¿Cómo podría gobernar Javier Milei? Es una pregunta inquietante. Tabú. Una pregunta que la mayoría de los argentinos todavía no nos hicimos, aturdidos por las noticias de último momento.
¿Qué noticias? La irrupción de Cristina en la campaña. Las consecuencias del ChocolateGate. El anuncio de Milei sobre que Emilio Ocampo será el presidente del Banco Central. El escandaloso apoyo que recibió de Luis Barrionuevo. Las elecciones que acaban de suceder en Mendoza. O el impactante video de Patricia Bullrich, prometiendo la construcción de una cárcel de máxima seguridad con el nombre de la condenada Cristina Kirchner.
La pregunta de cómo podría gobernar Milei se la están haciendo ahora, según la mayoría de los focus groups, uno de cada tres votantes de la Libertad Avanza, en agosto pasado. Porque los otros 2, dicen, son inamovibles. ¿Quiénes son? Los decepcionados por la interna salvaje e interminable que se desató en la principal fuerza de la oposición.
Las mujeres de menos de 30 años que eligieron a Milei pero temen, al mismo tiempo, que el nuevo gobierno pretenda volver para atrás, por ejemplo, con la despenalización del aborto.
Reformulemos, entonces, el interrogante más temido. ¿Cómo podría Milei administrar el país con un solo gobernador de su partido y, en el mejor de los casos, con el 20 por ciento de la Cámara de diputados y poco más del 10 por ciento de la de Senadores?¿Cómo podría hacerlo, si Macri, en diciembre de 2017, con el apoyo de sus cuatro gobernadores, 90 diputados propios y aliados del PJ no kirchnerista apenas logró sacar, la fórmula de actualización de la jubilación, con fórceps, por apenas un voto de diferencia, en aquel día de las 14 toneladas de piedras y el Gordo del Mortero?
Los mileistas extremos, incondicionales, repiten que la sola pregunta de cómo podría gobernar su líder demuestra que “la casta tiene miedo”. Que Milei se los va a llevar puestos a todos, con el auxilio de las “fuerzas del Cielo”. Y, la vez, preguntan: ¿Acaso los legisladores de Unidos por la Patria y Juntos por el Cambio se van a negar a apoyar a un gobierno que recién empieza?
Por su parte, Macri, todos los días, se distancia un poco más de Milei. En voz baja pero con actitud firme, lo muestra como un hombre solo y poco respetuoso de la libertad de expresión. Macri le cuestiona a Milei su apoyo al proyecto de Massa de eliminar el impuesto a las ganancias sin el financiamiento correspondiente. Considera que lo pone, igual a los radicales que le garantizaron el quórum, del lado del populismo. Macri también le pega a Milei por su acercamiento con Luis Barrionuevo:
Pero Milei, en vez de conciliar, dobla la apuesta. Es más: a Macri, al que imaginaba integrando su gobierno, ya lo empezó a sacudir. Lo hizo sugiriendo que no se ponga tan exquisito. Diciendo que el expresidente también se abrazó en su momento con Hugo Moyano. Milei, además, justificó el acto del viernes, en Parque Norte, con el argumento de que él pretende modernizar el mundo del trabajo, y que Barrionuevo adhiere a esa idea.
Sin embargo, la lógica de la casta de Barrionuevo tiene más de cuatro décadas. Data de 1979, el momento en que se apoderó del gremio de gastronómico, y no lo soltó más.
Consiste en:
- Acumular afiliados para cobrar la cuota sindical obligatoria.
- Morder una parte de los millones de la obra social, que incluye el multimillonario negocio de las prestaciones especiales.
- Participar del mega millonario negocio de la industria de los juicios laborales, una mafia a la que Macri intentó desmantelar sin éxito.
Es decir, todo lo que la mayoría los argentinos entendemos como la peor de las castas: la que cada tanto admite que roba, pero jura que no lo va a hacer más.
Quienes tienen pegada la camisera violeta dicen que Milei está al borde de ganar en primera vuelta. Que Javier “es indestructible”. Que las balas le rebotan. Que ni siquiera le hizo mella el fortísimo golpe de su exjefe Eduardo Eurnekian, cuando dijo: “Se tiene que tranquilizar porque la Argentina no está en condiciones de aguantar otro dictador”.
