Con el dólar a $528 y reservas negativas de 7 mil millones de dólares, Massa acaba de autorizar una nueva y enorme devaluación encubierta. Una devaluación del peso que se trasladará a precios de inmediato, y le dará más potencia a la bomba de la inflación que viene armando el ministro desde que asumió.
Massa es un campeón. Te la vende como si fuera una receta mágica, pero sabe de memoria el efecto que provoca en los 47 millones de argentinos. Más hambre. Más pobreza. Más desocupación. Lo dijo a fines del año pasado, sin que se le moviera un músculo.
También te vende, con la mano derecha, el nuevo casi acuerdo con el FMI como una buena noticia, con un título pretencioso, el de Staff Level Agreement. Al mismo tiempo, con la mano izquierda, se disfraza de Cristina, de Máximo, de Kicillof y de Grabois, y les dice a los peronistas que hay que pagarle al FMI para sacarlo de una patada y que no nos moleste más.
¿A qué Massa habría que creerle? A ninguno, por supuesto.
Desde que Cristina lo ungió por encima de Wado de Pedro, el único que le dijo en la cara a la vice que podría ser un grave error fue Luis D’Elía. Y lo hizo anticipando que él no se iba a tragar el sapo de Massa. Que le daba mucho asco. Pero, al mismo tiempo, a Massa tampoco habría que subestimarlo.
Asumió de ministro en agosto del año pasado, casi de prepo, y en poco tiempo se transformó en el presidente de facto. Es el único ministro de Economía del mundo que se convirtió el candidato a presidente con:
· Una inflación que, proyectada, que hoy supera el 115% anual.
· Una pobreza del 43%.
· Una pérdida del poder adquisitivo del salario de entre el 15 y el 30%, depende de que sector de la economía se tome.
· Y una economía a punto de explotar.
Y a pesar de todo, su jefe de campaña, De Pedro, junto al consultor catalán Antoní Gutiérrez Rubí tienen la secreta esperanza de que Massa puede ganar las elecciones generales para presidente. Y se lo acaban de transmitir, a través de un paper, a todo el equipo que trabaja de lunes a viernes en unas amplias y caras oficinas del microcentro.
El paper contiene tres ideas. Una: que será una campaña imprevisible. Dos: que será una campaña por etapas. Y tres: que habrá un “momento Massa”, que podría favorecer al ministro de Economía y ayudarlo a ganar el ballottage.
Gutiérrez Rubí argumentó que la campaña será imprevisible por el humor social, la compleja situación económica y social y el acuerdo con el FMI. El consultor está convencido que eso implica un alto porcentaje de indecisos. Indecisos que, al final del camino, podrían votar por Massa. Un votante perezoso que podría decidirse 72 horas antes o 48 horas antes de la elección. También aconsejó dividir la campaña por etapas y sub etapas. Teniendo en cuenta que:
· En las PASO el sufragante vota lo que quiere.
· En las generales lo que debe.
· Y en la segunda vuelta lo que puede.
Por eso recomendó sumar a todos los sectores de lo que llama panperonismo. Desde la derecha más rancia hasta la izquierda más extrema.
¿Y a qué llama Gutiérrez Rubí el “momento Massa”? A ciertos atributos de su personalidad que, “en otro momento pudieran haber sido juzgados como negativos” y que ahora, según él, se los podría valorar al revés. Por ejemplo, su supuesta condición de piloto de tormenta y su audacia e imaginación.
El consultor pide buscar el voto de aquellos argentinos que aún, sin amar a Massa, lo puedan percibir como el hombre correcto en el momento justo para esta etapa compleja de la Argentina.
Quizá Gutiérrez no haya visto la nube de palabras de Giacobbe y Asociados, donde el principal atributo de Massa, el de decir y hacer un día una cosa y después decir y hacer otra muy distinta, es presentado de manera negativa.
O tal vez el experto en campañas no haya vivido en la Argentina desde diciembre de 2019. O haya firmado su contrato en euros o en dólares.
En ese caso, sería bueno refrescarle la memoria, y poner en la balanza algunos datos. Datos que parece no haber tomado en cuenta. Por ejemplo, que, desde que asumió este gobierno, el dólar blue pasó de $69 a $528. El dólar de importación promedio de $60 a más de $350. El dólar turista de $60 a $550. Y también sería muy bueno que analice qué impacto tiene, todavía, en los argentinos, la fiesta de cumpleaños en la quinta de Olivos en el medio de la pandemia, y los vacunados y vacunatorios VIP, con más de 130 mil muertos por COVID.
Pero si no quiere sumergirse en el océano de los indignados, le recomendamos, con todo respeto, que preste atención al último pase de facturas del presidente hacia su vice. Porque se entendió como un “yo no robé y Cristina sí”. Porque no creemos que cerca del 70% que hoy sostiene que no volvería a votar a este gobierno, se vaya a olvidar tan rápido, a la hora de entrar al cuarto oscuro, de los condenados:
- Amado Boudou
- Ricardo Jaime
- José López
- Juio De Vido
- Lázaro Báez
O Daniel Muñoz, quien murió de cáncer el 25 de mayo de 2016. Muñoz fue el secretario privado de Néstor y Cristina, La Justicia probó que se robó, por lo menos, 200 millones de dólares.
Tampoco creemos que la mayoría de la gente se vaya a olvidar, así como así, del pedido de condena a seis años de prisión para Cristina Kirchner, en la causa Vialidad. Ni de su agenda personalísima que se volverá a activar el próximo miércoles, para tratar de aprobar el pliego de 75 nuevos candidatos a jueces, con el objeto de volver a controlar el Consejo de la Magistratura.
Cristina, Massa, Kicillof y Máximo te quieren hacer creer que si gana la derecha te van a quitar tus derechos. Pero ellos convirtieron a la Argentina en el sexto país más miserable del planeta, solo detrás de Zimbaue, Venezuela, Siria, El Líbano y Sudán.
Estamos peor que Yemen, Ucrania, Cuba, Turquía, Sri Lanka, Haiti, Angola, Tonga, Ghana, Surinam, Irán y Ruanda. Te quieren hacer creer que vas a vivir peor. ¿Puede haber peor que trabajar sin descanso ni feriados y no ganar ni lo mínimo para comer, para vivir, o para darte un gusto?
La clase baja ya representa la mitad de la población y tiene un promedio de ingreso familiar de entre 103 mil y 220 mil pesos. Una familia de la clase media, cerca de un 45%, gana entre 320 mil y 600 mil pesos. Y de clase alta es considerada una familia que percibe entre 900 mil y un millón y medio de pesos. Mejor no te lo paso los ingresos a dólares porque te vas a terminar de amargar.
Va a ser difícil que los elijan de nuevo. Además, hace tanto tiempo que manejan el poder, que para conservarlo tienen que crear, convalidar o convivir con diferentes patotas o grupos de choque, como los que existen en el Mercado Central.
Desde que Alberto asumió, metieron en la planta permanente del Estado a más de 20 mil empleados públicos. Y no se privaron tampoco de aumentar el personal de argentinos que trabajan en el exterior. Mientras tanto, “La Matanza avanza” y, para que pase la trama de una autopista que sí se necesita, sus autoridades dejan aislado a un barrio entero. Dejan a la gente más humilde, a la buena de Dios.