En LN+, el periodista analizó lo que fueron los festejos de la selección argentina, luego de la obtención de la Copa del Mundo
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Nunca, en toda la historia de la Argentina, se habían movilizado casi 4 millones de personas, de manera espontánea.
Nunca. Nunca se había manifestado tanta gente. Y menos, sin ser arreados o pagados. Sin ser tentados por la promesa de un plan social o la amenaza de quitárselo. Nunca, las ganas de festejar fueron tan fuertes ni tan genuinas. Nunca hubo tanta conciencia del poder que podemos acumular trabajando en equipo. Nunca.
Ni siquiera el 10 de diciembre de 1983, con el regreso de la democracia.
Ya había ganado Raúl Alfonsín, uno de los pocos dirigentes políticos que se había opuesto a la guerra de Malvinas y había prometido durante la campaña juzgar a las Juntas Militares. Un millón y medio de personas estuvimos en el Obelisco, aquel día.
Y aquellos momentos, a los que estuvimos allí, nos cambiaron la vida para siempre. Tampoco hubo tanta gente en la calle cuando ganamos el primer mundial, en 1978, aquí, en Argentina, en el medio de una dictadura.
Ni cuando ganamos, de la mano de Diego Maradona y Carlos Bilardo en 1986. Ni en Semana Santa, para repudiar el intento de golpe de los militares carapintada. Nunca, un seleccionado argentino, nos dio tantas lecciones.
A todos.
Primero, a quienes se quisieron colgar de una victoria que no les corresponde. Como algunos “cabeza de termo” que ahora mismo es mejor ni mencionar.
O como esta madrugada, cuando el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, intentó acercarse a Leo Messi y el Chiqui Tapia primero, y Leonel Scaloni, después, le hicieron una cortina para impedírselo.
El oficialismo hizo de todo para plegarse a la gloria ajena. Uno, ayer, llamó desclasados a los jugadores del seleccionado. Lo mismo le había dicho un superministro de Gildo Insfrán a Tévez, cuando Carlitos dijo la pobreza en Formosa es muy grande.
Igual había reaccionado el gobernador que grita pero no gobierna, Axel Kicillof, cuando el Pelado Almeyda quiso donar miles de vacunas para su pueblo Azul, después de la muerte de su padre, por COVID.
Te quieren esclavo, o te pagan para que los sirvas. Como a Víctor Hugo, Roberto Navarro, o los periodistas que participaron de la opereta para presionar al seleccionado y que fueran a la Rosada.
Como Cristina, cuando le mandó a AFIP a Del Potro porque no se quiso sacar una foto con ella después de ganar el abierto de los Estados Unidos.
O la AFIP de esa gestión, que ahora lo quiere castigar al Bati, porque presentó un amparo para no pagar el impuesto a los grandes patrimonios.
Messi no habla. No los nombra. Pero los conoce.
Y los terminó de conocer después de donar los respiradores para un hospital de Rosario, en plena pandemia. El cabezón Ruggeri, un campeón del mundo que entendió todo, le envió un mensaje a Messi, y a Almeyda también, cuando el COVID ya había provocado mas de 80 mil muertos.
Hoy a eso de las 9 de la mañana, otros miserables, en busca de meterse en el medio de la foto, armaron un amague de recepción, en la Casa Rosada. Y nosotros mostramos lo que tramaban a esa hora.
Pero a las 9:55 recibimos la alerta de que se trataba de una opereta, para presionar al seleccionado y que finalmente visitara la Casa Rosada, para saludar desde el balcón.
Y lo dijimos. Un colega nos comentó. “La desarmamos”. Nuestras fuentes nos revelaron que De Pedro y otros estaban muy enojados, por el desplante, a las puertas del avión, en el aeropuerto de Ezeiza.
Pero, desde el principio, fueron Messi, Scaloni y el Dibu quiénes se negaron terminantemente a ser usados.
El Dibu puede ser muy loco, pero tiene los pies sobre la tierra.
