En LN+, el periodista analizó los vaivenes detrás de los cambios en el Gabinete; el malestar de La Cámpora; qué piensa Máximo Kirchner
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Hay perfume a gobierno terminado. A ministerios en liquidación. A gestión en retirada. Hay olor a ministro Lorenzino, durante el gobierno de Cristina, cuando no quería responder sobre la inflación.
¿Se acuerdan del ministro Lorenzino y su famoso “me quiero ir”? Fue el 25 de abril de 2013.
Pero resume todo lo malo que tiene el Frente de Todos. Gente que miente. Gente que no se hace cargo. Gente que te arruina la vida, pero que siempre le echa la culpa al otro. Gente que, a falta de buenas noticias, te vende como una gran logro el ingreso de tres mujeres juntas en un gabinete que es un cambalache.
Desarmemos el relato, una vez más.
Tolosa Paz no quería asumir. Alberto, su amigo, le tuvo que insistir.
Entonces, lo primero que hizo Tolosa, que vive en un barrio cerrado de La Plata, fue ir a tocarle el timbre a Máximo Kirchner, que ahora vive en Villa Elisa. Y Máximo le habría cortado el rostro con una frase de ocasión.
La información fue publicada por nuestro colega Ignacio Miri, secretario de Redacción y encargado de la Sección Política de Clarín.
Dicen que Máximo está desentendido del gobierno. Que está pensando, incluso, en rechazar el Presupuesto 2023 presentado por Sergio Massa.
Que habla de Sugo, o de Tugo…gobierno, como si fuera el de Macri.
O como lo haría Fernanda Vallejos, quien caracterizó a Alberto como un “ocupa, un enfermo, o un atrincherado”.
Más hipócrita no se consigue.
Porque las cajas de la política las sigue manejando él.
Desde PAMI hasta Aerolíneas. Desde YPF hasta la Anses. Y ahora nos enteramos también que manejaba la pauta publicitaria del gobierno de Kicillof, en la provincia de Buenos Aires.
Y lo mismo va para su mamá, la vicepresidente.
Parece que ella mandó a decir: “Mejor que Alberto no me consultó”, por Tolosa Paz.
Porque se hubiera armado una nueva crisis de gobierno. Una crisis sobre la crisis que todos estamos sufriendo.
Cristina hubiera dicho, por ejemplo, que Tolosa Paz, cuando se quiera hacer la viva, la inteligente, la moderna o la canchera, le genera, la misma reacción que cuando Alberto cita al flaco Spinetta, a Lito Nebbia o a Bob Dylan.
Integrante de “La mesa del hambre” que sesionó tres veces, con aspiraciones electorales como gobernar el municipio de La Plata o integrar la fórmula presidencial en el año 2023, Tolosa Paz, en Desarrollo, estará atada de pies y manos.
¿Por quiénes?
- Por la secretaria de Inclusión Social, Laura Valeria Alonso, que responde a Cristina y a La Cámpora, y que se ha propuesto monitorear cada compra y cada peso que entre y salga del ministerio.
- Por Juan Grabois, el funcionario del gabinete del Papa, que sigue pidiendo un bono de compensación por la inflación y más planes sociales para todas sus cooperativas.
- Por Emilio Pérsico, El Chino Navarro y Daniel Menéndez, quienes manejan un pedazo importante del ministerio y se mantienen, igual que Grabois, a ambos lados del mostrador.
- Y por Eduardo Belliboni, del PO, que ya le dio la bienvenida, diciendo que viene de una gestión fracasada.
Lo de Raquel Cecilia Kelly Kismer de Olmos es todavía más difícil de entender.
Ex menemista, feminista tardía, reinvindicada su designación como una decisión autónoma del presidente, no tiene ninguna experiencia en el mundo laboral, y su logro más auto valorado es el de considerarse una militante. (Como si la categoría militante sirviera de un escudo protector contra todos los males).
