En medio de la tumultuosa interna de La Libertad Avanza, las peleas, las críticas y las declaraciones de funcionarios del gobierno anterior le facilitan a Javier Milei sortear las esquirlas que podrían perjudicarlo
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Javier Milei es un hombre de suerte. Cuando la adhesión a su figura estaba empezando a declinar, apareció la peor versión de Alberto Fernández: la del “autócrata golpeador”. Y de eso pasó un mes.
Desde entonces la imagen positiva del Presidente se volvió a elevar, y se mantuvo con tendencia alcista. Y ahora mismo, cuando la agenda debería estar atravesada por los múltiples escándalos de las figuras de La Libertad Avanza, o su dificultad para aprobar de las leyes que necesita para gobernar, sale de su ostracismo Cristina Kirchner, con el liderazgo abollado, pretendiendo dar clases de economía nacional y popular.
Nada más y nada menos que ella, la máxima responsable política del desastre de corrupción, salud, educación y pobreza en el que está sumida la Argentina. Tan solo ella: la que “no se equivoca nunca”. La que jamás hizo ni la más mínima autocrítica. La que tuvo la gran idea de poner, para manejar el peor gobierno de la historia reciente de la Argentina al “borracho de la fiesta”, según la particular apreciación del exministro de Seguridad, Sergio Berni.
Pero a no equivocarse. Cristina reaparece, a nueve meses de gobierno, no por elección, sino por desesperación. Porque quiere evitar que el estiércol que está cubriendo a Alberto Fernández la embadurne también a ella. Reaparece porque el “perokirchnerismo” se está cayendo a pedazos.
Ella irrumpe porque ya tomó nota de que el gobernador, “el chiquito”, es decir, Axel Kicillof, se quiere cortar solo. Se la quiere sacar de encima. Solo hace falta recordar el discurso que dio el mandatario provincial en 2023 cuando formuló, palabras más, palabras menos que “hay que dejar de vivir de Perón, de Evita, de Néstor y de Cristina”, y que en cambio “hay que darle al peronismo un carácter de época nuevo. No queremos ser una banda de rock que toca viejos éxitos”. Y llamó a componer “una nueva canción que sepamos todos”.
De manera que “la condenada” en primera instancia, con un pedido de inhabilitación para ejercer cargos públicos, no tenía alternativa. O intentaba recuperar el liderazgo cuanto antes, posicionándose como la mayor crítica al modelo Milei, o el “chiquito” se la iba a comer, como se engulle a los elefantes. Es decir: primero en pedazos grandes, y después en trozos pequeños.
Por eso Cristina levantó el perfil. Por eso se hizo la “guapa” y usó el verbo “boludear” para acusar al Presidente de estar perdiendo tiempo en las redes, mientras ella lo atacaba, precisamente, desde su cuenta de X.
¡Dios mío! ¡qué necesidad de protagonismo! ¿No? Por eso, al mejor estilo compadrito de barrio de Diego Armando Maradona, le dijo que lo esperaba, no en Segurola y Habana, sino en Rodríguez Peña 80, la sede del Instituto Patria.
¿Qué mejor escenario para Milei que una buena discusión sobre el tema que más domina y apasiona? Y no solo para debatir contra alguien que entiende muy poco, como Cristina Kirchner, sino también contra el propio Kicillof.
Es decir: el exministro de Economía que eliminó de la estadística oficial el índice oficial de pobreza y el que re-estatizó YPF con un perjuicio para el Estado que rondaría los 16 mil millones de dólares. Después de todo, esta pelea, para el oficialismo, es una buena herramienta para distraer, o disimular, cuestiones como:
- La publicación del decreto para limitar los pedidos de acceso a la información pública, cuya explicación suministró el vocero Manuel Adorni en las últimas horas.
- El sincericidio del senador nacional de La Libertad Avanza, Bartolomé Abadala, tercero en la línea de sucesión. Abdala confesó que tiene entre 15 y 20 asesores trabajando para su candidatura a gobernador en San Luis. Asesores que nos cuestan más de 15 millones de pesos mensuales. “Militantes” pagados no de su bolsillo sino con la nuestra.
Para que se entienda bien: la casta en su máxima expresión, pero dentro de la fuerza supuestamente anti casta.
- La insistencia con la candidatura para integrar la Corte del discutido Ariel Lijo, cuyos votos en el Senado no están, o se perdieron, o se estarían negociando minuto a minuto.
Hay que decirlo sin vueltas. Cristina, contra Milei, arranca perdiendo por goleada. Porque carece de dos atributos básicos: honestidad intelectual y autocrítica. Y, al contrario, este gran escenario, coloca al Presidente en el mejor de los mundos: porque mientras trata de bajar la inflación, con motosierra y licuadora, se da el lujo de contar porqué estamos como estamos.
