Los nuevos chats e imágenes que se conocieron en la investigación de la denuncia de Fabiola Yañez a Alberto Fernández profundizaron aun más el abismo en el que quedó atrapado el kirchnerismo y sus principales referentes, del que no logran escapar a pesar de intentar desvincularse del expresidente
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Las pruebas que aportará Fabiola Yañez para demostrar que Alberto Fernández ejerció violencia física y psicológica contra ella, en repetidas oportunidades, desde 2016 hasta hace poco, son abrumadoras. Tenemos también chats inéditos que tarde o temprano llegarán a manos del fiscal Ramiro González, si es que no llegaron ya.
Una buena parte de las pruebas están en el teléfono de la misma Fabiola Yañez. De ahora en adelante lo denominaremos “teléfono 1″.
El ejemplo más contundente y conocido de la evidencia aparecida en el teléfono 1 es el chat que Yañez mantuvo con la exsecretaria privada de Fernández, María Cantero, acompañado por las fotos de los golpes en el ojo y la axila.
Sin embargo, otra buena parte de las pruebas que, según Fabiola, demuestran la humillación y los engaños a los que fue sometida, se encuentran en el móvil que recibió, de manos del propio Alberto, su hijo, Francisco. Al que llamaremos “teléfono 2″.
En efecto, del “teléfono 2″, Yañez obtuvo las fotos, videos y chats íntimos de Alberto con varias mujeres.
Por eso, las imágenes originales alojadas en ese aparato fueron, a la vez, fotografiadas por Fabiola. Una por una. Para que quede registro del mal comportamiento de su expareja. Todos esos mensajes, fotos y videos quedaron alojados en el móvil con el que jugaba el niño porque se supone que Fernández tocó un botón “para entrelazarlo” o “vincularlo” con su teléfono de siempre. Es decir: con el número del que se vanagloriaba no haber cambiado nunca. El mismo que venía usando, de manera cotidiana, hasta el pasado viernes 9 de agosto, cuando la Justicia se lo incautó, para evitar que siguiera acosando a la víctima. A este móvil, que la Justicia le acaba de secuestrar al expresidente, lo llamaremos “teléfono 3″.
Como se sabe, el fiscal Carlos Rívolo, a cargo de la causa del escándalo de los seguros, acaba de pedir el “teléfono 3″ para acumular más prueba a su investigación. En este caso, Alberto Fernández se lo acusa de los delitos de fraude al Estado y conducta incompatible con la función pública.
Pero revisando el teléfono 2 - de nuevo, el que usaba Francisquito para jugar, y que será entregado por la doctora Mariana Gallego a la justicia- Yañez se encontró, por ejemplo, con el video de la señora Tamara Pettinato.
Un video que se viene conociendo por capítulos. El último de ellos fue subido por Infobae este sábado. Genera tanta o más indignación que el primero: el del mutuo juego de seducción que ya vimos todos. Porque Pettinato, mamá de un niño adolescente de 14 años, aparece sentada en el sillón de Rivadavia y hace alusión del poder que tiene un presidente para matar. De más está decir que su chiste de humor negro nos remite a la dictadura. A cuando el presidente de facto Jorge Rafael Videla se sentó allí y convalidó los secuestros, la tortura y la muerte sin juicio previo y las desapariciones de innumerable cantidad de personas.
También será aportado a la Justicia el siguiente chat. Es una conversación que Alberto, en ejercicio de sus funciones como presidente, mantuvo con otra mujer a las que identificaremos con las iniciales “LP”. Está fechado en el 5 de abril de 2021. Cuando ella escribe: “Perfecto. No rompe nada. Duerme”, parece referirse a su perro. Y él insiste con su versión cariñosa: “Dale, amor”.
Este fue el intercambio:
LP: -Voy en taxi
AF: -Manuela Sáenz 482, torre 2, piso 12, departamento 1. Esto es Puerto Madero. Detrás del Hilton y en la misma manzana del edificio YPF
LP: -Perfecto. No rompe nada. Duerme. Nos vemos
AF: -Dale amor. Veámonos 14.30. Estoy demorado
LP: -Ok, bárbaro
AF: -Ya estoy en casa
LP: -Estoy abajo
¿Por qué sería relevante para la presunta víctima Fabiola Yañez este último documento?
