En su columna editorial de LN+, el periodista analizó el perfil de Sergio Massa y su camino para convertirse en el candidato presidencial del espacio que lidera políticamente Cristina Kirchner
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En su clásica columna de LN+, Luis Majul analizó a Sergio Massa y explicó cómo consiguió llegar al lugar de candidato presidencial. En su descripción del ministro de Economía, el periodista también se refirió a los condicionamientos de Cristina Kirchner para permitirle ponerse al frente de la fórmula de Unión por la Patria en estas elecciones.
A continuación, la columna editorial completa de Luis Majul:
Fullero, carnívoro y superambicioso ¿Con voluntad, ambición, picardía y falta de escrúpulos se puede llegar a ser presidente, en la Argentina? Néstor Kirchner demostró que sí. Alberto Fernández, en cierta forma, también.
¿Esto significa que Sergio Massa podría conseguirlo? No necesariamente. Porque lo que determinó que Kirchner y Alberto alcanzaran la presidencia fue, especialmente, que estuvieron en el lugar exacto, en el momento oportuno.
Los detalles de cómo Massa llegó hasta aquí son archiconocidos: puso a Cristina contra la espada y la pared. Y la puso con la ayuda de Alberto, quien se vengó de la vice y al mismo tiempo traicionó a Daniel Scioli. Hace unas horas, Luis D’Elía comentó algo que varios se lo escucharon decir a Néstor Kirchner: Massa tenía grandes posibilidades de convertirse en presidente porque tenía tres características que lo podrían ayudar. Una: la voluntad y la ambición; dos: amigos con dinero que lo ayudarían a financiar una campaña; y tres: el hecho de que fuera un “hijo de p”.
Cristina, después de la muerte de su marido, repitió lo mismo más de una vez. Con una pequeña variante. “Sergio es todavía más hijo de p... de lo que era Néstor”. Si se pusieran uno al lado del otro todos los adjetivos con las que se reconoce a Massa, se podría decir que la mayoría tienen connotaciones negativas.
Desde el de ventajero, que le zampó Mauricio Macri cuando le dijo “ventajita”, hasta el de panqueque, por las ideas y vueltas, que lo llevaron a dar por muerta, políticamente, a Cristina, antes de tiempo, y anunciar, con bombos y platillos, que iba a meter presos a los ñoquis de La Cámpora, con quienes hoy anda a los besos, sobreactuando lealtad y compromiso con los derechos humanos.
Es tan ostensible la picardía de Massa que muchos la confunden con eficacia y resultados positivos. Sin embargo, su gestión como ministro de Economía lo condena, desde el escandaloso aumento de la inflación hasta el veloz incremento de los índices de la pobreza. De menos de 17 millones de pobres al momento de asumir a más de 20 millones, según mediciones del Observatorio Social de la UCA. Desde la brutal emisión de dinero, la de mayor ritmo del gobierno de Alberto Fernández, hasta la dramática caída de reservas.
También está claro que Cristina no le dejó, ni tampoco le va a dejar, gestionar con las manos libres. Es decir: lo está condicionando y lo va a seguir condicionando, igual que lo hizo con Alberto desde el minuto uno. Cerca de la vice afirman que con Massa podrían ir al balotaje, y ganar, con la ayuda de Axel Kicillof, la provincia de Buenos Aires. Que lo necesitan para eso, pero que después se tendrá que hacer cargo de la derrota.
¿Y cómo lo analizan en Juntos por el Cambio? Patricia Bullrich festeja por anticipado, porque supone que el electorado de Massa es similar al de Horacio Rodríguez Larreta. Larreta dice que al resultado de la elección lo va a definir la campaña, y que él sabe cómo hacer campaña.
Mientras tanto, muchos grandes empresarios lo llamaron durante el fin de semana para felicitarlo. Con su fino olfato de supervivencia, ya registraron el cambio de escenario político. Un escenario demasiado volátil y cambiante para el mundo de los negocios.