En LN+, el periodista cuestionó las actitudes y acciones del oficialismo; desde el Olivosgate hasta el “plan platita”
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No somos todos iguales, señor Presidente.
Nosotros no violamos, primero, la ley, y después queremos arreglarlo con platita.
No nos pasamos por “el pantalón” el decreto de la cuarentena eterna que usted mismo nos impuso, mientras nos retaba como niños.
No nos burlamos de lo gente.
No hacemos una cosa y decimos otra.
No nos robamos las vacunas ni nos salteamos la cola.
No mostramos orgullosos como nos robamos las vacunas, como Verbitsky, Carlos Zannini, Purita Díaz Tristán Bauer y el jardinero y la empleada de la casa del Calafate de Cristina.
No tenemos fiscales ni jueces amigos.
Fiscales como Fernando Domínguez o jueces como Lino Mirabelli.
Tampoco recibimos en plena cuarentena a Florencia Peña, Úrsula Vargues o Tamara Pettinato.
Nosotros denunciamos desde el minuto uno a todos los vacunados VIP. Ayudamos a una jueza a encontrar a Beatriz Sarlo, para que fuera a declarar quiénes cuándo y cómo le ofrecieron la vacuna por izquierda. Y vamos a ayudar, hasta donde podamos, a Pablo Muse, papá de Solange, para que tenga éxito en su apelación y se rechace la reparación económica que ya aceptaron el fiscal Domínguez y el juez Mirabelli.
No somos como ustedes.
Le prestamos atención, la atención que se merece, a Gisele, una niña de 13 años que acuchillaron en Florencio Varela para robarle el celular mientras gritaba desesperada “mamá me muero”. Y registramos, además, como, casi al mismo tiempo, el ministro de seguridad de la provincia se hacía el payador campestre y comparaba al presidente con un alcohólico. Y solo para generar un título de tapa diciendo: “el que trajo al borracho que se lleve al borracho”.
No somos como ustedes. Nos equivocamos, sí, pero intentamos escuchar. Tratamos de conectar con la gente que sufre, como Ricardo Fulles, papá de Araceli Fulles, víctima de femicidio, asesinada de manera brutal en 2017. Ricardo tiene custodia policial, por las insistentes amenazas recibidas. Hace horas el policía que lo custodiaba fue atacado a balazos por dos delincuentes. Mató a uno, en defensa propia. Y ahora pelea por su propia vida. Pero Ricardo Fulles, hoy, en 8:30 AM, antes de despedirse, nos volvió a despabilar a todos un poco, al pedir al gobernador, al ministro, los jueces y el servicio penitenciario, y a todos los acólitos de Zaffaroni, que dejen de tratar a los detenidos como si fueran VIP. Que no les permitan usar celulares para seguir cometiendo delitos. Que cumplan las condenas. Que no les reduzcan años de pena por tocar el ukelele, como hicieron, entre otros, con el corrupto con sentencia firme de Amado Boudou, vicepresidente de la reina Cristina.
El mismo que se da el lujo de ir al Senado a darnos clase de economía y moral.
No somos como ustedes. No tenemos fueros. Ni formamos parte de ninguna casta. No armamos operaciones para voltear a una fiscal anticorrupción, Cecilia Goyeneche, la misma que se animó a investigar al ex gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri, y sus amigos. Una funcionaria ejemplar a la que acaban de destituir para enviarnos a todos el mensaje mafioso: “el que se anima a investigar al poder, puede terminar así”.
Lo mismo intentaron hacer con José María Campagnoli y Carlos Stornelli.
Por suerte, todavía no pudieron.
Por eso es bueno que conozcas a los cinco miembros del Consejo de la Magistratura que se la cargaron, desobedeciendo una resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Daniel Carubia.
Juan Smaldone.
Gisela Schumacher.
Armando Gay.
Gonzalo García Garro.
Y dicho sea de paso. ¿Qué hace Urribarri, sentenciado en primera instancia a 8 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos de por vida todavía en Israel? Sus vacaciones en Tel Aviv ¿Se las estamos pagando nosotros?
Waldo Wolff acaba de presentar un pedido de informes dónde se pregunta precisamente eso.
Espero que el canciller Santiago Cafiero le responda a Wolff cuánto antes.
Pero tampoco tenemos nada que ver con los gobernadores peronistas que ahora, oh casualidad, para protegerse de acusaciones de corrupción, piden una Corte Suprema federal. Y la piden, sin ponerse colorados, con errores de tipeo, un lenguaje inentendible, y por orden de Cristina, la dañina.
No somos como ustedes.
Ustedes pertenecen a una clase de caraduras de inmorales ciertamente extraordinaria. Como Fernando Espinoza, intendente casi vitalicio de La Matanza, sospechado de haber truchado los números del censo de 2010 para recibir más platita.
El mismo impresentable que ahora no tiene mejor idea que anunciar una demanda por una supuesta deuda de 100 mil millones de pesos a su municipio, contraída según él, por culpa de la ciudad de Buenos Aires, cuyas autoridades habrían mandado gente pobre desde la capital a la Matanza, sin las partidas correspondientes para mantenerla.
¿Estará mal, Espinoza, de la cabeza, será demasiado vivo, o las dos cosas a la vez?
Mientras tanto, La Matanza no avanza, sino que cada día se hunde más.
Pero está claro que no somos como ustedes.
Que nunca nos vamos a olvidar de la cuarentena eterna, el Olivosgate y los vacunados VIP.
Y tampoco nos vamos a olvidar de los muertos por la brutalidad policial, en el medio de la pandemia. Como Florencia Magalí Morales, una mujer llena de vida, quien apareció muerta en una comisaría de San Luis el 5 de abril de 2020. Por eso hoy mismo vamos hablar con su hermana, Celeste, quien mientras cría a las dos niñas de Florencia Magalí, sigue pidiendo, como miles y miles de argentinos, verdad y justicia.
Y no arreglamos por debajo de la mesa e impunidad.