Como va a asumir oficialmente mañana, y parecería que cualquier colectivo le viene bien, es bueno que sepas que, igual que mucho de sus compañeros, puede decir o hacer cualquier cosa, de acuerdo al ruidito de moda.
Y finalmente tenemos a Ayelén Mazzina, “La Aye”, a quien, desde el oficialismo, venden como la primera ministra “abiertamente lesbiana”. Como si ese dato, por sí solo, asegurara una gestión eficaz.
Oriunda de San Luis, y secretaria de la mujer, Diversidad e Igualdad del gobierno de Alberto Rodríguez Saá, uno de los feudos provinciales más autoritarios de la Argentina, Mazzina no solo convive con uno de los índices de femicidios más altos del país, sino que acaba de ser criticada por la hermana de Magalí Morales, asesinada el 15 de abril de 2020 en una comisaría de San Luis, en medio de la pandemia.
Ayer, Carlos Pagni decía algo muy interesante. Que parece que, a falta de postulantes, los asesores de Alberto se metieron en Google y se enteraron que el fin de semana pasado “La Aye” había organizado el 35 Encuentro Plurianual de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y no Binaries en territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel. Y entonces la llamaron y le ofrecieron el cargo.
Pero si hablamos de perspectiva de género, y de gestión, digamos todo. Digamos que Cristina no tiene como su principal característica la sororidad.
Que embistió contra Marcela Losardo y la terminó volteando, porque considera que no abrazó la bandera del lawfare y que por lo tanto más que hermana, es una enemiga.
Que hizo lo mismo contra María Eugenia Bielsa, a quien le pusieron el cartelito de funcionaria que no funciona, pero que en realidad la venían buscando desde el minuto uno, cuando se viralizó la increíble confesión que hizo en 2018, en plena campaña electoral.
Y que no dijo ni mu, ni Cristina ni nadie, cuando el machirulo de Sergio Berni, para criticar a la entonces ministra Sabina Frederic, una vez más se pasó de la raya y habló de “onanismo intelectual”.
También podríamos hablar de los machos de la Cámpora, una de las organizaciones políticas con más denuncias de abusos en la República Argentina.
Pero para qué vamos a seguir mirando para atrás.
Mejor miremos para adelante, para anticipar qué nos espera.
- Una inflación del 100 por ciento anual con la amenaza latente de Pablo Moyano de pedir un aumento del 131 por ciento.
- Una sucesión de parches insoportables que esta semana tiene como gran novedad la implementación del dólar Cold Play, el dólar Qatar, y el dólar que vaya consiguiendo, sector por sector.
- Una nueva tensión interna del PJ, que, como siempre, será trasladada a todos los argentinos. Se trata de dos actos separados el próximo 17 de octubre. Uno en Plaza de Mayo, con La Cámpora, algunos intendentes, Pablo Moyano y la CTA. Otro en Obras Sanitarias, impulsados por los denominados Gordos de la CGT.
Como no están peleando por vos o por mi sino para tener más espacios en la repartija del poder, el año que viene, van a volver a escucharse discursos incendiarios, como si recién hubieran aterrizado a la Argentina y tuvieran soluciones a mano para arreglar lo que vienen haciendo pelota durante los últimos 20 años.
Y si a Máximo le dan la oportunidad de hablar volverá a aprovechar para diferenciarse de Alberto y de Massa, sus socios en el peor gobierno de la historia reciente de la Argentina, como hizo el otro día en Morón, con el cinismo habitual que lo caracteriza.
Nosotros, desde este espacio, le proponemos a Máximo, que, por una vez en la vida, sea coherente entre lo que dice y lo que hace.
Que, por ejemplo, impulse la expropiación de las miles de hectáreas que todavía están en poder de Lázaro Báez, el socio de su mamá.
Que aliente el impuestazo para las propiedades “ociosas” pero no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino en todo el país.
Con los departamentos y los hoteles de la familia a la cabeza.