En LN+, el periodista analizó los primeros pasos de Silvina Batakis, las opciones que tiene Alberto Fernández y las movidas de Cristina Kirchner
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El deterioro de la situación política y económica es cada vez más veloz.
¿La piña es inevitable?
Ya sabemos que, en el último encuentro de ayer, Alberto y Cristina se dijeron de todo.
No nos consta que Alberto le haya echado en cara el “carpetazo” que, en vivo, y frente a millones de argentinos, le tiró por la cabeza con el asunto del celular.
Si sabemos que Cristina es capaz de eso y mucho más, gracias a las escuchas legales, que todavía sirven para conocerla de verdad, y muestran cómo no tenía ningún prurito en apretar a nadie.
Es evidente que, si nos dimos cuenta nosotros, al carpetazo que le tiró Cristina por la cabeza, el presidente, también lo habrá registrado.
Habrá entendido, quizá, que Cristina lo amenaza con divulgar la supuesta información de que sería demasiado juguetón con su teléfono.
No solo para retuitear tonterías. Agresiones. Sino también, chateando, de modo demasiado coloquial, con “persones”, para decirlo de un modo elegante.
Si esto, en efecto, sucedió, el lunes por la noche; si Alberto se lo echó en cara y Cristina contraatacó diciéndole que iba a terminar como Raúl Alfonsín, no lo sabemos con certeza.
Si le pidió la cabeza de Emilio Pérsico, Fernando Chino Navarro, Daniel Menéndez y Claudio Moroni tampoco.
Si el presidente, a su vez, pretendió echar a Darío Martínez, y los Federico Basualdo, y Bernal, no nos consta.
Pero en el medio de este descalabro, todo es verosímil.
Y el descalabro de la economía y de la política es comprobable.
La designación de Silvina Batakis, para colmo, enrareció el clima todavía más.
Pensada para ganar tiempo, poco idónea, desastrosa como ministra de Economía del exgobernador Daniel Scioli, parece más una Fernanda Vallejos con buenos modales que una técnica capacitada para llevar la enorme mochila de la economía argentina encima.
Es más: cuando habla se le entiende poco y nada.
También sabemos que:
- Todavía no terminó de armar el equipo, pero los que vienen no son ni técnicos ni tienen experiencia de gestión.
- La inflación de julio será la más alta del año y posiblemente sea la más alta desde hace muchísimos años.
- No se compra ni se vende nada. Ni departamentos, ni autos. Solo comida. Para acopiar. Como si estuviéramos a punto de entrar en una hiper.
- Durante el fin de semana pasado, por ejemplo, hubo una ola de compra de electrodomésticos. Se pagaron en cuotas, en general, con tarjeta de débito.
- Falta gasoil, y en algunos lugares del país ya hay desabastecimiento de productos que atraviesan las rutas en camiones.
Además es evidente que la distorsión de precios es enorme.
¿Cuánto vale un café? ¿Cuánto pagarías el sushi si ya no se puede importar más salmón? ¿Te alcanza tu salario para comer, para vestirte, para educar a tu hijo, para mantener tu prepaga o tu obra social? ¿Cuánto vale el departamento que elegiste, y que tenía un precio de referencia cuando lo señaste, y ahora acaba de aumentar, porque se transformó en un bien más deseable?
El dólar blue hoy cerró 255 pesos.
Pero el Banco Central hoy vendió otros 90 millones de dólares, y ya lleva gastados, desde que renunció Guzmán, 580 millones de dólares.
El riesgo país vuela.
Alcanzó los 2.728 puntos, el pico más alto desde antes de la negociación de la deuda privada.
Ayer, Alejandro Catterberg escribió, a sus clientes, que el presidente tenía cuatro opciones.
1) Entregarle al gobierno a Sergio Massa.
2) Acceder a todos los pedidos de Cristina.
3) Tirarle por la cabeza el gobierno a Cristina, así como Guzmán le tiró por la cabeza el gobierno él.
4) La peo... hacer la gran Alberto: patear todo para adelante, sin decidir nada.
Eligió, como de costumbre, la peor.
Sin embargo, a esta elección, hay que agregarle, otra mala noticia:
La solución que encontró Alberto tampoco termina de conformar a Cristina, la dañina, la insaciable.
Ella quiere populismo al palo.
Quiere salario Básico Universal para 14 millones de argentinos, a razón de 20 mil pesos por mes, y a un costo de 985.000 millones de pesos por años.
Y que los paguemos los que laburamos 24 horas por día con nuestros impuestos y que jamás la vamos a votar.
Quiere más cepo al cepo.
Más ataque que a la Corte, a la Justicia y a los medios.
Quiere que explote todo de una vez, y tirárselo al presidente por la cabeza.
Si nos preguntaran hoy a nosotros si la piña es inevitable, probablemente responderíamos que sí.
Solo resta saber el día, la hora, y su verdadera magnitud.
Ojalá nos equivoquemos.
Ojalá no suceda.