Pero no solo Cristina y Kicillof parecen trabajar para las fuerzas del cielo. También lo vienen haciendo, con gran esmero y dedicación, los sindicatos que dejaron sin volar a 15.000 pasajeros de Aerolíneas Argentinas durante este fin de semana.
El máximo responsable de esta extorsión es el energúmeno de Pablo Biró, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, ultrakirchnerista y albertista, el mismo que en su momento propuso voltear a Mauricio Macri, aunque había sido elegido en elecciones libres. “Dejemos de chupar pija, enfrentemos y volteemos a este gobierno”, dijo en su momento.
Los pilotos que responden a Biró ganan entre $3.000.000 y $10.000.000 por mes, dependiendo de las tareas y la antigüedad. Su sueldo promedio supera los $5.000.000. Pero, además, cuentan con una serie de privilegios, a saber:
- Pasajes garantizados en clase ejecutiva para ellos y su familia.
- Remises que los llevan desde su casa al trabajo y del trabajo a su casa.
- Franco pago el día del cumpleaños.
- Vacaciones más largas que las dispuestas por reglamentación internacional.
En 2023, Aerolíneas perdió casi 400 millones de dólares. Mas de un millón de dólares por día. Sin embargo, en lo que va de 2024, la nueva conducción redujo el déficit más del 70% y disminuyó la planta de personal de casi 12.000 a 10.500 empleados. Y lo hizo a través de retiros voluntarios y otros acuerdos laborales.
Por eso ahora millones de argentinos se preguntan cuál es el negocio de mantener una línea de bandera, con una casta de sindicalistas eternizados en el poder haciendo lo que quieren con los pasajeros.
Junto con Cristina y Biró, además trabajó esta semana para Milei, el cobarde de Mario Firmenich, cuya irrupción generó tanta inquietud como indignación. Porque también los fantasmas de los setenta le juegan en contra al kirchnerismo y al peronismo y hacen aparecer al nuevo gobierno, por contraste, como lo menos peor. Y ni que hablar del hombre que envió una carta bomba al presidente de la Sociedad Rural Argentinas, Nicolás Pino, y que acaba de ser detenido por la policía Federal. O de el exministro de Economía, Martín Guzmán, admitiendo que la cuarentena se extendió no por razones sanitarias, sino por mezquindad política:
¿Le alcanzará todo este ruido político a Milei para ganar tiempo mientras termina de ordenar la economía? Javier Milei, Santiago Caputo y Luis Caputo están convencidos de que 2025 será mejor que 2024.
Uno de los últimos posteos del ministro de Economía explota de puro optimismo. “Cosas que ya están pasando y se van a exponenciar en los próximos meses: La inflación va a bajar La economía va a recuperar Los impuestos van a bajar Las regulaciones van a colapsar El crédito privado va a explotar La demanda de dinero va aumentar Los pesos van a faltar Los dólares van a sobrar El dólar financiero va a converger al dólar oficial Los salarios van a recuperar La pobreza va a bajar”, posteó.
También Milei, Santiago y Luis Caputo pero además Karina Milei, están convencidos de que el kirchnerismo no vuelve más. Sin embargo, el kirchnerismo, nos guste o no nos guste, todavía está. E Influye.
De hecho ¿cómo va a hacer el Gobierno para aprobar el pliego de Lijo? ¿Cómo, con los senadores de Cristina poniendo, a cambio de su ingreso, una Corte de nueve miembros, la elección del Procurador y la prerrogativa de nombrar a la mayoría de los 140 jueces federales que faltan nombrar? ¿Cómo va a hacer el Presidente si no los ayudan los legisladores del Pro y otros dialoguistas para evitar que el Senado le volteé, esta semana, el DNU de los fondos reservados de la SIDE? ¿Y a qué receta mágica el jefe de Estado apelará para impedir que se sancione, también esta semana, en la Cámara alta, la ley de Financiamiento Universitario?
Parece que el propio Milei trabaja para alcanzar el “número mágico” de un tercio con el objetivo de que el Parlamento no pueda evitar el veto a leyes tan importantes, como la del sistema previsional.
¿Servirán las mil y una cenas del presidente con Macri para llegar al año que viene unidos más fuertes que nunca? ¿Funcionará esta vez la coordinación de la que tanto se viene hablando desde hace semanas?
El estrés de poder acaba mandar a una clínica al jefe de gabinete, Guillermo Francos. ¿Habrá sido el rechazo de Santiago Caputo a las modificaciones para el pedido de acceso a la información pública, lo que lo tuvo a mal traer?
Habrá más informaciones para este boletín. Sin embargo, por ahora, la retórica anti casta, la misma que le sirvió a Milei para ganar la elección, sigue vivita y coleando.