El Presidente vuelve de su gira por Europa: el rol de Sturzenegger en el gabinete, la puja por la Ley Bases y las promesas si se aprueba el paquete fiscal; el caso Loan y la Argentina “absolutamente rota”
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Javier Milei regresa el próximo martes por la mañana a la Argentina. Lo está “esperando todo el mundo”. Desde sus incondicionales hasta sus peores enemigos. Lo espera, por ejemplo, su principal asesor, Santiago Caputo. Necesita que el Presidente le ponga día y hora a la designación oficial de Federico Sturzenegger. ¿Para qué? Para que nadie interprete la demora de ese nombramiento como ruido interno en el gabinete.
Entonces, este domingo, desde Berlín, Milei, un poco inquieto, confirmó a su mesa chica cuando se producirá: “Federico asumirá después de la Ley Bases”. Tiene sentido. Primero, porque el Presidente quiere manejar sus propios tiempos. Segundo, porque tanto Milei como Guillermo Francos confían en que el próximo jueves, en Diputados, se logre la restitución del Impuesto a las Ganancias, y los cambios en Bienes Personales, la moratoria y el blanqueo. Es decir: que el paquete fiscal se apruebe tal y como salió de la Cámara de origen.
Si esto sucede, Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, anunciarán de inmediato una rebaja del impuesto PAIS a la mitad: del 17,5 al 7,5%.
Entonces este anuncio será interpretado por los mercados y el resto de la sociedad como la primera de una serie de medidas destinadas a salir del cepo. Dicen, además: “Por el contrario: sin el capítulo fiscal no habrá baja del impuesto PAIS y por lo tanto tardaremos más en salir del cepo”.
La fuente cuyo testimonio acabamos de citar sabe que también “esperan” a Milei “los malos”. Es decir: quienes trabajan agazapados para que no le vaya bien. Y en primera fila de “los malos” están Cristina Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof, Máximo Kirchner y muchos otros que “no lo vieron venir”.
De hecho, en sus discursos de los últimos días, Milei volvió a sentir el impulso de recordar que es un liberal libertario, pero que no es un “liber-boludo”. O un “liber-tarado”. Y con esa premisa recordó que el gobierno anterior le había dejado “una bomba a punto de estallar”.
En Madrid, se tomó la licencia de “atender” a los “liberales egipcios”. Fue en el Instituto Juan de Mariana, donde recibió otro premio. Allí, los definió como farsantes que por un lado promueven las ideas de la libertad, y por el otro “le venden la patente de corso al mejor postor”.
Después aclaró desde su cuenta de X qué significa “liberegipcio”. “Definición aplicable a los liberales (de copetín) que con una mano (la de arriba) empujan las ideas de la Libertad, con la otra (la de abajo) pide las coimas para vender la patente de corso”, postuló y agregó: “En el fondo son unos verdaderos sicarios de las ideas”.
El Presidente, incluso retuiteó esta ilustración: la de un antiguo egipcio con la mano para abajo llena de dólares crocantes.
Quiénes conocen a Milei dicen que cuando habló de liberales egipcios se estaba refiriendo, entre otros, a Gerardo Bongiovanni, presidente de la Fundación Libertad. No sabemos exactamente porqué. Si entendemos que Bongiovanni está más cerca de Mauricio Macri que de Milei. Y que en sucesivas declaraciones públicas empezó a criticar al actual presidente, de una manera insistente.
En ese encuentro de Madrid, Milei aprovechó para castigar a quienes definió como los “sommeliers del ajuste”. Son, según el Presidente, quienes califican a su plan de reducción del gasto con los epítetos poca tijerita y mucha licuadora.
Ya es obvio que se refiere, por ejemplo, a Miguel Ángel Broda, Carlos Melconian. Y también es obvio que tampoco ahorra epítetos para Axel Kicillof, a quien, precisamente en la cena de la Fundación Libertad, en su momento, le dio para que tenga y guarde.
¿Sabe Milei donde está parado? ¿O la sucesión de viajes y horas de vuelo lo podrían estar alejando de los volátiles movimientos del humor social imperante?
Si se presta atención a la conclusión de los gobernadores que el jueves pasado estuvieron cara a cara con el presidente, parecería que sí. Que tiene en claro lo que sucede. Porque mientras Francos por un lado y Karina Milei por el otro, negociaban en una oficina intereses concretos de cada una de sus provincias, el presidente recibía a los gobernadores de Tucumán, Osvaldo Jaldo, de Jujuy, Carlos Sadir, de Catamarca, Raúl Jalil y de Salta, Gustavo Sáenz, para hablar de estrategia política.
Uno de los presentes reconstruyó parte de la charla con el jefe de Estado.
- Milei: “Ya habrán visto las últimas encuestas ¿no? La mayoría de la gente esta dejando de preocuparse tanto por la inflación y por la inseguridad”.
- Gobernador: “Si. Pero se está empezando a preocupar cada vez más por la desocupación”.
- Milei: “Eso también es cierto. Pero mi interpretación de los datos es que estamos domando, de manera muy clara, a los dos grandes problemas de los argentinos. Por eso seguimos tan alto en las encuestas ¿O acaso ustedes no lo ven así?”.
Ningún gobernador encontró el espacio o la oportunidad para contradecirlo. De hecho, saben que en sus provincias la adhesión a Milei es quizá más alta que el que podrían recoger ellos mismos si las elecciones fueran hoy.
Por otra parte, durante las últimas horas, el apoyo incondicional a Milei a Bullrich fue muy ostensible. Porque la ministra primero lo llamó avisándole que iba a apartar a su segundo, el secretario de Seguridad, Vicente Ventura Barreiro, por haber tratado de interferir en la última licitación de servicios de alimentos para el Servicio Penitenciario. Y cuando quiso ampliar sus argumentos, el presidente le respondió: “No necesitás explícame tanto. Si hubo algo raro, procedé. El mismo apoyo que encontró Sandra [Petovello] lo vas a encontrar vos, cada vez que lo necesites”.
