El periodista de LN+ analizó la coyuntura del descargo de Cristina Kirchner en la causa Vialidad y apuntó contra la figura del presidente a quien lo acusó de querer cubrirla
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Iban a ser un gobierno de científicos. Iban a encender la economía. Iban a mejorar la vida de los jubilados. Nos iban a devolver la alegría y el asado. ¿Te acordás?
Es cierto que nunca hablaron de combatir la corrupción. Pero, mientras tratan de sacarse la etiqueta del peor gobierno de la historia, nosotros, vos y yo, seguimos llorando a nuestros muertos por Covid. Seguimos espantados porque cada día hay más pobres y no baja la súper inflación.
¿Y qué hace Cristina, con su agenda hiperegocéntrica, acaba de lanzar una campaña de alerta, movilización, impunidad y venganza, para tratar de no pasar a la historia como la jefa de una banda criminal que usó el estado para enriquecerse?.
Hoy Fernando González, columnista de Infobae, escribió: “La vicepresidenta arrastra al PJ y degrada al 17 de octubre”. Y es cierto.
Comparar el 17 de octubre con el armado espurio de la militancia rentada que, ayer, un poco desorientada, iba de la esquina de Juncal y Uruguay a la avenida Rivadavia, mientras cristina saltaba, y pedía que cantaran la marcha peronista, daba vergüenza ajena.
Cómo la vice acaba de recibir el golpe más duro de toda su vida; como no se puede sacar de encima las causas de corrupción, en vez de presentar pruebas para defenderse, dice: todos somos chorros. Todos somos corruptos. Todos hablábamos con los empresarios. Todos garantizábamos negocios que no teníamos que garantizar.
Y atrás salieron, disparados, uno por uno, sus cómplices. Por acción u omisión. Solo es relevante mencionar a dos. Con el sello de la portavoz de la presidencia, Alberto Fernández, escribió: “Hoy es un día muy ingrato para alguien que, como yo, se ha criado en la familia de un juez, se ha educado en el mundo del derecho y enseña Derecho Penal hace más de tres décadas. Vuelvo a transmitir mi más profundo afecto y solidaridad a la vicepresidenta”.
A todo esto, Sergio Massa, agregó: “Absurdo plantear que el jefe de la administración es responsable por cada uno de sus dependientes. Cambia el derecho penal y el encuadre del principio de responsabilidad. Estamos ante un peligroso antecedente para la política, empresarios y aquellos que tienen dependientes”.
¿Cómo se vuelve de esto?
¿Cómo se vuelve de decir ‘vamos a meter presos a los ñoquis de la Cámpora para terminar dando esta prueba de amor’, mientras se impulsa el ajuste que, cuando lo hacía Macri, parecía criminal? Y, siguiendo esta misma línea de pensamiento: ¿En serio Alberto tiene pensado indultar a Cristina? Porque el Presidente dijo una y mil veces que no lo haría.
Esta mañana lo recordamos en 8:30 AM, cuando pusimos el diálogo del entonces presidente electo con Daniel Malnatti. Y en todo caso, ¿con qué argumento? ¿por qué debería el presidente indultar y perdonar a alguien que fue capaz, como líder de una banda, de robarse casi mil millones de dólares? ¿Por qué, Cristina, siendo igual, ante la ley, debería evitar una posible condena?
¿Por qué Cristina y su familia deberían seguir recibiendo el usufructo por los hoteles, los alquileres, las propiedades y los negocios mal habidos que hizo junto a su marido, Lázaro Báez, Cristóbal López, y otros empresarios asociados?
¿Por qué, mientras Sergio Massa ejecuta su ajuste, más o menos silencioso, de más de 200 mil millones de pesos, que incluye un aumento de tarifas de luz, de gas y de agua, la vicepresidenta, sospechada sigue cobrando más de 4.100.000 pesos de jubilaciones de privilegio?
Ayer, Cristina, desencajada, errática, sobre excitada, en vez de defenderse de las acusaciones, como si fuera más importante que los jueces, pidió al fiscal Luciani, que investigara, como ejemplo, a Nicolás Caputo, y Eduardo Gutiérrez, dos hombres de negocios que aparecían en el teléfono de José Francisco López, a los que ellos consideran más corruptos que el propio López, y que Lázaro Báez.
Pero hoy, Luciani, a quien la prepotencia de Cristina parece no amedrentarlo, pidió, de manera oficial, investigar a Máximo Kirchner por los mensajes cruzados con López.
Porque es cierto que los hijos no tienen por qué pagar los pecados de los padres. Pero a esta altura del partido, se podría decir que Máximo lo que hizo es usufructo. Y también se podría asegurar que tiene cierta dificultad para explicar de qué vive. Y de dónde la sacó.
No importa cuánto nos presionen. No importa cuánto nos amenacen. No importa cuánto miedo traten de meterles a los fiscales y a los jueces. Cabeza fría, corazón caliente. Compromiso con la verdad y condenas ejemplares para que los delitos no se repitan.