En LN+, el periodista anticipó lo que será la defensa de la vicepresidenta en el juicio por Vialidad
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Mañana Cristina tendrá la última oportunidad de defenderse. Se vio obligada a hacerlo, porque el intento de su abogado, el “prestigioso” Carlos Alberto Beraldi no alcanzó. Y porque las pruebas que la condenarían son contundentes.
¿Cuál de las todas sus caras nos terminará mostrando?
¿La de Santa Cristina?
¿La de Evita del siglo 21?
¿O la de Maléfica?
Hemos pasado muchas horas analizando las supuestas “controversias” entre las acusaciones de Luciani y Molas y la defensa de Beraldi y Cristina.
No hay.
Está claro que se llevaron al Código Penal por delante.
Prestá atención, por ejemplo, a este nuevo material, inédito, que hace volar por los aires la hipótesis de que, desde 2003, hasta 2007, los jefes de gabinete y los senadores y diputados del congreso autorizaron el trato privilegiado a Lázaro.
Antes de presentarlo, Luciani dio una clase de lo que llamó el “deber ser”.
Son los cuatro pasos que tuvieron que haber respetado, desde el Poder Ejecutivo, desde Cristina hasta De Vido y José López, para que las obras de Báez fueran legales y transparentes.
1. La elaboración del presupuesto.
2. La sanción del presupuesto.
3. La ejecución del presupuesto.
4. El cierre y control de las cuentas públicas.
Bien.
Los fiscales revisaron toda la traza administrativa.
Desde 2004 a 2015.
Incluido el apartado que, en su declaración testimonial, el ex jefe de gabinete Jorge Capitanich denominó “el artículo de la felicidad”.
Cuando terminaron de revisarlo, según palabras del propio Luciani, no podían terminar de creer el resultado.
Para que se entienda bien:
Estos muchachos omitieron incorporar en las planillas plurianuales a 17 de las 51 obras de Báez.
Es decir: 30 por ciento del total de esta información sensible.
Esa información no pasó por el congreso.
No estuvo a la vista de los legisladores.
No era para menos.
Si en la planilla, que no oficializaron, los hombres de Austral Construcciones, entre otras barbaridades, hacían figurar la misma máquina para cinco obras distintas, a cientos de kilómetros unas de otras.
Cómo iban a mostrar las planillas, si cobraban antes que nadie por un canal privilegiado, y por trabajos que nunca terminarían de hacer.
¿Qué va a decir Cristina, ahora?
¿Qué solo le alquilaba a Lázaro los hoteles y los departamentos?
¿Qué a los sumo había un conflicto de intereses, o una cuestión moral, como dicen desde Graciana Peñafort hasta Alberto Fernández?
Como bien comentó Carlos Pagni, en su charla para suscriptores, al problema de Cristina no es Luciani, ni el periodismo, ni la oposición.
El problema de Cristina es Lázaro Báez.
A veces, desde aquí, no se tiene la exacta dimensión del dinero que según la justicia, se robaron. Pero cuando se revisa el archivo y se encuentra, a la entonces diputada provincial Roxana Reyes, haciendo una nota, con el fondo de Austral Construcciones, convertido en un cementerio de máquinas, comprende que el significado de la palabra “inmoral”.
Y si luego compara ese abandono, con los 60 millones de dólares que lavó Lázaro, o con “la flota negra” de autos de Báez, que permanecieron durante meses en un garaje hasta que los embargó la justicia, junto con una estatua de bronce de Néstor Kirchner de 1 metro ochenta, se comprende, además, lo dañino que es eternizarse en el poder.
También entonces se entiende mejor porqué ahora el kirchnerismo pretende imponer una Corte Suprema de 15 miembros.
O porqué analiza la eliminación de las PASO que tanto Néstor como Cristina defendieron e impusieron en 2010.
Se trata del último intento de transformar a la Argentina en Santa Cruz.
Donde se cargaron a un procurador general, Eduardo Sosa, solo porque pretendía investigar la oscura trama de los fondos de Santa Cruz.
Donde llegó a integrar el Tribunal Supremo el vacunado VIP y firmante de las dos jubilaciones de privilegio de Cristina Carlos Zannini.
Donde acaban de hacer entrar por la ventana, a la misma corte provincial, al amigo de Máximo Kirchner, Fernando Basanta, militante de la Cámpora, ex ministro y aportante de la campaña de Alicia Kirchner, alguien jamás ejerció la abogacía.
Por eso, desde 2008, cuando instalaron, de prepo, la grieta, con el objetivo de perpetuarse en el poder, hasta ahora mismo, los periodistas críticos nos pasamos desarmando operaciones.
Desmontado debates que quieren instalar de prepo. Y parte de la oposición también, como lo acaba de expresar, desde su banca, en el recinto, el senador Martín Lousteau, en su participación de esta tarde.
Por eso: sería mejor que mañana Cristina terminara de defenderse, y que, de inmediato, se pusiera a gobernar.
Porque, mientras más disociados se muestran, más van hundiendo a la economía y al país, con sus políticas delirantes.
La tabla de los salarios mínimos en Latinoamérica medidos en dólares que Damián Di Pace nos trajo ayer, es suficientemente elocuente para que lo entendamos todos.
Somos los más pobres de la región, con un salario de 174 dólares, con excepción de Venezuela.
Ecuador 425 dólares.
Uruguay 418.
Chile 411.
Panamá 365.
México 256.
Colombia 244.
Perú 233.
Brasil 214.
Argentina, 174 dólares.
Y Venezuela, 2 dólares.
De eso trabajamos nosotros.
De bomberos de la realidad.
Para evitar que se lleven todo puesto, antes de que se vayan.