En LN+, el periodista hizo un repaso por los tironeos en el poder entorno a la economía; el rol de Cristina y su puja con Rubinstein
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Son incapaces para gobernar, pero se transforman en depredadores cuando se trata de pelear por el poder. Así caracterizó a este gobierno un peronista que fue ministro de Néstor Kirchner y ahora ve como Cristina, Massa y Alberto Fernández se siguen peleando en la cabina de mando, mientras el avión viene cayendo en picada, con 47 millones de argentinos adentro. O, para recurrir a una metáfora más cercana a la tierra, hacen chistes sobre un posible accidente, arriba del vagón de un tren.
Como diría Jorge Luis Borges, son incorregibles.
Empecemos por “La Reina”.
Como si no tuviera suficiente con el pedido de prisión de 12 años, en la causa Vialidad, Cristina, acicateada por su hijo Máximo, ataca de nuevo y:
- Pide la cabeza del secretario de Comercio, Matías Tombolini,
- Le pega en la línea de flotación al viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein,
- Le rodea la manzana al ministro de Desarrollo, Juan Zabaleta
- Y reclama, cada tanto, la cartera de Trabajo, a cargo de Claudio Moroni.
Es la versión recargada de la primera temporada de la serie “Funcionarios que no funcionan”, capitulo uno, con el título: “Los ministros que tengan miedo que se busquen otro trabajo”, estrenada el 19 de diciembre de 2020, en el estadio Único de la Plata.
Más caraduras, no pueden ser.
Máximo, un chico grande de 45 años que a lo largo de su vida no pudo manejar ni un quiosco, ahora levanta el dedo, blandiendo, en una mano, la foto del secretario de Comercio junto los fabricantes de figuritas, y en otra, el video de campaña del mismo Tombolini, de julio de 2017, con el eslogan, “La plata no alcanza” grabado desde la cocina de un departamento de clase media alta, con cierta comodidad.
Máximo está acusando a Tombolini de ser demasiado blando con los formadores de precios. En el Instituto Patria tienen una lista con los que consideran más beneficiados.
La publicó hoy Marcelo Bonelli en su columna del diario Clarín. Molinos, Arcor, Ledesma, Dow Chemical y Techint, fueron citadas, en ese orden.
Lo de Rubistein parece más grave todavía.
Porque después del tuit de Cristina, pidiéndole al ministro Massa “una intervención más precisa y efectiva” para bajar el precio de los alimentos, el viceministro escribió otro tuit que, traducido al español, significa:
¿Fue convalidado, este último tuit, por el líder del Frente Renovador?
Cristina cree que Massa, le envió un mensaje por elevación a ella y a Alberto también, al deslizar, “siento que estoy dando las últimas pisadas en mi vida política”.
¿Los está amenazando con irse antes de los 100 días?
No.
En realidad, ambos están jugando al gato y al ratón.
Bailando en la cubierta del Titanic, agarrados de la caja fuerte del camarote del capitán.
Los voceros del Instituto Patria dicen que Cristina salió a marcarle la cancha porque Sergio no está cumpliendo con lo que habría prometido a puertas cerradas:
¿Y qué sería?
- Bajar los niveles de pobreza e indigencia.
- Desacelerar de inmediato la inflación. Como sea. implementando, si fuese necesario, un congelamiento de precios.
- Y aumentando los salarios. Como sea, también. Por decreto, si resultara imprescindible.
Massa, en cambio, cree que Cristina pretendió arrebatarle el mérito de un anuncio inminente, con alto impacto en los sectores indigentes.
También le pidió a su equipo calma, porque parece conocer los verdaderos motivos del nuevo berrinche de la vice: la publicación de un par de encuestas donde la imagen del ministro de Economía empieza a crecer, aunque de manera tenue. Una especie de tibio reconocimiento por haber evitado una híper, una devaluación, o un rodrigazo modo siglo 21.
¿Estarán adelantando la pelea interna del año que viene?
Massa considera injusta la temprana presión de Cristina. Por eso pareció responderle a ella cuando dijo, palabra más, palabra menos, que magno no es: Zabaleta recibe ahora mismo una andanada de fuego cruzado.
Los chicos grandes de La Cámpora le quieren arrebatar el ministerio, y al mismo tiempo bloquean su regreso a la intendencia de Hurlingham. El ministro, que tiene decenas de batallas en el lomo, piensa salir del problema por arriba, pero lo más seguro es que vuelva al territorio.
Por su parte, Moroni, salvó el pellejo sobre la hora. Lo hizo al conseguir la firma del acuerdo entre los fabricantes de neumáticos y los muchachos del SUTNA.
Es una victoria, a lo Pirro, que los amigos le adjudican a Alberto. Ellos reconocen que el Presidente perdió relevancia, pero recuerdan que todavía tiene la lapicera en la mano. Para firmar lo que le conviene y procrastinar lo que no le parece bien.
En eso gastan la mayor parte de su tiempo quienes siguen primeros en el ranking del peor gobierno de la historia, desde 1983.
En eso o en una nueva embestida para eliminar las PASO.
Los argentinos estamos pendientes de cuestiones más cercanas.
- El aumento del 4 por ciento en los combustibles, a partir de la cero hora de hoy.
- La inflación septiembre, que amenaza con repetir los números de agosto, con un 7 por ciento.
- El aumento del 11.5 por ciento en las cuotas de las prepagas.
- El impacto en la quita de subsidios en el pago de las facturas de luz, que alcanzará a casi 6 millones de consumidores sobre un total de 15 millones.
- El impacto de la quita de subsidios en las boletas de gas, que alcanzará a más de 4 millones de consumidores sobre un total casi 10 millones.
- El aumento del 10 por ciento promedio en la factura de agua.
- El incremento autorizado por el ENACOM de hasta el 20 por ciento en octubre y hasta el 10 por ciento en diciembre en telefonía móvil.
- El aumento de las expensas para pagar el bono de 134 mil pesos a los encargados de edificios.
- La indexación de hasta el 67 por ciento para los inquilinos que pretendan renovar su contrario con los propietarios.
También estamos pendientes de otras cuestiones tan urgentes como relevantes.
Por ejemplo: la complicidad del gobierno en al ataque a la propiedad privada, que incluye no solo la toma de enormes predios en la provincia de Buenos Aires y fincas en Villa Mascardi sino los actos de terrorismo contra la Gendarmería Nacional.
Por ejemplo: la toma de entre 14 y 16 escuelas de la Ciudad, con argumentos frívolos y tirados de los pelos.
Una movida delirante, que volvió a poner a Horacio Rodríguez Larreta en el centro de la escena, y lo obligó a endurecer su discurso una vez más, para evitar que Patricia Bullrich agitara la bandera de la intransigencia.
Y por encima de esta Argentina al margen de la ley, subyace un temor cada vez más recurrente: el de una mega devaluación desordenada, capaz de provocar un estallido social, que por ahora aparece larvado.