Porque demostraría que, en efecto, Alberto Fernández, cada tanto, volvía a su departamento prestado de Puerto Madero. Un viaje de ida y vuelta al que, según nuestra colega Liliana Franco, la custodia presidencial denominaba, para su jerga encriptada, “el trámite”.
Ahora vamos a compartir un nuevo chat que a Fabiola Yañez le llamó la atención por la confianza en el trato. Y porque incluye, de parte del expresidente, una vez más, la palabra “amor”, para nombrar a la mujer con la que estaba dialogando.
A la mujer la vamos a llamar “MM”. MM participó en concursos de belleza. Ganó, por lo menos, en dos oportunidades. También, fue funcionaria de un municipio de la provincia de Buenos Aires. Y fue protagonista de un escándalo en el área de Cultura, donde prestaba funciones.
El chat de MM con Alberto Fernández está fechado el 22 de marzo de 2021. Se comunican a través de Telegram, y no de b.
Ella empieza hablando de una presentación y termina pidiéndole: “Quiero verte!!!!”.
Él le responde:
AF: -Podrías venir la semana próxima.
MM: -Iba a ir el viernes a Buenos Aires a trabajar y me quedo hasta el domingo, podremos vernos el viernes o sábado a la noche??
AF. -Podría tratar de verte el viernes pero a la noche se me complica amor. Déjame ver.
MM: -Bueno, trato de viajar el viernes más temprano...
Fuentes cercanas a Fabiola Yañez aseguran que este diálogo entre dos personas adultas mayores será presentado por ella para demostrar que Alberto Fernández, mientras era presidente “estaba en cualquiera”.
Sobre este tipo de vínculos privados que generaba el expresidente, cada uno es libre de decir lo que se le antoja. Para bien o para mal.
El presidente Javier Milei, por ejemplo, lo que siente sobre el video de Pettinato sentada en el sillón de Rivadavia es “vergüenza”. Aunque aclara que, para definirlo, “vergüenza es poco”.
ERROR TIPO 2
— Javier Milei (@JMilei) August 17, 2024
Un error tipo 2 consiste en no detectar los efectos positivos de algo cuando en realidad sí se produjeron tales efectos. Un ejemplo sería la decisión de no utilizar durante nuestro mandato el Sillón de Rivadavia, salvo excepciones, por respeto a los próceres que se…
Pero lo que no podrán hacer ni el fiscal Ramiro González ni el juez Julián Ercolini es dejar de valorarlos en el contexto de una causa por violencia de género y acoso.
Es más: el fiscal ya esta acusando a Fernández por los delitos de “lesiones graves doblemente agravadas” y “amenazas”.
De hecho, ya de vuelta en Buenos Aires, la abogada de Fabiola Yañez, Mariana Gallego, va a presentar, además de los mensajes de la ex primera dama con María Cantero, los siguientes documentos:
- Nuevos chats con la ex ministra Ayelén Mazzina de los que se desprenden que la funcionaria sabía lo de la violencia que Alberto ejercía sobre ella.
- Nuevos chats entre la misma Fabiola y el ex presidente que todavía no están en la causa ni fueron publicados.
Del mismo tono del ya conocido: “Me venís pegando”.
Gallego presentará también el comunicado que, a instancias del abogado Juan Pablo Fioribello, Alberto Fernández le quería hacer firmar a Yañez, diciendo, palabras más, palabra menos, que discutían fuerte, como cualquier pareja, pero que no había habido violencia física ni malos tratos.
Ella no quiso firmarlo y a partir de ese momento, Alberto, según Fabiola, le empezó a “acosar” con una repetición de mensajes cargados de psicopatía. El que mas se repetía era: “Déjame despedirme de Francisquito porque me voy a matar”.
El otro documento al que seguramente van a valorar es el certificado médico emitido por un médico de emergencias del Hospital Universitario de Madrid. La visita de Fabiola Yañez al centro médico se registró el viernes 7 de junio de este año, a las 16.07.
Fabiola declaró ante el doctor Chávez Alfaro [número de colegiado 282864711] estar llevando “cuatro días de dolores de cabeza con irradiación al cuello, malestar general, decaimiento, labilidad emocional, disnea y estrés asociado por el acoso de expareja”.
Yañez registró en esa visita médica una presión arterial de 140/95, superior a la media que se ubica en 120/80 y mucho más alta de lo que suele tener.
