El editorial del periodista Luis Majul en La Cornisa por LN+
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A 48 horas del discurso de apertura de sesiones ordinarias más audaz y provocador del que se tenga memoria, Javier Milei reveló que tiene un as en la manga: ofrecer a los gobernadores los beneficios del “capítulo fiscal” que había retirado del debate el ministro de Economía, Luis Caputo, a cambio de que aprueben el corazón de la ley de bases, casi sin modificaciones.
Por eso, el viernes, para que no se confunda “acuerdo” con “toma y daca”, atacó a “la casta” desde el principio. Y también los atacó para que entiendan que ahora negociará desde una posición de fuerza. Parado de un lado de una nueva grieta: “La grieta moral”.
Por eso también, contra lo que suponían muchos, les puso nombre y apellido a los “jinetes del fracaso”: Cristina Kirchner, Sergio Massa, Máximo Kirchner, Pablo Moyano y Juan Grabois. Y para que nadie se confunda, tampoco se olvidó de Roberto Baradel. “En un país donde los chicos no tienen para comer, no podemos permitir que Baradel y sus amigos usen a los chicos para negociar”, dijo.
Pero Milei no se engaña. Sabe que una cosa son los 51 puntos de rating que sumó la cadena nacional y otra la resistencia de “la casta” a cambiar su modo de vida. Es más. Cerca de la media noche, cuando todavía su círculo íntimo no se podía dormir, Milei les comentó, como al pasar: “No nos hagamos ilusiones. Hace años que viven de la política. No creo que cedan sus privilegios en dos meses”.
En el recinto, por momentos, el silencio de los kirchneristas y sus franquiciados, los legisladores auto percibidos de izquierda, era atronador. Mientras, los memes y los videos se viralizaban con una velocidad inusitada. Picó en punta, con mucha diferencia, el de la reacción de Máximo Kirchner cuando el Presidente lo mencionó.
Y un dato curioso: el hijo de Cristina tenía en su banca un viejo libro de Daniel Scioli, “el otro camino”.
Máximo compitió, cabeza a cabeza, en popularidad, con el cachivache del diputado Mario Manrique, secretario adjunto de Smata, quien decidió permanecer de espaldas, para ver si podía robar un cachito de centralidad.
Enseguida se empezaron a viralizar otras imágenes, como las de Axel Kicillof, al lado del exgobernador Adolfo Rodríguez Saá, junto a la palabra fracaso. O las del alter ego de Milei, Santiago Caputo, quien, al mismo tiempo que aplaudía a rabiar, parecía vigilar y controlar todo, mientras las barras libertarias cantaban “la casta tiene miedo”. O “la casta no aplaude”.
Los cantitos de las barras en el recinto no es algo que alentamos desde este programa. Pero digamos todo: es obvio que quienes se creyeron eternos ahora están probando algo de su propia medicina. Por suerte, ya no les saldrá gratis patotear a cualquiera.
Como no le salió gratis a “la militante” Inés Rodríguez, quien agredió a una señora mayor al grito de “estamos acá porque están matando de hambre a los jubilados”.
El viernes, Milei tomó el consejo de Mauricio Macri cuando le sugirió que no cometa el error de no poner sobre la mesa “la bomba” que le dejaron. Así, puso negro sobre blanco lo que definió como “la peor herencia que ningún gobierno en la historia argentina haya recibido jamás”, a saber:
- Una hiperinflación a punto de estallar.
- Una pobreza que estimó en el 60%.
- Un salario promedio actual de US$300, al que comparó con el de los noventa, que había llegado a US$1800, el equivalente de lo que hoy serían unos US$3000.
- Una “orgía de gasto público y emisión descontrolada”
- Una deuda “descomunal” con importadores y organismos internacionales de crédito.
- Reservas negativas en el central por US$11.200 millones.
- Precios de la energía y el transporte reprimidos “hasta un quinto de su valor real”.
- Una brecha de hasta el 200% entre el dólar oficial y el paralelo.
- Un tercio de los trabajadores formarles bajo la línea de la pobreza.
- Asistencia social manejada por organizaciones de izquierda “que les roban la plata a los pobres que dicen defender.”
- Un país en el que hace 12 años no se produce un puesto de trabajo nuevo, mientras crecen el empleo público y el trabajo informal.
- Un sistema quebrado que en los últimos 10 años incorporó a casi 4.000.000 de beneficiarios sin aportes.
Milei habló de corrupción y puso como ejemplo los seguros de Alberto Fernández y los permisos de importación SIRA de Massa.
También hablo de la inseguridad. De argentinos abandonados a su suerte. De ciudades enteras rehenes del narcotráfico. De fuerzas de seguridad maltratadas. Del el caos y desorden generados por los piqueteros a quienes calificó de extorsionadores. Y cerró con un ejemplo dramático de inseguridad inducida: la suelta de presos durante la pandemia.
Milei sintetizó el gravísimo problema de la educación con dos datos fulminantes. Uno: la mitad de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee. Dos: el 70% no puede resolver un problema de matemática básica.
El Presidente no dejó títere con cabeza. Revoleó acusaciones genéricas y generalizadas. Ataques al voleo contra: funcionarios del poder ejecutivo, legislativo y judicial, nacionales, provinciales y municipales. Empresarios “prebendarios” que apoyan este modelo. Medios que viven de la pauta oficial y formadores de opinión a los que llamó “ensobrados que eligen cuidadosamente a quien acusar y a quien no”.
El Presidente anunció un “paquete anticasta” que hizo aplaudir a sus seguidores una y otra vez. El paquete incluyó: el cierre de la agencia oficial Télam; el fin de la jubilación de privilegio para los cargos de presidente y vicepresidente; la ficha limpia; mandatos de cuatro años con una sola relección para los dirigentes sindicales; negociaciones libres por empresa y no por gremio; y hasta un cambio de regulación de la ANAC para que ningún político pueda usar un avión privado salvo para cuestiones estrictamente oficiales.
La bomba política que venía anunciando llegó antes del final. Fue la convocatoria al pacto de mayo, en Córdoba, para gobernadores y expresidentes, sobre la base de 10 puntos a los que nadie, en su sano juicio, se debería oponer: inviolabilidad de la propiedad privada; equilibrio fiscal innegociable; reducción del gasto del 25% del PBI; reforma tributaria; coparticipación federal de impuestos; acuerdo para la explotación de recursos naturales; reforma laboral; reforma previsional; reforma política; apertura del comercio internacional.
Pero el as que todavía tiene en la manga el presidente es de otra naturaleza. Se trata de una propuesta para que le aprueben una ley de bases bis, que incluya: las facultades delegadas; las privatizaciones; las desregulaciones; el régimen de inventivos para grandes inversiones
Si los diputados y los senadores la aceptan, Caputo volverá a presentar el capítulo fiscal número cuatro, que incluye, entre otras iniciativas la reposición del impuesto a las ganancias y la nueva fórmula jubilatoria.
¿Para qué? Para que entonces las provincias puedan recibir, al final de la negociación, el equivalente a un punto del PBI. Es decir: aproximadamente US$4000 millones.
El mismo Presidente se los transmitió al jefe de Gabinete, Nicolás Posee y al ministro del Interior, Guillermo Francos, así: “Los volveré a llevar al punto de inicio. Y tendrán que ceder. Porque ahora saben con qué herramientas contamos para dejarlos expuestos”.