Los hipócritas son aquellos que simulan o fingen una opinión o un sentimiento que no tienen. Este Gobierno, qué duda cabe, está lleno de hipócritas. El problema de un gobierno de hipócritas es que genera cada vez más desconfianza. Se reconocen como inútiles, además, a quienes no son buenos para hacer las cosas que deberían. Este Gobierno, el de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, parece estar lleno, también, de inútiles.
En los últimos días, intentó transformar la violación de la cuarentena estricta en la quinta de Olivos en una cuestión de género contra Florencia Peña. Casi lo logra. Pero fracasó. Y no solo fracasó. Además, levantó tanta polvareda, que ahora quedó atrapado entre la hipocresía, la inutilidad y la sospecha.
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Veamos. Mientras Santiago Cafiero hablaba de la derecha misógina, se recordaban varios polémicos tuits de Alberto Fernández. Mientras decenas de mujeres y varones del Frente de Todos pedían la expulsión de los diputados Waldo Wolf y Fernando Iglesias porque le endilgaban, sin evidencias concretas, haber atacado a Peña, todos recordábamos el silencio cómplice de Cristina, ante los pedidos de expulsión del todavía senador nacional en uso de licencia José Alperovich, quien habría abusado de su sobrina de todas las maneras posibles.
Esta es parte de su declaración judicial de la sobrina de Alperovich. Como si esto fuera poco, las respuestas ambiguas del presidente frente a la “no entrevista” que le hizo el relator del relato, Víctor Hugo Morales, dispararon más preguntas todavía. Por ejemplo:
- Si Alberto no tenía la menor idea de quien era “el Chino, como lo llamó él. ¿Qué hacía el señor Chia Hong Chien, ciudadano taiwanés nacionalizado argentino, el día del cumpleaños del Presidente, 2 de abril de 2020, en el área privada y familiar de la quinta de Olivos?
- ¿Por qué, el señor Chien, pareja de la amiga y asesora de la primera dama, Fabiola Yañez, ingresó a la quinta a las 22 y se retiró casi a las 3 de la madrugada del otro día?
- ¿No da lugar para sospechas el hecho de que después de esa visita Chien haya ganado decenas de licitaciones por varios millones de pesos en diferentes áreas del Estado Nacional?
Ya hay una causa abierta. Pero el problema es moral. Porque lo que se discute acá, de nuevo, es la doble moral de los más altos funcionarios del Gobierno. La autopercepción de que ellos son una casta iluminada que puede hacer lo que se le canta. Igual que lo hicieron con las vacunas y los vacunatorios VIP.
Quizá, quien mejor expresa esa concepción de casta, es Carlos Zannini, uno de los mayores talibanes políticos de Cristina, uno de los primeros vacunado VIP, quien fuera registrado como personal de salud, junto a su mujer. El mismo que le acaba de faltar el respeto a los familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA.
Hipocresía es, también, fingir una unidad de pensamiento y de acción que no existe. O simular una moderación que este Gobierno no tiene. O repetir el jueguito de Cristina y Máximo de endurecerse con el fin de acaparar más dinero y poder antes de las elecciones, para luego silenciarse o “abuenarse” ni bien empieza la campaña.
Vamos, no nos tomen por idiotas. ¿O tendríamos que olvidarnos de Vicentín? ¿Olvidarnos de la liberación de a miles de presos, o del intento de meter presos a periodistas, de su plan de impunidad y venganza y de su persecución a jueces y fiscales, que todavía continúa, aunque de manera asordinada? ¿Tendríamos que olvidarnos también que fueron Cristina y Máximo la que le ordenaron a Cecilia Moreau incluir la palabra “negligencia” para trabar el contrato con Pfizer, decisión que costó miles de vidas?¿Tendríamos que olvidarnos del último discurso de Máximo, demonizando a los laboratorios extranjeros y al Fondo Monetario Internacional?
Porque si fueran coherentes, sus militantes deberían reclamarle ahora a Cristina y a Máximo no solo por el nuevo contrato con Pfizer, que servirá para la llegada de 20 millones de vacunas. También, deberían enojarse por el circo que hicieron en el Senado al exigir al Gobierno que los denominados Derechos Especiales de Giro que va a entregar el FMI no sean destinados a pagar deuda. Porque ahora parece que Cristina se volvió pro capitalista, y serán utilizados, finalmente, para pagar la deuda a los “demonios” del FMI.
Todavía más peligrosa que la hipocresía y la incapacidad es la combinación de ambas, potenciadas al extremo. Porque da como resultado un país con casi 108 mil muertos por COVID, lo que lo convierte en una de las naciones más ineficientes en la lucha contra la pandemia. Da como resultado un país con más de 5 millones de contagiados, lo que nos convierte en la octava nación del mundo con más casos por millón. Da como resultado un Gobierno que dice que es uno de los mayores vacunadores del planeta cuando nos encontramos allá lejos, en la posición número 54.
Un Gobierno que manipula las estadísticas y te quiere hacer creer que en un ratito más volveremos a ser felices. Un gobierno que te quiere hacer creer que estamos en plena reactivación cuando todavía no salimos de la caída de la economía más grave de la historia. Y te lo presenta la misma semana en que se conoció otro dato que es un cachetazo: la irrupción de 2 millones y medio de nuevos pobres y de 1.205.600 nuevos indigentes.
Parecen cada vez más hipócritas y más inútiles, pero no habría que subestimarlos. Porque así y todo, no estarían lejos de alcanzar la mayoría propia, y entonces sí: ni siquiera van a necesitar aparentar lo que no son para pasarte por encima.