El periodista de LN+ reflexionó en su columna editorial de La Cornisa sobre el panorama político y la situación socioeconómica del país durante el torneo en Qatar
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¿Cristina te enferma? Quienes están cerca del presidente dicen que sí. ¿La úlcera sangrante de Alberto pudo deberse al estrés que le provocaría gobernar con el constante asedio de la vice?, preguntamos. Nos respondieron con otra pregunta: “¿Y a vos qué te parece?”.
Quisimos sacarnos una duda: “¿Ella lo llamó para ver cómo estaba o porque quería saber, de primera mano, si iba a tener que hacerse cargo?”. “Cristina nunca da puntada sin hilo”, nos contestaron. ¿Alberto va a pedir una licencia médica?, preguntamos. “No por ahora”, dieron por finalizada la conversación.
La locura es total.
Porque mientras los medios oficiales y para oficiales intentan distraernos con el Mundial, de repente ella te propone que borres de tu cabeza los últimos tres años del peor gobierno de la historia, para que volvamos a ser una Argentina feliz.
El viernes, en el programa de Nelson Castro que se emite por Radio Rivadavia, nuestro colega, Nacho Ortelli, dijo que lo que tuvo Alberto es más grave de lo que se informó. A Nelson le pareció muy riesgoso que no lo hubiesen dejado internado, por lo menos, 48 horas. Y les pidió a sus colegas de la Unidad Médica Presidencial: “Cuiden al presidente”.
Una fuente cercana al presidente reconoció que, a diferencia de otras oportunidades, esta vez Alberto se asustó.
Menos mal. Así se empieza a cuidar como corresponde.
De cualquier manera, en el peronismo, la enfermedad, e incluso la muerte, siempre terminan siendo utilizadas para darte golpes bajos. O para juntar votos, como lo hizo Cristina el jueves pasado, en el Estadio único de La Plata, al hacer mención de su marido fallecido.
Están enfermos de poder. Lejos de la realidad.
El problema es que, tal vez, estén enfermando, con su cinismo, a millones de argentinos que ya no los soportan más. ¿Cómo? Por ejemplo: Refregándonos en la cara el viaje de Cristina en el helicóptero presidencial hasta su Lollapalooza particular.
La pregunta es más que obvia: ¿Por qué tenemos que pagar con nuestros impuestos el traslado a un acto partidario?
Y otra imagen que te revuelve el estómago es la de Máximo Kirchner y Mayra Mendoza, agarrados del para avalancha.
¿De qué se ríen? ¿Por qué festejan? ¿No les da vergüenza? Gente grande. Gente con el deber de gobernar. No de hacer pogo. ¿Dónde creían que estaban? ¿En el show de Coldplay? ¿En Qatar? ¿Acaso no sienten ninguna responsabilidad, por la inflación del 100% con la que vamos a terminar el año y por el constante aumento de la pobreza y de la indigencia?
¿No los interpela la muerte de “El Chicha”, el chiquito de 8 años que falleció atropellado por un camión mientras se dirigía al basural “El Volcadero”, en las afueras de Paraná, Entre Ríos? Para que se curen de su divorcio con la realidad, les recomiendo que lean la nota de Germán de los Santos, este domingo en LA NACION.
Y también les recomiendo que empiecen cuánto antes a rendir cuenta sobre lo que hacen con la platita de todos nosotros. Según un informe que enseguida presentará Luis Gasulla, solo el uso del helicóptero nos costaría a los argentinos más de un millón y medio de pesos. Y la fiestita completa, más de 72 millones de pesos.
Y, encima, hay que soportar el discurso esquizofrénico de Cristina, hablando de su gobierno, como si fuera de la oposición, mientras maneja, por ejemplo, el 70% de todo el presupuesto nacional. Porque no es inocuo, al contrario.
A este discurso esquizofrénico de Cristina le adjudican la nueva suba del dólar paralelo hasta los 306 pesos, y del contado con liquidación hasta los $332. En realidad, al discurso delirante de Cristina y al sincericidio del viceministro de Economía Gabriel Rubistein, quien, en 5 minutos, agitó los tres fantasmas mas temibles de la Argentina:
- La devaluación.
- La hiperinflación.
- El Rodrigazo.
Vamos.
¿Son el peor gobierno de la historia y hay que aguantar a los chicos grandes de La Cámpora escribiendo “Luche y vuelve”? Porque, si todavía hay alguien que duda del daño que nos vienen haciendo Cristina y Máximo, los invito a ver este breve, pero contundente, compilado del exministro de Economía Martín Guzmán, quien reveló todas las porquerías que les hicieron ambos.
