Un análisis de los debates sobre las propuestas de La Libertad Avanza y la estrategia que usará Patricia Bullrich contra Javier Milei de cara a las elecciones generales de octubre
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En su columna de LN+, Luis Majul dio a conocer cuál será la estrategia de Patricia Bullrich para intentar tomar votos de Javier Milei y llegar a la segunda vuelta. Además, mencionó algunas de las eventuales medidas que el candidato de La Libertad Avanza mencionó en algún momento y que parecen haber perdido fuerza durante las últimas semanas.
A continuación, la columna editorial completa de Luis Majul:
Más bisturí y menos motosierra. Menos promesas rimbombantes que después no se pueden cumplir y más soluciones posibles, aunque no sean de la noche a la mañana. Para ser precisos: al Banco Central no hay que eliminarlo ni prenderlo fuego. Como tampoco parece muy inteligente cortarse una pierna para conseguir más espacio y viajar sentado en un colectivo que está demasiado lleno. Es uno de los ejemplos que suele dar Carlos Melconian y que se van a utilizar en la campaña de Patricia Bullrich. Es el argumento que se viralizó durante los últimos días, y que todavía no fue rebatido.
Es lo mismo que suele decir Mauricio Macri, con otras palabras, cuando empieza a explicar que no comparte el método de Javier Milei. Que hay que bajar el enorme gasto público y los privilegios, pero que hay que reducir el tamaño del Estado no con una motosierra, sino con un bisturí. Más o menos lo que nos dijo el expresidente la última vez que dio una entrevista.
Macri y Patricia Bullrich se reunieron ayer para empezar a analizar el rol del expresidente durante la campaña. A partir de ese momento, es posible que Macri deje de elogiar o coquetear con Milei, que apoye más explícitamente a Patricia y que se ponga a disposición del equipo de campaña de la candidata, de la manera que ella crea más conveniente.
Los jefes de campaña de la exministra creen que Milei tiene varios puntos débiles a los que se puede atacar, sin chicanas políticas ni agresiones personales. Son los siguientes:
- Las últimas contradicciones sobre el ritmo que le quiere imprimir a los cambios.
- El comportamiento y la trayectoria de algunos de los integrantes del espacio.
- La debilidad de muchas de sus ideas, cuando se discute más allá de las frases de marketing.
Si se revisa con detenimiento y sin ninguna mala intención las declaraciones de Milei, Victoria Villarruel, Ramiro Marra y otros integrantes del espacio, parece evidente que:
- La idea de cerrar ministerios y dejar a sus empleados en la calle se archivó por inviable.
- En la última entrevista que me concedió para La Cornisa, el candidato habló de eliminar solo los cargos políticos.
- El plan de dolarizar de inmediato también fue dejado de lado. Ahora se habla de un plazo de, como mínimo, dos años.
- Las propuestas delirantes, controvertidas o que dividen el voto también parecen haber sido dejadas de lado.
- De la libre compra venta de órganos, que en algún momento defendió Milei, ya no se habla más.
- Tampoco sobre la libre portación de armas de fuego.
Ayer le pregunté a Victoria Villarruel, si es oficial la intención de la Libertad Avanza de llamar a una consulta popular para volver atrás con la ley de despenalización del aborto. Lo había asegurado Diana Mondino, pero la candidata a vicepresidente, quien también está contra el aborto, no lo dio por sentado.
Hace un par de días, en el programa de Viale, María Eugenia Vidal recordó que casi ningún candidato de Milei es nuevo, sino que había estado en otros espacios y en otros proyectos. Recordó, en especial, el caso de Carolina Píparo, candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
Pero lo mismo vale para Roque Fernández, Carlos Rodríguez, Guillermo Francos y el mismo Marra. Los tres primeros fueron altos funcionarios de Carlos Menem. Y Marra fue candidato a diputado por el espacio que en su momento lideró Roberto Lavagna.
Aunque algunos consideran el triunfo de Milei inevitable y el intento de Bullrich de pasar a segunda vuelta casi imposible, va a ser muy interesante debatir propuestas, para poner un límite a las expectativas desmesuradas que plantean algunos candidatos para ganar la elección.