Entonces, la ministra subió este tuit y el Presidente lo reposteó de inmediato. También reposteó enseguida el tuit de Bullrich en el que sostiene que ella no es una comentarista más del caso Loan, sino que está brindando a las herramientas a la justicia de la provincia de Corrientes, para ayudar a resolverlo.
Lo cierto es que Bullrich, a esta altura, también estaría convencida de que a Loan Danilo Peña, con apenas cinco años, se lo llevaron en auto para venderlo. Igual que al gobernador Gustavo Valdés, a ella la informan minuto a minuto sobre la evolución del caso.
Quienes habrían llegado a la conclusión de que Loan lo entregaron para venderlo son los dos fiscales de la causa, Guillermo Barry y Juan Carlos Castillo. Esta habría sido la secuencia:
- El jueves 13 de junio, Loan visitó por primera vez la casa de su abuela, Catalina Peña, de 87. Está ubicada en el Algarrobal, dentro del municipio de 9 de Julio.
- Lo llevó hasta allí su papá, José Peña, montado a caballo.
- Después del almuerzo, que consistió en un caldo de gallina, del que participaron varios adultos y varios niños, Loan salió de la casa a las 14:50.
- Ni bien salió, lo subieron a la cabina de atrás de una Ford Ranger.
- A la camioneta la manejaba el excapitán de navío de la Armada Carlos Pérez.
- En el asiento del acompañante estaba su esposa, la directora de Producción de la comuna local, María Victoria Caillava.
- Tanto el papá de Loan como Pérez y Caillava habían estado almorzando.
- La abuela de Loan conocía a Caillava porque la funcionaria le había ayudado a instalar un pozo de agua en el campito donde vive.
- Una vez arriba de la camioneta, Loan fue llevado a 9 de julio, el pueblo donde vive junto a su mamá, María Noguera, y sus dos hermanos mayores.
- Sin embargo, no habría regresado a su casa. Por el contrario, habría pasado la noche en el domicilio de Calliava y Pérez.
- A la mañana siguiente, habrían partido los tres, pero esta vez arriba de un Ford K, de nuevo conducido por Pérez.
- Todo indica que habrían pasado por la ciudad de Corrientes para después cruzar el puente hacia Chaco. En ese punto, el rastro de Loan se pierde.
Y hay dos suposiciones. Una: que Loan habría sido entregado a una organización que compra niños para luego venderlos a matrimonios que pagan para adoptarlos de manera ilegal. Y dos: que, por lo tanto, Loan está con vida. En Chaco, o en Paraguay.
Pero la reconstrucción del delito no termina ahí. Porque habría sido la propia Caillava la que habría denunciado que Loan se había perdido, en una evidente mentira. Y el primero que le habría tomado la denuncia habría sido el comisario de 9 de Julio, Walter Maciel, aunque también se sospecha que el policía sabría la verdad de los hechos. Ver el testimonio del comisario, si las cosas sucedieron como las habrían contado los fiscales, resulta doblemente indignante.
Pero el caso Loan también sería la conformación de que la Argentina, o unas cuántas partes de la Argentina, están absolutamente rotas. Por eso parece tan difícil su reconstrucción. Por eso, además, hay fallos de la justicia que generan tanta desesperanza e indignación.
Como la decisión del juez de la cámara de Casación, Diego Barroetaveña, a la que adhirieron sus pares Carlos Mahiques y Daniel Petrone.
Porque estos magistrados determinaron que los pagos en negro que entregó Ángelo Calcaterra, a Roberto Baratta y otros altos funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner no eran coimas sino simples aportes para las campañas electorales.
Calcaterra fue ejecutivo de la constructora IECSA y es primo del expresidente Mauricio Macri. El expediente es un desprendimiento de Los Cuadernos de la Corrupción, la causa basada en una investigación periodística de nuestro colega Diego Cabot. Pero además de los interrogantes que dispara, sirve para preguntarse:
¿Cuándo va a arrancar el juicio oral para llegar a las condenas en la causa madre de los Cuadernos de la Corrupción? ¿Y cómo va a seguir la Causa Vialidad, en la que Cristina Kirchner ya tiene una primera condena de seis años en suspenso y con inhabilitación para ejercer un cargo público de por vida?
¿Y por qué la causa contra Eduardo Belliboni y sus cómplices del Partido Obrero y el Polo Obrero avanza con una velocidad inusitada y las de Juan Grabois, con el FISU y sus multimillonarios negocios con el Estado viajan como una papa caliente de un juzgado al otro y nadie las quiere tomar?
¿Será porque los curas kirchneristas penetraron a la jerarquía de la Iglesia, incluido el primer Papa argentino, Jorge Bergoglio, y ya dictaminaron que donde hay una necesidad hay un derecho y por lo tanto se sienten con derecho a tomar la plata del Estado y cantar “la patria no se vende” en cualquier templo católico, como si fueran sus dueños? ¿O será que no se resignan y no terminan de aceptar el resultado de las últimas elecciones presidenciales?
Porque a muy pocos de ellos los oímos o los vimos hablar sobre el hambre y la pobreza, antes de diciembre de 2023. Y ahora, que, por ejemplo, la inflación de alimentos de la tercera semana de junio, empieza con un cero. ¿Qué les impediría ver esto como una buena noticia, sabiendo que la suba de los precios de la comida, a quienes mas afecta, es a los pobres?
¿O algunos de ellos también están esperando a que le vaya mal a Milei, para ver si pueden volver a ser protagonistas de un mundo que hoy los percibe cada vez más, como unos “tira piedras”?