¿Por qué la mayoría de los argentinos sigue apoyando a Javier Milei, con semejante nivel de ajuste? ¿Cómo siguen soportando la pérdida del poder adquisitivo, el desmesurado aumento de las cuotas de las prepagas, el incremento de todas las tarifas y la fuerte embestida de los grupos de presión y del círculo rojo, cuyos integrantes todavía que no se resignan a abandonar los mil y un negocios que tenían con el Estado?
Lo respondió el propio Presidente hace horas, durante la primera jornada del AynRandcon 2024, una organización liberal basada en la filosofía objetivista. “Les dije la verdad…y no están acostumbrados a que les digan la verdad”.
Es cierto. Milei, por lo menos hasta el momento, no le mintió a nadie. Es más: anunció, que, si ganaba, iba a impulsar un ajustazo bíblico. Advirtió que todos íbamos a sufrir, en mayor o menor medida. Que no tendría más opción que ejecutar un ajuste del 15 por ciento del PBI, para evitar una hiper de entre el 10 mil y 15 mil por ciento anual que, a su vez, dispararía una pobreza de entre el 70 y el 80 por ciento.
Y al mismo tiempo, Milei pronosticó que, tarde o temprano, los representantes más conspicuos de lo que denomina la casta iban a quedar expuestos, por el principio de teoría de la revelación. Ahora está cosechando parte de lo que sembró. Porque si las elecciones de segunda vuelta fueran hoy, obtendría, no ya el 56, sino el 58 por ciento de los votos.
Y esto sería así, aún cuando:
- La boleta de gas estará llegando con un aumento de entre el 250 y el 460 por ciento con respecto al mes pasado.
- La factura de agua vendrá con un incremento promedio de 209 por ciento.
- La de la luz ya se distribuyó, el mes pasado, con una suba promedio del 180 por ciento.
- Y los aumentos en las cuotas de los colegios, los medicamentos, los servicios de televisión por cable y las expensas siguen creciendo a un ritmo desmesurado.
Estamos atravesando una estanflación machaza. Sin embargo, Milei insiste: los dinosaurios, el círculo rojo y los analistas clásicos no la ven, pero que la mayoría de la gente sí. Dice el presidente:
- Que la inflación de marzo, como nos anticipó Caputo en la última entrevista que le hicimos, estará más cerca del 10 que del 13.
- Que el Banco Central ya compró 12.700 millones de dólares.
- Que el riesgo país bajó a 1293 puntos.
- Y que el dólar blue ya cayó por debajo de los 1000 pesos, pero que no tiene sentido devaluar.
El Presidente explica que los mercados tampoco mienten. Que en realidad anticipan la reacción de la economía real.
Milei y Caputo prometen que van a quitar el cepo de una sola vez, pero no ahora. Quizá después de mitad de año, cuando el riesgo de una corrida se reduzca a cero.
El Presidente y el ministro también afirman que van a bajar los impuestos, pero no de inmediato. Sí cuando la curva del crecimiento económico empiece a hacerse sostenible.
Es más. Durante el mediodía de este domingo, el Presidente envió a su consejo de economistas un dato que, según él, indicaría que la economía estaría empezando a rebotar. Es el último índice de ventas minoristas de CAME. El cuadro muestra una caída del 28 y medio, en febrero del 25.5 y en marzo del 12.6 por ciento.
La otra gran ventaja de Milei son sus “enemigos”. Desde Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE, un impresentable que fue preso por ejercer la violencia y repite como un loro que el Estado puede trabajar a pérdida y no quebrar, porque no es una empresa privada. Hasta Pablo Moyano, quien sigue amenazando con un gran paro de camioneros si no le homologan la paritaria pero todavía no mueve un dedo, porque sabe que no tiene la fuerza para hacerlo.
Desde el tren fantasma de Soberanxs, quienes piden un juicio político a Milei. Hasta Cristina Kirchner, quien espera, agazapada, con el diagnóstico de que el cuadro se agrava cada vez más.
Cada tanto, habría que recordarle, a ella también, el desastre que dejó, junto a Alberto y Sergio Massa. A saber:
- Una inflación de más del 1.000 por ciento, la más alta desde 1983, con la excepción de las hiper de Alfonsín y Menem.
- Tres millones y medio más de pobres.
- Y un dólar que pasó de 60 pesos a casi mil, con un aumento de más del 1.300 por ciento.
En la última encuesta de Opina Argentina, el dato más relevante es que Milei “extiende su luna de miel con la Opinión Pública”. Pero el segundo dato más importante es que 7 de cada 10 encuestados cree que debería negociar con la oposición para alcanzar acuerdos, en línea con el pacto de Mayo.
También es obvio que Milei sigue manteniendo su base de apoyo porque se puso del lado correcto de lo que denominó “la nueva grieta moral”. Por eso el viernes, cuando se confirmaron las imputaciones de los funcionarios de su gobierno, Mauro Tanos, gerente general de Nación Seguros, y de Marcos Federico Eufemio, gerente de Compras del mismo organismo público, por el escándalo de la intermediación en el cobro de las pólizas de seguros, Milei llamó al jefe de gabinete, Nicolás Posee, y le pidió que los aparte de inmediato.
¿Es verdad, como sostienen fuentes cercanas a la oficina del presidente, que Posee y Santiago Caputo están pasando un nuevo scanner en reparticiones como la Aduana, la UIF, la AFIP, PAMI, la Anses y otras, donde todavía gente de La Cámpora y de Massa y el hace y deshace, como si el Gobierno no hubiera cambiado?
¿Es cierto que el Presidente está empezando a escuchar a quiénes le sugieren que no insista con la propuesta de nombrar a Ariel Lijo como miembro de la Corte Suprema, por el enorme desgaste que le provocaría a su imagen “anticasta”?
Desde que asumió, hace casi 120 días, ya le hicieron meter la pata más de una vez. Por eso, ayer, les dejó a quienes participaron de la entrevista en el Paseo La Plaza: “No hagan cosas que sean funcionales a nuestros enemigos. Hay que entender que el poder es un juego de suma cero”.
Por eso, esta vez, Milei sabe que no puede darse el lujo de no llegar a un acuerdo para aprobar la Ley de Bases y el capítulo fiscal. Entiende que ahora, una vez probada su capacidad para aplicar la motosierra y la licuadora, necesita demostrarle a la sociedad que puede, incluso, sacar las leyes necesarias a pesar de no contar con la mayoría en ambas cámaras.