perder de vista como se mueve el aparato del oficialismo.
Una dice: es todo o es nada.
Otro se apoya en las cosas que cree, y en las que no cree.
Sería bueno que presten algo de atención al tuit de Mauricio Macri, sobre el conflicto y el consenso.
También sería bueno que recuerden como enfrentar a un psicópata. Desarmando sus historias. Argumentando con datos. Sin bravuconadas. Sin miedo. Con calma y determinación. Y memoria. Mucha memoria.