El periodista de LN+ habló en su habitual columna sobre la vicepresidenta
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Desde que el fiscal Luciani le pidió una condena de 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos, Cristina está fuera de sí.
¿Viste que acaba de decir casi borracha a Patricia Bullrich?
En verdad, Cristina está haciendo algo peor todavía: empujando a la militancia rentada, hacia una trampa sin salida.
La está usando de rehén.
Poniéndola en la calle con el riesgo de que se desate un caos que termine con uno o varios heridos. Con uno o varios muertos.
Es infantil.
Es narcisista.
Es irresponsable.
Y es también una muestra en miniatura, por qué no, de lo que hicieron los jefes montoneros durante la llamada contra ofensiva, en 1979 y 1980, cuando enviaron a la muerte a centenares de compañeros.
Igual que Cristina ahora, ni Mario Firmenich, ni Roberto perdía, ni Fernando Vaca Narvaja, se hicieron cargo. Ni de la derrota ni de los muertos. Contaron una historia de psicópatas, más bien.
Se autoconvencieron de que la contra ofensiva había sido un éxito. Que la dictadura había caído por esa brillante jugada política y militar.
La misma historia de psicópatas políticos que te cuenta el gobernador que grita, pero no gobierna, Axel Kicillof, pero 42 años después.
El mismo biri biri que te vende el ministro de desarrollo social, Andrés Larroque.
Hay que tener mucho cuidado con esta gente.
Cuando la realidad los golpea, cuando la justicia los arrincona, se frustan y se enojan.
Sacan a reducir su violencia. Y la expresan como pueden, a media lengua, o a media neurona, y empiezan a hablar de granadas, de bombas, de una guerra imaginaria.
Ahí lo tenés.
Dady Brieva se excita con la violencia de sus propias palabras.
Y no es la primera vez.
Eso sí, son todos guapos de la boca para afuera.
Porque si les aplicás la ley, se vuelven mortales, y retroceden, con su guardia pretoriana incluida. Aunque te llames Máximo Kirchner y te sientas el elegido.
Pero además son peligrosos porque te mienten en la cara.
O te la venden cambiada.
Sosteniendo, por ejemplo, durante años, la mentira de que los hijos de Ernestina Herrera de Noble habían sido robados a padres desaparecidos.
Haciéndote creer que a Santiago Maldonado lo asesinó gendarmería y lo hizo desaparecer.
Reinterpretando la historia de sus muertos con un sesgo insostenible.
Sugiriendo, por ejemplo, que Néstor Kirchner murió, no de un infarto al corazón, sino porque le atravesó el cuerpo y el alma la misma bala que había asesinado, pocos días antes, a Mariano Ferreyra.
O ensuciando a los muertos que no se pueden defender.
¿Cómo se hace para evitar que nos sigan psicopateando?
Contando lo que pasa.
Todos los días, con todos los datos a mano.
Hagámoslo sin demoras.
Son el peor gobierno de la historia reciente, incluido el de De la Rúa.
Se espera, para agosto, una inflación de por lo menos el 6.5 por ciento.
La acumulada desde que empezaron a gobernar asciende al 215 por ciento.
En agosto vamos a estar bordeando el 80 por ciento de inflación interanual.
Tenemos la brecha entre el dólar oficial y el paralelo más elevada de la historia reciente: 104 por ciento.
El próximo índice de pobreza estará cerca del 50 por ciento, y el de indigencia superará, con creces el 10 por ciento.
El dólar gira alrededor de los 290 pesos, un 300 por ciento más de lo que valía en diciembre de 2019.
El salario mínimo vital y móvil es de 51.200 pesos.
Es decir: 175 dólares.
La jubilación mínima apenas llega a 50.353. O sea: 172 dólares.
Pero mientras tanto, Cristina se las arregló para embolsar la jubilación de privilegio más alta de la argentina: 4.114.000 pesos.