En su editorial de LN+, el periodista cuestionó al diputado e hijo de Néstor y Cristina Kirchner, quien en las últimas horas fue apuntado por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández
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En su clásica columna de LN+, Luis Majul habló sobre Máximo Kirchner y el lugar que ocupa hoy el hijo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Durante su columna editorial, mencionó también a dirigentes sociales y se refirió al comunicado que presentó La Cámpora este lunes sobre las nuevas condiciones pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A continuación, la columna editorial completa de Luis Majul:
¿De qué trabaja Máximo Kirchner? No lo sabemos, probablemente de hijo de Néstor y Cristina. Lo que parece un conchabo ideal: no tiene nada que explicar, y habla como si fuera Jesucristo. La pregunta se la hizo el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, cansado de las piedras en el camino que le pone la Cámpora al presidente.
Por cierto: en otro acto de esquizofrenia política, ayer La Cámpora criticó con dureza al nuevo acuerdo con el FMI, horas después de que Andrés Larroque elogiara a Sergio Massa, de una manera desusada. Y ya que estamos preguntando: ¿De qué trabajan Eduardo Belliboni, Juan Grabois, Emilio Pérsico y Daniel Menéndez, entre otros? Operan en el curro que mejor paga: la gerencia de la pobreza. Son más vivos que el hambre. Porque cada vez acumulan más poder, más dinero y encima se dan el lujo, de gritarle en la cara a Alberto Fernández, con una furia incontenible, que ellos lo pusieron. Pero no para hacer lo que está haciendo.
Hoy los piqueteros del Polo Obrero están tomando, por enésima vez, la 9 de julio, de la manera más artera y más cobarde: colocando a los bebés y a las mamás embarazadas en la primera línea de fuego. Arruinando la vida a los laburantes que tienen que pasar por ahí, a los comerciantes de la zona. Poniéndose por encima de la ley, como si fueran superiores a los demás trabajadores. Ellos sí funcionan como una casta, aunque se vendan como dirigentes sensibles.
El domingo pasado, en el arranque de La Cornisa, presentamos la historia de Elbio Noriega. Es la contracara de todos estos pícaros. Elbio llegó a tener cuatro locales y 20 empleados. Las políticas del kirchnerismo lo transformaron en mantero. Nunca se lo confesó a su hijo mayor, porque le daba vergüenza.
Orgullo le debería dar, y no vergüenza. Vergüenza le debería dar a Grabois, que como si fuera poco se cuelga de la sotana del Papa Francisco. A Belliboni, que no quiere mandar a la fila la lista de beneficiarios de planes sociales flojos de papeles. A Pérsico, que se otorga a sí mismo millones de pesos en planes y subsidios, como secretario de un ministerio de Desarrollo que solo sirve para convalidar la pobreza.
Y que parece que tiene recursos para bancar la campaña a intendenta de la Matanza de su mujer, la “Colo” Patricia Cubría, quien trata a su compañero de La Matanza, Fernando Espinoza, como si fuera de la peor oposición.
Estos tipos juegan a la oposición, pero cuando llegan las elecciones, se vuelven a juntar. Y cuando les toca gobernar, chocan la calesita. Te clavan una inflación anual del más del 100 por ciento, y dejan a la mitad de la población en situación de pobreza y de indigencia, mientras le echan la culpa al gobierno que pasó, y advierten sobre los fantasmas del gobierno que va a venir.