Hoy es una noche muy caliente. Estamos esperando la designación del nuevo ministro de Justicia, y mientras tanto, Cristina Kirchner -por debajo y por arriba de la mesa- va camino a acumular un poder casi absoluto. No solo por el nombre de quien ocuparía este cargo, Marisa Herrera (quien ya, desde la Comisión Beraldi, se mostraba dispuesta a atacar y ampliar el número de miembros de la Corte); sino también porque designar, en una sala de la Cámara Federal de Comodoro Py a un abogado suyo -el doctor Roberto Boico- le resulta muy conveniente para su plan de impunidad y venganza.
Como si esto fuera poco (y esta es información exclusiva de Voces, de la doctora Silvina Martínez) la vicepresidenta, a esta hora, está mas cerca de cobrar los tres cheques del Estado que reclama: el de su cargo actual, el de expresidenta y la pensión graciable como viuda de un expresidente.
Por supuesto, ella no se hace cargo ni del constante aumento de la inflación (hoy se conoció el nuevo índice de 3.6 por ciento) ni de los nuevos vacunados vip. Tampoco se hace cargo del lentísimo ritmo de la vacunación (con 3,5 millones de dosis distribuidas, pero apenas 2 millones aplicadas). Y ni que hablar del escándalo de los bolsos con dinero de la TV Pública, que ya se transformó en un expediente judicial que avanza con prisa y sin pausa, gracias a un fiscal que no guarda las denuncias en el cajón.
Por eso, nosotros desde aquí seguimos atentos haciendo una triple tarea: informar, analizar y desarmar operaciones. Todo para evitar que Cristina y sus muchachos se lleven el país puesto.