Milei, lejos de amilanarse ante la descalificación del Dueño de la Corporación América, le devolvió el golpe con otro, que incluyó una amenaza. La amenaza de hacerle perder a Eurnekian un negocio casi ganado. ¿Cómo? A través de una presentación formal, en la que le pide al presidente de la Nación que revoque contrataciones y concursos del Estado.
Una presentación en la que incluyó dos ejemplos:
· La licitación del servicio de 5 G de Internet por parte del Enacom.
· Un contrato de 50 millones de dólares para la emisión de DNI y pasaportes.
Este último concurso es el que acaba de ganar una empresa de Eurnekian. Milei firmó la presentación el viernes pasado antes de la una de la tarde, de manera ampulosa. Lo hizo frente a dos periodistas de nuestra emisora, El Observador 107 9. Es más: a uno de ellos le confesó que bien se podía interpretar, ese pedido, como un misil contra “el armenio”.
También insistió en que ya está trabajando para hacerse cargo del país. Reveló que Nicolás Posse, su futuro jefe de gabinete, está preparando un proyecto de ley ómnibus, para que sea discutido en las próximas sesiones extraordinarias. Que sumarán al proyecto, de la mano de su futuro ministro del Interior, el dialoguista Guillermo Francos, a “todos los que abracen las ideas de la libertad”. Que lo harán, incluso, sin preguntar de dónde vienen. Es decir: sin pedir que se arrepientan por los pecados cometidos.
¿Hay un pacto entre Milei y Massa para disputar la segunda vuelta y dejar a Patricia desdibujada, en medio de los extremos?
Las encuestas están muy raras:
- Milei dice que ya casi ganó en primera vuelta
- Massa sostiene que Milei se estancó y que él ya entró en segunda vuelta
- Patricia Bullrich y Macri coinciden en que la ola violeta está bajando, que Juntos está recuperando votos y que Massa sigue “vendiendo humo”
Ambos consideran que es imposible que el ministro y candidato crezca con una inflación de 12.4 en agosto; una del 13 por ciento en septiembre, y un índice de pobreza que se conocerá el próximo miércoles y que será uno de los más altos de la historia argentina. Alcanzaría a 18 millones y medio de argentinos.
Con Massa, la pobreza habría aumentado, en un año, del 36.5 al 40.1 por ciento. Para que se entienda bien: 1.700.000 nuevos pobres.
¿Cómo podría ingresar entonces el ministro a la segunda vuelta?, se preguntan. Es una duda razonable. Porque los salarios se están destruyendo, hasta casi desaparecer. Porque para ser considerado parte del 10 por ciento más rico en la Argentina solo hay que ganar 380 dólares. Es decir: el equivalente a 280 mil pesos.
Estos son los “grandes resultados” del gobierno de Massa. Es más: desde que Massa asumió, hace poco más de un año, la inflación creció un 140 por ciento. Y el dólar blue pasó de menos de 300 a 745 pesos.
¿Cómo, con esta economía, el oficialismo podría crecer? Cerca de Massa sostienen que irá al ballottage, porque esta vez, los gobernadores e intendentes “no dormirán la siesta”. Que no se les irá la mano repartiendo las boletas con la cara de Milei para evitar que elijan a los candidatos de Juntos por el Cambio.
Que le dará un nuevo giro a la campaña, intentando diferenciarse de Alberto y de Cristina. De convencer a los argentinos de que Massa no puso al gabinete que rodea a Alberto Fernández.
Por lo pronto, los ultrakirchneristas que juraron no votar a Massa ni a punta de pistola ya se dieron vuelta como una media. Empezando por Luis D’Elía, quien primero dijo: “Yo a Massa no me lo como”, y después llamó a votarlo, con la excusa de que no se puede optar por Patricia o por Milei. Y siguiendo por Juan Grabois, quien primero llamó a Massa “garca, sinvergüenza y vendepratria”, y después salió a pedir el voto para el ministro. Como si aquí no hubiese pasado nada.
¿Terminará siendo efectiva la última jugada de Patricia, dando a entender que Milei es el caballo de Troya de Massa y que si lo votás harás resucitar al kirchnerismo? ¿O se cumplirá el vaticinio de Milei, cuando dijo que al kirchnerismo él le va a poner la tapa del ataúd y que Juntos por el Cambio no tiene ni la más mínima posibilidad de ser el último verdugo?