Mientras Alberto y Cristina analizan la incorporación o no de Massa como jefe de gabinete, el Gobierno sigue haciendo fulbito para la tribuna
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Mientras Alberto y Cristina analizan la incorporación o no se Sergio Massa como jefe de gabinete, el gobierno sigue pateando el ajuste y haciendo fulbito para la tribuna.
Como no pueden controlar la volatilidad de los mercados ni el vertiginoso crecimiento de la inflación, que viaja hacia un 90 por ciento anual, tratan de ganar tiempo, atacando a los medios, las empresas y el campo en particular.
El jefe de los espías, Agustín Rossi, el hombre que ve una escuelita de pilotos dónde puede haber terroristas, ya empezó a atacar a los periodistas no kirchneristas.
Antes que nada, a Rossi habría que decirle que Ruckauf, igual que Aldo Rico, es peronista. Es más: el exteniente coronel, la última vez que peleó por una candidatura, llamó a votar a Cristina Kirchner.
Pero sigamos con la escalada de violencia simbólica. Y no tan simbólica. Hace un ratito, nada más, el intendente K de Pehuajó, Pablo Zurro, pidió sacar un DNU para obligar a los productores a liquidar la soja.
Y todavía sigue latente la posibilidad de que Daniel Menéndez, coordinador nacional de Somos Barrios de Pie y funcionario nacional, vaya a la puerta de la Rural el sábado para provocar los que apoyan el campo y pudrirla toda.
Antecedentes de locura tenemos muchos: gente de Grabois ingresando de manera muy ruidosa al Patio bulrich, el 19 de septiembre de 2019, todavía no se sabe para qué.
Y el video que se viralizó sobre la verdadera naturaleza y el modo de la vida, del cristinito Grabois, en un taller sobre economía social y popular del que participó en 2018.
Hace pocas horas, la ministra Silvina Batakis le aseguró a un grupo de inversores de Wall Street que cuenta con el respaldo absoluto de la vice Cristina Fernández de Kirchner.
Pero si es así... ¿Por qué ella todavía continua en silencio? Cristina parece más interesada en preparar el terreno para su victimización, antes de que el fiscal Diego Luciani la empiece a acusar en el juicio oral y público de la causa Vialidad.
Los alegatos comienzan la semana que viene, y nada parece indicar que la vice recibirá buenas noticias. Para colmo, desde ayer está instalado el rumor de importantes cambios en el Gobierno, que incluirían:
- La designación de Sergio Massa como jefe de gabinete.
- El regreso de Santiago Cafiero a la Casa Rosada, pero como secretario general.
- El pase de Juan Manzur de la jefatura de gabinete a la cancillería.
- La unificación de las carteras de Desarrollo y Agricultura y ganadería, lo que dejaría a Daniel Scioli y a Julián Domínguez afuera del gabinete.
La gente que suele hablar por Massa dice que “hay más ruido que nueces”. Que las condiciones que puso el presidente de la Cámara de Diputados son conocidas. Que cuando le hagan una propuesta que lo convenza, no por los diarios, sino cara a cara, lo pensará y responderá .Que quienes tienen que definirlo son Alberto, Cristina y nadie más. Que no importa tanto como puedan reaccionar gente como Hebe de Bonafini o Grabois.
Parece increíble, pero cerca de Massa tampoco creen que la situación sea tan crítica, y se toman de dos o tres datos, fuera de contexto, para decir:
- Que la economía creció 5.4 por ciento, un poquito más que toda la región.
- Que el desempleo está en un nivel bajísimo: un 7 por ciento.
Sin embargo, aceptan que los grandes anuncios que no se cumplen y las grandes peleas que se registran dentro del Frente de Todos terminan tapando estos datos positivos.
Para quienes suponen que la designación de Massa serviría por si sola para renovar expectativas, habría que responderles que el exintendente de Tigre, junto con Cristina, acaba de cerrar la paritaria de los empleados legislativos por un total de casi el 70 por ciento.
Y para quienes imaginan una vice pragmática, capaz de convalidar un ajuste para calmar a los mercados y aparte de la sociedad, queremos recordarle que la verdadera Cristina, es la que le pide, cada tanto, al Pesidente, que use la lapicera, casi con la voz quebrada.
La verdadera Cristina es la que pasa por encima de la ley, faltándole el respeto a los jueces que la deberían absolver o condenar.