En su columna editorial de LN+, el periodista analizó el rol del hijo de Cristina Kirchner en el armado de las listas del Frente de Todos; dónde quedará Axel Kicillof
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En su clásica columna de LN+, Luis Majul se refirió al rol que tendrá Máximo Kirchner en el armado de las listas del Frente de Todos. En su análisis, el periodista desmenuzó lo que será la negociación del hijo de Cristina Kirchner con Sergio Massa y la discusión por Axel Kicillof, con quien el referente de La Cámpora mantiene una disputa desde hace tiempo.
A continuación, la columna editorial completa de Luis Majul:
Máximo maneja la lapicera que le presta su mamá. En unos días más, se verá qué criterio está adoptando Máximo Kirchner para usar lapicera de su mamá en el armado de la lista de candidatos del Frente de Todos.
Quiénes lo conocen, dicen que se subió, por primera vez, a un avión que lo llevará tan lejos- en este caso a China- solo porque se propuso discutir, con Sergio Massa, los lugares más relevantes de las listas. Después de ese viaje, Máximo llenará con nombres y apellidos todos los casilleros. Desde el lugar del candidato del presidente, hasta el de cada uno de los diputados nacionales y senadores nacionales, y, por supuesto, el puesto de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, el que pretende retener Axel Kicillof, y que Máximo preferiría para otro.
Máximo tiene una ventaja y una desventaja. La ventaja: suele hablar en nombre de Cristina. La desventaja: no siempre le hacen caso, aunque hable en nombre de Cristina. Hay una pregunta que flota en el aire: ¿hasta dónde llegará la sorda disputa que mantienen el gobernador que grita, pero no gobierna, con el hijo de la dueña de la lapicera?
En marzo, Máximo lo retó en público, porque Kicillof se negó a poner a una decena de amigos del diputado nacional en el gabinete del gobernador: “No hay que bajar al territorio, compañero gobernador. Hay que subir a la militancia a los lugares de decisión de una buena vez por todas y ahí vamos a ver cómo se negocia”.
Entonces, Axel fue corriendo a los brazos de Cristina para quejarse de los modos de Máximo. Esa disputa nunca se zanjó. El gobernador ya le anticipó a Cristina que su deseo es seguir en la provincia. La vice lo escuchó en silencio. No le pareció oportuno, en esa conversación, pedirle a su favorito que sea el candidato de la derrota. Después, Cristina habló con su hijo para hacerle entender que no sería bueno obligar a nadie a hacer lo que no quiere.
¿Máximo intentará convencer a Massa, arriba o abajo del avión, de que decline su candidatura a presidente, porque la inflación no le permitirá hacer campaña? ¿Lo seducirá al ministro para que acepte encabezar la lista se senadores nacionales por la provincia, con el objetivo de ser más competitivos, en el distrito en que se apoyará el kirchnerismo para impulsar la resistencia?
¿Usará la lapicera para ungir a Wado de Pedro, a quien no se le borra la sonrisa desde el acto del jueves pasado porque, aparentemente, Cristina le dio permiso para competir por la banda, el bastón y el sillón presidencial?
Por lo pronto, se van a poner de acuerdo en algo básico: ambos quieren voltear a Daniel Scioli, porque, según todas las encuestas, le podría ganar al candidato único de Cristina, de Máximo y de Massa: sea este el propio ministro de Economía o incluso el mismo Kicillof.