Se que todavía estamos atravesados por el inicio del Mundial y por la muerte de Hebe de Bonafini, una dirigente muy controvertida, valorada por su lucha contra la dictadura y criticada, con razón, por su sumisión política y los oscuros negocios que hizo con el gobierno kirchnerista. Por eso, te invito a colocar a las cosas en su justa dimensión.
Cada uno recordará a la señora de Bonafini como le parezca mejor. Nosotros la conocimos al final de la dictadura, 1982. Y la conocimos bien. Marchamos junto a ella y otras madres, mientras las entrevistaba el primer corresponsal del diario El País de España, Martín Prieto.
Para nosotros, hay una Hebe antes y otra después de su reivindicación al ataque a las Torres Gemelas. Fue el 12 de septiembre de 2002, al cumplirse un año del atentado. Jamás lo podremos olvidar. Ella dijo:
“Por primera vez, le pasaron la boleta a Estados Unidos. Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado . Me puse contenta de que, alguna vez, la barrera del mundo, esa barrera inmunda, llena de comida, esa barrera de oro, de riquezas, les cayera encima”.
Solo en ese ataque, murieron 2752 seres humanos.
Nosotros creemos que de esas palabras no se vuelve. Como tampoco se vuelve de desobedecer un fallo de la Corte, como acaba de hacer Cristina Kirchner. Ya sabés: el Tribunal Supremo le ordenó que restituya en el Consejo de la Magistratura a Luis Juez, pero ella volvió a ratificar a Martín Doñate, a quien había designado a través de una trampa.
Un ardid. Un engaño. Quizá, todavía, no dimensionamos lo que significa de verdad. Pero es el equivalente a un golpe de Estado. Es lo mismo que desconocer el sistema democrático. O la Constitución.
De hecho, en sus últimas declaraciones antes de morir, Hebe de Bonafini llamó a convocar una pueblada, contra los jueces de la Constitución.
Y si solo ante el pedido de condena de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, reaccionan así… ¿Qué reacción se puede esperar, cuando, eventualmente, dos de los tres jueces de la sala I de la Cámara de Casación, Daniel Petrone y Diego Barroetaveña, voten para que Cristina vaya a juicio oral, junto con sus hijos, Máximo y Florencia, en la causa Hotesur y los Sauces?
Pero, además, Cristina tendrá la oportunidad de decir sus últimas palabras, antes de la sentencia en Vialidad, el próximo martes 29 de noviembre. Ya les faltó el respeto a los jueces y a los fiscales. Ya decretó que a ella la absolvió el pueblo. Los chicos grandes de La Cámpora ya cantaron mil veces: “Si la tocan a Cristina/ qué quilombo se va a armar”.
Entonces, ahora, ¿qué piensan hacer? ¿Prender fuego el Palacio de Justicia? Porque la Corte quizá confirme, además, la condena a Milagro Sala por la causa Pibes Villeros. Y tal vez restituya, también, la parte de la coparticipación que la Nación le manoteó a la Ciudad para dársela a Kicillof.
En serio: ¿Qué otra locura piensan hacer?
El cuentito de la proscripción ya se les cayó. Ya todos sabemos que, aunque los jueces de Vialidad la condenen, no va a ir a la cárcel. Y nadie le podrá impedir ser candidata. De hecho, la fiestita del jueves pasado constituyó su lanzamiento como candidata en 2023. Pero no es lo único que seguimos financiando.
También bancamos las carreras políticas de Emilio Pérsico, Juan Grabois, Fernando el Chino Navarro y decenas de dirigentes que trabajan a ambos lados del mostrador, y que ahora están en la picota por la constancia de la entrega de miles de planes sociales truchos. Y también bancamos, con la nuestra, los casi 50 mil empleados públicos a los que incorporó el gobernador que grita pero no gobierna, y que serán el foco de la resistencia de Diego Santilli, o de cualquier otro candidato que pueda enfrentar y ganarle a Kicillof el año que viene.
¿Escuchaste? El equivalente a un estadio como el que usó Cristina, el otro día, para rompernos la cabeza. ¿Cómo no vamos a estar enfermos? ¿Cómo no vamos a estar quemados, con dirigentes tan irresponsables? ¿Tan alejados de lo que nos pasa?