Entonces el médico diagnosticó que la paciente sufría de “ansiedad reactiva” y “crisis asmática”. La “ansiedad reactiva” se manifiesta como respuesta a un acontecimiento traumático, o a un período prolongado de fuerte estrés emocional.
Chávez Alfaro le recetó ansiolíticos. Incluso le preguntó, como indica el protocolo, si quería hacer la denuncia policial. Ella le dijo que por ahora no lo consideraba necesario.
Fuentes cercanas a Fabiola Yañez aseguran que el médico de emergencias no la conocía a ella de antemano. Y que ni siquiera se podía imaginar que su expareja era el expresidente de la Argentina.
Revisemos el calendario: Alberto Fernández voló a Madrid el 23 de mayo. Volvió a fines de junio. En el ínterin, exactamente el 13 de junio, al toparse con las fotos que mostraban a Yañez golpeada, Ercolini, de inmediato, abrió un legajo reservado, y apartado de la causa de los seguros.
El juez no tardó ni un día en preguntar a la propia Yañez si quería abrir una causa. Y ella le respondió: “Por ahora no”. Que “por el momento” no quería darle curso a la acción penal. ¿Por qué dudaba?
Todo parece indicar que Alberto Fernández viajó especialmente a España para negociar, en persona, un eventual acuerdo. Fernández lo hizo inmediatamente después de enterarse, por información que divulgó nuestra colega Sandra Borghi, que Yañez estaba dispuesta a hacer públicos controvertidos detalles de su vida en la Quinta de Olivos.
Detalles, algunos que ya se habían registrado, aunque no publicado, en formato de serie de seis capítulos de 40 minutos cada uno, con el título de “Fabiola, la verdad”.
Dicen los que lo vieron la serie, que la nota que concedió a Infobae es apenas una mínima parte de lo que contó allí. Se empiezan a acabar los adjetivos para definir lo que está generando esta porquería. Conmoción. Colapso. Implosión.
Se asegura que hay una actual funcionaria del gobierno de Axel Kicillof que le envió una foto al expresidente con el torso desnudo. Se trata de una foto que también se podría encontrar en el celular 2. Es decir: el que hasta hace poco usó su hijo Francisco.
Además, se especula con un video en el ascensor de la Casa Rosada donde el expresidente estaría en “situación amorosa” con la expareja de un abogado mencionado una y otra vez en esta especie de novela turca que nunca se acaba.
Pero no es casual que el Fabiolagate tenga paralizado, en silencio o diciendo pavadas a los principales dirigentes, adherentes y auto percibidos militantes de casi todo el peronismo. Empezando por Cristina Fernández de Kirchner, quien, a esta altura, no parece tener la menor idea de donde está parada.
Continuando por Sergio Massa, quien no apareció ni siquiera para decir: “Acá estoy, escondido, esperando hasta que baje el tsunami”, porque no quiero que me salpique esta m….. Ni que me mate esta mancha venesosa”.
O por Axel Kicillof, quien prefiere no responder, cuando le hacen la pregunta específica sobre Alberto, a metros de los tribunales de Comodoro Py.
El mismo Kicillof que contesta con evasivas cuando se le pregunta por el Fabiolagate, pero lo hace nada menos que en el marco de un acto que comparte junto a Fernando Espinoza, procesado por el delito de abuso sexual simple contra Melody Rakauskas.
De ahí para abajo elegí el que más o la que más te guste. Con distinto grado de responsabilidad. Legal, institucional, política, o como figura pública o mediática que mandó a votar a estos impresentables.
Quizá te quedes con Florencia Peña, quien salió a aclarar ni bien empezó todo, que ella fue a ver al expresidente para tratar de beneficiar a las actrices y los actores, y no para ningún otro asunto privado.
Con la misma Tamara Pettinato, a la que todavía no se le pasó por la cabeza pedir disculpas por la violencia social que genera el video en el que ella se sienta en el sillón del presidente. O el hipócrita de Pablo Echarri. Porque este tipo sí que representa todo lo que está mal.
Es que así como un día te vende la candidatura de Alberto presidente con argumentos incontrastables, otro día es capaz de llevarlo, de la mano, hasta la guillotina política, sin ponerse colorado, sin que se le mueva un músculo y con esa voz siempre impostada. La misma voz con la que ahora se pasea por los medios amigos, para tratar de detener con la mano esta tormenta de estiércol que a él también lo embadurnó. Porque él también, primero, debería pedir disculpas. Y entonces, sí, después, callar.