Y no solo el Dibu: Tagliafico también. Messi ya había experimentado la desmesura y el aprovechamiento en 2014, cuando la entonces presidente se apoderó del festejo, en el predio de Ezeiza, y protagonizó un papelón de marca mayor.
Papelón en el que casi embadurna a Alejandro Sabella, Chiquito Romero, Pipita Higuain, Pocho Lavezzi y el propio Leo Messi.
La otra gran alerta fue el desastre del último adiós de Diego Armando Maradona, que incluyó la acusación de Wado de Pedro a la policía de la Ciudad, el armado de la imagen de Cristina depositando un rosario en el cajón que contenía los restos del 10, y el presidente Alberto Fernández, con un megáfono, tratando de convencer a la gente de que no ingrese a la Casa Rosada,
Ese día, millones de argentinos tomaron conciencia de que este gobierno no era capaz, no siquiera, de organizar un velorio.
Por eso hoy, desde muy temprano hasta ahora mismo, estuvimos pendientes de que pudiera pasar cualquier cosa.
Estamos felices.
Seguimos felices.
Pero ¿Cómo no dudar de casi todo?
Con semejantes antecedentes.
Porque después del velatorio de Diego estuvo la vigilia para acompañar a Cristina desde su casa hasta el Senado y desde el Senado a su casa.
En el medio de la vigilia hubo una fuerte pelea entre Cristina y La Cámpora, contra Horacio Rodríguez Larreta y la policía de la Ciudad.
Entre los rasgos más increíbles de la pelea estuvo Wado de Pedro, diciendo, palabra más palabra menos, si la tocan a Cristina incendiamos la ciudad.
El primero se septiembre, a las 20:52, en la esquina de Juncal y Uruguay, tuvo lugar el fallido atentado contra Cristina Kirchner, del que todavía el mundo está hablando. ¿Cómo no suponer que se podía arruinar, de nuevo, una fiesta cómo esta? Cinco minutos antes de las cuatro de la tarde vimos que cuatro helicópteros se preparaban para recoger a los jugadores.
A esa hora, el presidente de AFA, escribió un tuit que reveló como se había podrido todo.
No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar.
— Chiqui Tapia (@tapiachiqui) December 20, 2022
Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones.
Una pena 😠🇦🇷
Quince minutos después se produjo la primera comunicación oficial, a través de la portavoz del presidente.
Los Campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros porque se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular. Sigamos celebrando en paz y mostrándoles nuestro amor y admiración!
— Gabriela Cerruti (@gabicerru) December 20, 2022
Y casi a la misma hora, un graph de c5n dejaba entender que los jugadores podían ir a la Casa Rosada. Y Jorge Rial seguía insistiendo en que los jugadores estaban por ir a la Casa Rosada.
Los ánimos de caldeaban. La ministra de Trabajo retuiteaba a Tapia, agregando una nueva dosis de locura a toda la situación. Tapia entonces volvió a escribir, tratando de dejar a Sergio Berni a salvo de semejante papelón.
Y Luis Gasulla nos pasaba el video de cuando un hincha se tiraba desde un puente y caía dentro del micro. Y otro se lanzaba, rebotaba contra la parte de atrás y caía sobre el pavimento. Un puente de la Ricchieri, casi llegando a la General Paz.
Las imágenes son de alto impacto. Te recomendamos que, si estás mirando la tele con niños, les expliques el contexto.
Mientras tanto, Messi sigue rompiendo récords.
Con su foto levantando la copa del mundo, Google registró su tráfico de búsqueda más alto de los últimos años. Y además rompió otra marca: contar con la publicación con más me gusta en Instagram.
Ojalá quede en tu memoria esa imagen inolvidable. Talento máximo y trabajo continuo. Te caés y te levantás. Te caés y te levantas de nuevo, sin ninguna queja.
Masticás la bronca que te fumaste durante años, de gente que, en general, habla por hablar. O para colgarse de tu foto. Eso va a quedar hoy en nuestra memoria histórica. Y no la porquería que hacen cada cinco minutos, estos tipos que no pueden manejar ni un triciclo.