En LN+, el periodista analizó la llegada del exintendente de Tigre al Gabinete; “¿Cómo va a convivir con el fuego amigo?”, quiso saber el conductor
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Para que no digan que somos destituyentes, vamos a plantearle al nuevo ministro de Economía, sin más demoras, una serie de preguntas, como si estuviera aquí, de manera presencial.
Preguntas que contienen información, recién “salida del horno”.
Van.
¿Cómo explica su cambio de postura entre la amenaza de meter presos a los ñoquis de La Cámpora y su estrecho vínculo con Cristina y con Máximo Kirchner?
¿Comprende que ese tipo de cosas dañan su reputación, su credibilidad y el valor de su palabra?
¿Es cierto que la baja de la cotización del dólar blue, el dólar MEP, el contado con liqui y el riesgo país se viene logrando, entre otras cosas, porque un grupo de empresarios y banqueros que lo apoyan están invirtiendo unos cuantos millones de dólares para sostenerlo?
Los especialistas dicen que los bonos argentinos están tan baratos y el mercado es tan chico, que cualquiera, con un par de millones de dólares por día, puede lograr el denominado “efecto Massa” de mejoría en el mercado de valores.
¿Es verdad que plantea un dólar para el campo de alrededor de 300 pesos, para lograr que liquiden, en los próximos días, cerca de 15 mil millones de dólares?
¿Es cierto que está pensando venderle las acciones de que tiene el Estado acumuladas en el Fondo de Garantías a las mismas compañías que tienen la mayoría?
Porque eso implicaría dejar de integrar el directorio de empresas como:
Telecom
Banco Macro
Papel Prensa
Grupo Financiero Galicia
Transportadora de Gas del Sur
YPF
Cablevisión
Molinos
Mirgor
Consultatio
Y Grupo Clarín
Entre otras.
Es decir: ¿Cree que Cristina se lo va a permitir, siendo que se trata de una de sus banderas ideológicas más importantes?
Su última medida concreta, antes de asumir en Economía, fue firmar una paritaria, para los empleados del congreso, de casi el 69 por ciento.
¿No está más cerca del populismo y de las decisiones que retroalimentan la inflación que de un programa económico consistente?
¿Es verdad que va a devaluar, pero una vez que tenga por lo menos entre 15 mil y 20 mil millones de dólares de reservas?
¿Cómo tomó el irrespetuoso tuit de Juan Grabois cuando todavía no terminaba de asumir, pidiendo el salario básico universal y otras medidas delirantes por el estilo?
¿No cree que cada vez que hablan Grabois, Hebe y otros, en el fondo le está mandando un mensaje a Cristina?
¿Cómo va a convivir con el fuego amigo?
De hecho, en las últimas horas circuló un video, en el que Víctor Hugo Dos Morales parece simular un acto fallido.
Tanto la salida de varios ministros como su desembarco estuvieron llenos de papelones y desprolijidades. Algunas dieron vergüenza ajena.
Por la manera en que le fueron transmitidas a los ministros y secretarios.
Por la forma de comunicarlas.
A Gustavo Béliz.
A Silvina Batakis, que pasó de ministra de Economía a Presidenta del Banco Nación, y se enteró arriba de un avión.
A Daniel Scioli, que tuvo que volver a la embajada de Brasil después de haber sido designado ministro de Desarrollo.
Eduardo Hecker, que se enteró que cesaba en su cargo de presidente del Banco Nación mientras estaba en funciones, presentando una tarjeta en la provincia de Catamarca.
¿No le parece que usted también tiene parte de la responsabilidad?
¿Cree que se puede gobernar bien con un presidente sin poder ni autoridad y una vicepresidenta que la juega de auditora?
¿Cómo va a hacer para imponer su visión sobre la economía y el mundo, si, a primera vista, parece tan contraria a la que tiene Cristina y su núcleo duro?
Todo el mundo sabe, y usted también, que para cambiar las expectativas hay que:
· Bajar el gasto público
· Devaluar
· Conseguir los dólares para hacerlo.
· Ser y parecer creíble.
Y lograrlo con un apoyo de todo el Frente de Todos.
El mismo Frente donde todavía se están pegando codazos para ver quién se queda y quien se va.
Para confirmar si Miguel Pesce, uno de los pocos hombres fuertes que le quedan a Alberto, se mantiene o renuncia al Banco Central.
Donde sigue la interna abierta, entre sus propios deseos, objetivos y ambiciones, los del presidente y los de Cristina, que pugnó por colocar en la AFIP gente de su confianza.
Si.
La misma Cristina que no se moja ni se embarra pero que bregó para que no le toquen ni a Wado de Pedro, ni a Martín Soria, ni a Carlos Zannini, ni a Tristán Bauer, ni a Fernanda Raverta, ni a ninguna de las cajas más jugosas, como las de PAMI, YPF y Aerolíneas Argentinas.
A propósito:
¿Por qué habría que pensar que usted va a tratar de convertir a esas empresas deficitarias en superavitarias si ni siquiera metió la mano en la Biblioteca del Congreso de La Nación, en la que trabajan casi 1.600 empleados?
Según nos explicó nuestro compañero Rafael Mathus Ruiz, en Wall Street creen que usted podría dar un poco de aire, pero que persisten las mismas dudas de siempre.
De hecho, ayer lo resumió Luis Juez, con su filosa crítica al gobierno.
Y una última pregunta:
¿Hasta dónde está dispuesto a cambiar, si la inflación sigue altísima, la pobreza crece día y a día y nada parece haber cambiado? Es más: en vez de aprovechar para generar un ahorro en el presupuesto, le dieron a la mayoría un nuevo conchabo, como si la plata del Estado fuera un barril sin fondo.
¿No es esta una pésima señal, a contramano de lo que piden la mayoría de los argentinos?