En su columna de LN+, el periodista repasó los últimos traspiés del Gobierno; desde el faltante de gasoil hasta las crisis internas
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Hace 15 días que falta gasoil.
Llega tarde, o no llega, por ejemplo, la comida: la carne, el arroz, los granos, los huevos y la leche.
Están empezando a faltar garrafas.
La Cámara de Empresas Argentinas de Gas Licuado dice que en las rutas no se consigue combustible y los camiones no alcanzan a completar la distribución de los envases.
La inflación se proyecta a un 85 por ciento anual.
Hay 350 escuelas en la provincia que no pueden abrir.
Más de 100 mil estudiantes no asisten a clase de manera regular.
¿Y dónde está el gobernador?
¿Y dónde está el Presidente?
Viajó a la Cumbre de las Américas, para ver si desde ahí puede atacar al “imperialismo del Norte” y abrazar a las dictaduras de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Díaz Canel.
Acá podés ver una foto que demuestra en qué planeta viven.
Sonríen, Alberto, Sergio Massa, Santiago Cafiero y Vilma Ibarra, entre los asientos de su cómodo avión, haciendo la revolución de mentirita.
Ahora fíjate, cómo viajan los laburantes que se suben al Sarmiento y tienen que cumplir presentismo.
O prestá atención a la odisea que tienen que vivir los transportistas, para que le carguen 20 litros de gasoil.
¿Y qué hace Cristina?
Se divierte desde su cuenta de Twitter.
Escribe para la gilada.
Como si ella no tuviera que ver con semejante desastre.
Como si su único objetivo, además de lograr impunidad y cobrar más de 3 millones y medio de pesos por mes, con sus dos jubilaciones de privilegio, fuera humillar al presidente.
Claro.
Qué miércoles le va a importar si ella viaja, también o en avión privado.
O en el avión oficial.
O cuando no tiene otra opción, se sube a la primera de aerolíneas y manda a la clase turista a una familia entera que ya tenía los pasajes comprados.
Y si tiene algún problema de salud, se atiende en el Otamendi.
Con la plata tuya y mía.
Con la plata de nuestros impuestos.
¿En qué clase de dimensión desconocida se encuentran?
¿Qué agenda defienden?
¿Qué argentino de a pie está pensando en la ampliación de la Corte?
¿A quién miércoles le importa una ley para llamar a consulta popular como un atajo para inventar más impuestos?
¿Por qué no dejan de trabar la discusión de una nueva ley de alquileres?
Claro.
Desde lejos no se ve.
Desde la Quinta de Olivos, la Casa Rosada, las habitaciones de los hoteles internacionales, el departamento de 4 ambientes de Recoleta, la presidencia del Senado o la casita de descanso de El Calafate, con chofer, custodia, y los atributos del poder, es un poquito difícil ver y comprender lo que pasa.
Si nunca manejaron un quiosco, y cuando lo hicieron lo chocaron, es muy fácil vender el nuevo cuento del tío del impuesto a la renta inesperada.
¿No hicieron la cuenta de todo el daño que llevan acumulado, desde cuarentena eterna, los vacunados vip, el olivos gate, los muertes evitables por no haber comprado las vacunas Pfizer hasta la el aumento de la pobreza, la caída del salario y el período más inflacionario desde 1983 hasta acá?
¿No tienen la más pálida idea de por qué los analistas, de izquierda y de derecha, y aún desde ambos lados de la grieta los consideran el peor gobierno de la historia argentina, incluido el de Fernando De la Rúa?
¿No se enteraron, que (no el periodismo o la oposición sino un ministro de su gobierno, al que le terminan de pedir la renuncia) acaba de denunciar a los chicos grandes de la Cámpora que responden a la vice, por una licitación del gasoducto Néstor Kirchner, a la que considera direccionada?
O por ahí la pálida idea la tienen, pero se hacen los tontos.
O nos toman por tontos.
Porque donde está la platita, están ellos.
Porque si no votarían, junto con la oposición, a la boleta única de papel.
O la ley de ficha limpia.
O la ley de extinción de dominio, ya que obliga a los corruptos a devolver la que se robaron.
Pero a ellos no les importa.
Se nos ríen en la cara.
No tienen ni hambre, ni frío, ni sufren la inseguridad, porque tienen la vaca atada.
Deberían empezar a tenerle miedo a la gente de a pie.
Porque demasiado mansa está, para el tiempo que se viene.