En LN+, el periodista analizó la estrategia del oficialismo, en medio de los vaivenes económicos y de los tironeos de poder con Alberto Fernández
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Es cuestión de días, o de horas, pero ya se sabe: Cristina atacará de nuevo. Y lo hará en todos los flancos.
Atacará a su socio político Sergio Massa, y su plan de muchos parches y 40 dólares distintos, diciéndole, probablemente en público, que tiene que disciplinar a los empresarios que aumentan los precios, o plantear un congelamiento hecho y derecho.
Usará las encuestas en la que su base electoral echa la culpa de la inflación a los grupos económicos concentrados.
Repetirá, palabra más, palabra menos, lo mismo que dijo en la Universidad Nacional de Chaco, el 6 de mayo de este año: “si hay algo que demostró la pandemia, es que estamos vivos porque los estados pusieron plata en los laboratorios que fabricaron las vacunas”.
Pero antes o después de mamá Cristina, saldrá Máximo, probablemente el próximo lunes, 17 de octubre, a hablar de las cerealeras, o los laboratorios, con ese tonito de superioridad moral, con el que no están descuajeringando la vida, todos los días, un poco más.
Con ese nivel de ignorancia que determinó el bloqueo del contrato con Pfizer, y la muerte innecesaria de decenas de miles de argentinos.
Pero el cruzado a favor del congelamiento de precios tiene nombre y apellido.
Se llama Axel Kicillof.
Como no “pudió” asumir su responsabilidad por la represión indiscriminada que provocó un muerto y cientos de heridos en el estadio del bosque de Gimnasia y Esgrima de la Plata, todos los días le hace la cabeza a Cristina con el asunto de la inflación.
Si. Si.
Es el mismo Kicillof que devaluó la moneda, y llevó el dólar de 6 a 8 pesos.
Es el que hizo subir la inflación de 26.6 por ciento en 2013, a 38 por ciento en 2014.
El que le pagó al Club de París más dinero del que se le debía.
El que atacó a Victoria Donda con una frase machista, cuando la entonces diputada opositora lo denunció ante la justicia para que presente los datos de la pobreza que no quería mostrar, porque decía que era “estigmatizante”.
¡Que tiempos aquellos! ¿no?
Había que ser muy macho para decirle a una dirigente: “Si quiere salir en los diarios, que se ponga plumas”.
Qué buenos informes que hacía Intratables en esa época. En serio. Si hasta aparecían Ricardito Alfonsín y Ernesto Tenembaum.
¡Que suerte tiene el Chiquito, como le diría Cristina! no?
Hoy Daniel Billota, en su interesante columna de La Nación, lo explicó muy bien. Es que si no fuera por el ruido que produjo la renuncia de tres ministros, el gobernador todavía debería estar respondiendo por lo que pasó en La Plata, y no balbuceando excusas, como lo hizo frente a la señal de noticias para oficial.
Pero volvamos al eje de la cuestión.
Kicillof llama a Cristina y, como él no paga ningún costo, le recomienda que exija un congelamiento de los precios.
Acto seguido, Cristina lo llama a Massa, y como, la vice no paga ningún costo - y solo cobra para mantener distraída a su secta de incondicionales- le pide que ejecute el congelamiento de precios de una vez.
Massa la atiende y le pasa la papa caliente a Matías Tombolini. Y Tombolini se hace el distraído.
Tanto va el cántaro a la fuente que, un día de estos, la fuente se va a terminar rompiendo.
O se va a ir todo a “la miércoles”.
De verdad.
Pero no temáis.
Porque parece que la novedad, ahora, es que el presidente no solo dijo a sus amigos que va a hacer todo lo posible para intentar su reelección.
También les anticipó que, a pesar de que se sintió traicionado por Massa una y otra vez, va a defender al ministro a capa y espada, ante los nuevos embates de Cristina.
Es que el jefe de Estado intuye que ella se lo quiere comer crudo. Como hizo con él. O que lo quiere picarde nuevo. Como el escorpión a la rana.
¿Volverá al modo “Alberto con sentido común”, cuando criticaba el control de precios de la entonces presidenta, con Nelson Castro, en Todo Noticias? Atenti. Porque no fue Macri. Tampoco fue Milei. Fue el presidente de todas y todos los argentinos.
Menos mal que Massa tiene quien lo proteja.
El ministro de la Producción, Ignacio de Mendiguren, al que Cavallo acusa de impulsar la pesificación asimétrica, y quien acaba de decir que el control de precios o el congelamiento no es la solución.
