En LN+, el periodista cuestionó la defensa de Beraldi, abogado de Cristina Kirchner, en la causa Vialidad
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A veces da la impresión de que nos están tomando el pelo.
A la mitad de las familias argentinas no les alcanza para comer, pero Cristina solo agarra la lapicera para burlarse de los fiscales que le pidieron 12 años de prisión.
Y también para subir a sus redes a la gran decepción de la semana de la primavera, su abogado Carlos Alberto Beraldi, quien nos quiere hacer creer que la aprobación de un presupuesto es el equivalente a la aceptación del delito de corrupción.
En serio, señora vicepresidenta.
De veras, doctor Beraldi.
¿Ustedes nos creen tan tontos, como para no entender la diferencia entre la aprobación de un presupuesto y el negociado de la corrupción de la obra pública en Santa Cruz?
Bueno, porque si, como dicen, usted, Beraldi, solamente trabaja para los convencidos; para los cabezas de termo que necesitan argumentos para sostener que Cristina es pura e inocente, vaya y pase.
Pero que nos tome el pelo, así, a los que seguimos la causa es un poquito mucho ¿no?
De cualquier manera, es muy fácil, rebatir, lo que con tamaña ignorancia, Beraldi nos exhibe.
¿Cómo?
Recordando que más de una vez Cristina pidió una ampliación del presupuesto para pagar la obra pública de Báez.
Detallando que se instruyó al Banco Nación para que le diera a Lázaro un fideicomiso.
Escuchando al fiscal Sergio Mola, cuando denunció que le giraban millones de dólares a Austral, sin controlar los trabajos. Sin comprobar que no terminaban las obras.
Se los puede refutar, sin ningún esfuerzo, poniendo en el aire los mensajes que ni Cristina, ni Beraldi quieren reconocer.
Seamos prolijos y detallistas.
Son todos cruces con el teléfono de José López, durante noviembre y diciembre de 2015. Prueban como, por decisión de Cristina, se activó el procedimiento “Limpiemos Todo”. Incluyó, la operación, dejar en la calle a miles de trabajadores.
Participaron:
· La mano derecha de Lázaro en Austral Construcciones, Julio Mendoza.
· El secretario privado de Cristina, Mariano Cabral.
· El otro secretario privado de Cristina, Diego Bermúdez.
· La ex pareja de Máximo Kirchner, Rocío García.
· El ex titular de Vialidad Nacional, Nelson Periotti.
· El ex subsecretario de Obras Públicas, Abel Fatala.
· El ex coordinador General de la secretaría de Obras Públicas, Amilcar Fredes.
· La gobernadora de la provincia de Santa Cruz, Alicia Kirchner.
A través de esos mensajes, se supo que Cristina decidió:
· Pagarle a Lázaro, de una sola vez todos los certificados de obra, que cientos de millones de pesos.
· Recibir, de parte de Baéz, la nómina de personal, con valores de la quincena y fondo de desempleo.
Hay un chat en el que Mendoza le pregunta a López para qué quiere toda la información.
· “¿Qué sos, el auditor?”, lo chicanea.
· Y López le contesta: “Es para que la señora vea y tome decisiones”.
· Mendoza duda y le dice: “No entiendo”.
· El hombre de los bolsos le responde: “limpiar todo. Ok”. Y le agrega la fecha 15 de enero. “¿Qué es 15 de enero”? vuelve a preguntar Mendoza.
· Y López responde: “No dejar sensación nunca más. Retomar las obras”.
· Mendoza redobla la apuesta : “El lunes o martes limpiamos a todos”.
· Y López advierte: “Solo que no hay que dar sensación de fuga”.
Y esto fue lo que pasó.
Abandonaron las obras.
Dejaron de hacer rutas.
Despidieron hasta el último empleado.
Si no fuera porque lo hizo Cristina, los chicos grandes de La Cámpora debería definirnos como una banda de hijos de mala madre ¿no?
Así lo explicó, con lujo de detalles, Diego Luciani. Por eso: Sería bueno, señora vicepresidente, que el viernes deje de gritar y de patalear, y nos aclare porqué hizo esto. Para que no sigamos sintiendo que nos está tomando el pelo.
Igual que su grupo de tareas para operaciones sucias con respecto a la banda de los copitos.
Porque ahora, el nuevo abogado de Cristina, Juan Manuel Uberira, dice que el fiscal y la jueza tienen que seguir la ruta del dinero.
El mismo Ubeira que le dijo a Fontevecchia, inmediatamente después de la agresión, que “el alegato de Luciani funcionó como un permiso de cacería” para matar a Cristina.
Tiene razón Joaquín Morales Solá. Hay preguntas que siguen sin respuestas.
Si los copitos son unos locos sueltos o unos idiotas útiles.
Si se trata una banda de enajenados mentales que actuaron por sí solos o colgados de un grupo antisistema.
Por qué se perdió la información original del teléfono de Fernando Sabag Montiel.
Por qué salió hoy Aníbal Fernández a bancar al jefe de la Policía Federal, comisario Juan Carlos Hernández.
Algo huele mal detrás de la preocupación del grupo de tareas de Cristina.
Parece que siguen con la idea de una conspiración internacional de un grupo intergaláctico.
Está bien.
Son preocupantes los últimos chats de Brenda Uliarte y Nicolás Gabriel Carrizo.
Hay que seguir investigando.
Se trata de un diálogo del día siguiente al atentado. Suena demasiado fuerte. Hasta poco verosímil. Hablan de la posibilidad de repetir el ataque.
- La próxima voy y gatillo yo, Nando fallo. Yo sí sé disparar bien, no me tiembla la mano”, aparece diciendo Uriarte.
Carrizo le pregunta:
-Carrizo: querés hacerlo?
-Uliarte: te juro que si. Y no me va a fallar el tiro. Pero hay que pensarlo bien. Pasa que Nando no tiene mucha práctica. Le tembló el pulso.
-Carrizo: Te vincularon con el caso. Te diría que vengas acá.
-Uliarte: ¿Posta? que saben mis datos? Estoy en un lugar seguro, tranqui ustedes no tienen nada que ver. Lo que decimos que quede acá.
-Carrizo: Si saliste por todos los medios. Sos la novia.
-Uliarte: Si pero si me escondo no va a pasar. No me van a encontrar. Yo sé lo que te digo.
¿Pueden ser, tan audaces, y al mismo tiempo, tan ingenuos, Uliarte y Carrizo, de enviarse ese tipo de mensajes, sabiendo que todas las fuerzas de seguridad e inteligencia estaban detrás de ellos? ¿Puede ser que alguien haya plantado esos diálogos, así como le plantaron a Carlos Stornelli un diálogo que no mantuvo para meterlo adentro del Operativo Puf?
A veces parece que nos están tomando el pelo. Cuando insisten con el proyecto de una Corte de 15 miembros.
Solo para evitar que Cristina sea condenada antes de fin de año. Cuando Tombolini se jacta de coordinar el plan figuritas para todos. Cuando vemos el presidente, por enésima vez, con una guitarra en la mano, cuando Máximo Kirchner, en su última aparición semi pública, en vez de aparecer preocupado por la inflación, los jubilados y la pobreza, le dice a su tropa: “Che: si seguimos así perdemos las elecciones”.
No les importa nada más que ellos.