Mientras que “los tres grandes” del “mal humor” compiten para ver quien puede hacer más daño, la realidad te pega en la nuca y te deja medio grogui.
Solo para que te vayas haciendo una idea, por si todavía no le compraste nada a tu mamá. Los precios de los regalos para el Día de la Madre subieron hasta un 140 por ciento. Al dato no lo inventamos nosotros. Surgen de un relevamiento del Instituto de Consumo Masivo (INDECOM).
Se chequearon los 5 obsequios más comunes en 285 comercios de todo el país. Se consultaron a negocios de indumentaria, calzado, perfumería, restaurantes, parrillas y florerías de Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Rosario Santa Fe y Mendoza. Se relevaron 28 portales de venta on line, 17 sitios web de ventas multirubro y multimarca y 23 centros comerciales.
Los artículos nacionales aumentaron un promedio del 100 por ciento. Y los importados un promedio de 140 por ciento. Los perfumes registraron la mayor suba; pasaron de 3.100 a 7.500 pesos promedio (casi 142 por ciento). Le siguieron los zapatos tipo stiletto, que se fueron de 9.700 a 23. 300 pesos. (Más de 140 por ciento) Las flores pasaron de 3.100 a 3.600 a 8.200 pesos (casi 128 por ciento). Las blusas de vestir de 8.600 a 18.100 pesos (más del 110 por ciento). Y un almuerzo promedio para una familia tipo pasó de 11.200 a 22.200 pesos (casi el 105 por ciento).
Pero al mismo tiempo que cargás en la mochila la parva de billetes que necesitás para comprar cualquier chuchería, Cristina, que no toca la plata, estará preparando una nueva contra ofensiva judicial.
Es que se le viene la noche.
Porque el 10 y el 22 de noviembre hay dos nuevas audiencias y después de eso, la Cámara de Casación decide si se abre o no una de las causas que mas la preocupa: Los Sauces Hotesur. Y es porque, además de la vice, están procesados sus hijos Máximo y Florencia, junto a los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López, entre otros.
Para colmo, antes de fin de año, si no pasa nada raro en el medio, los tres jueces del TOF 5 que tramitan la causa de Vialidad Nacional, Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, deberán decidir si la absuelven o la condenan.
Si reducen, confirman o aumentan la pena que reclamaron Diego Luciani y Sergio Mola, de 12 años de prisión en suspenso, con inhabilitación para ejercer cargos públicos de manera perpetua.
Si mantienen la calificación de asociación ilícita y o administración fraudulenta, o si habrán sido sensibles a las enormes presiones de la mujer más poderosa de la Argentina.
Presión como la que ejerció el día de su alegato final contra el presidente del tribunal, sin ignorar que la semana anterior habían encontrado un artefacto no explosivo en la puerta de su casa.
Para eso, entre otros encargados de la tarea sucia, además del delirante de Rodolfo Tailhade, tiene a su abogado, José Manuel Ubeira.
El mismo que afirmó que el alegato de Luciani funcionó como un permiso de cacería para atentar contra la vida de Cristina Kirchner.
El mismo que busca y rebusca sin éxito alguna conexión política o financiera con la banda de los copitos, quienes, como bien señaló Mariana Zuvic el domingo, en La Cornisa, son hijos del país que construyó el kirchnerismo, y que parecen tener el resentimiento y los problemas familiares como el motor de su ataque.
Ubeira es el que pretende, junto con Gregorio Dalbón y Carlos Beraldi, construir la idea del lawfare y la persecución incesante, aunque todas las encuestas de opinión consideran, culpable, por amplia mayoría, a su poderosa clienta en pleno ejercicio de gobierno.
Les recomendaría a Cristina, a Massa y al presidente, ya que viene el fin de semana, interrumpir por unos minutos la pelea modo Pimpinella y leer, aunque sea por encima, el artículo del Financial Times que analiza las causas de porqué “los argentinos están dejando en país en oleadas”.
Allí se consigna que los pedidos para obtener la ciudadanía italiana y española alcanzaron un récord el año pasado.
Que entre enero y septiembre de 2021 las solicitudes para conseguir la residencia en España llegaron a 55 mil, 16 mil más que durante la crisis de diciembre de 2001.
Que el salario mínimo en la Argentina es el más bajo de Latinoamérica, después del de Venezuela.
Y que la pobreza extrema y la pobreza entre los niños viene aumentando de manera alarmante, sin la más mínima solución a la vista.
Y si no tienen tiempo de leer, miren este videíto y escuchen lo que dice esta mujer. Se llama Sonia. Podría ser tu abuela. Tu mamá. O la mía.