En LN+, el periodista analizó las estrategias de la oposición, las encuestas de opinión y los frentes que se abren de cara a 2023
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Ayer, en la entrevista con Luis Novaresio, Horacio Rodríguez Larreta mató tres pájaros de un tiro. Primero: salió por arriba del laberinto de su situación personal, anunciando que se había enamorado de Milagros Maylin, cortando de cuajo, algunas operaciones que adversarios y enemigos, que, según su gente, tenían preparadas para perjudicarlo.
Segundo: metió en la pelea para su sucesión como jefe de gobierno al ministro de Salud, Fernán Quirós, lo que ya está generando un fuerte impacto en la interna de Pro y Juntos por el Cambio.
La incorporarlo, junto a otros nombres, generó un impacto parecido al que tuvieron las declaraciones de Mauricio Macri en la Cornisa, cuando apoyó a su primo para el mismo cargo.
Tercero, salió a decir, a quien quiera escucharlo, que él iba a competir por la candidatura a presidente, con independencia de lo que hagan Macri, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal.
Es cierto: Rodríguez Larreta y Macri no están peleados.
Hablan, por lo menos, una vez por semana. Cada tanto, se ven en persona, e intercalan opiniones fuertes. Estrategias sobre cómo ganarle a Cristina, al kirchnerismo y al populismo. No solo por vencer en una elección. Para que no vuelvan nunca más.
Macri, por ejemplo, cree que la catástrofe que está resultando este gobierno, viajando a una inflación anual del 100, una pobreza del 40 por ciento y un récord absoluto de argentinos que se van porque no tienen la más mínima esperanza, lo va a posicionar como el líder de la oposición.
De hecho, dice, debido a la crisis, las encuestas empiezan a mostrar un leve crecimiento de su imagen positiva, y una leve caída de su imagen negativa. Macri no le termina de confirmar a Horacio si se va a presentar o no, pero se mueve como un candidato.
Viaja por el país.
Está por presentar su libro: “Para qué”.
Y repite que, en una interna, ganaría sin ninguna duda.
El expresidente también dice que el próximo gobierno recibirá una herencia peor que la de 2015, y que tendrá muy poco tiempo para plantear un cambio real.
Entiende que lo tendrá que hacer con la expectativa de los primeros 30 días, y sin populistas disfrazados de anti kirchneristas.
Horacio, en cambio, habla de un gobierno de amplio consenso. Donde estén representados el 60 o el 70 por ciento de los votos. Sin posiciones duras, extremas, ni grietas.
¿Y qué significa esto?
Que convocaría a dirigentes de la oposición, para integrar el gabinete nacional, una vez confirmada la victoria.
Leáse: al peronismo racional, o al liberalismo republicano.
Si nos preguntan a nosotros, sabemos que Larreta ya habló con más de uno.
Si tuviera que ponerle nombre y apellido, podría asegurar que habló casi con cualquiera que no se llame Cristina Kirchner o Javier Milei, a quien considera una persona agresiva y de diálogo imposible.
Ni Mauricio ni Horacio son suicidas.
No se van a pelear nunca abiertamente.
Porque saben que su propia base electoral los castigaría.
Eso mismo le acaba de pasar a Facundo Manes, quien hace un par de semanas, atacó a Macri de manera personal, también en La Cornisa.
Una consultora muy conocida, a pedido de un cliente muy importante, analizó el impacto del ataque de Manes.
Fue similar a la caída que sufrió Milei cuando se metió con el tema del trasplante de órganos.
La consultora mide imagen y potencia electoral.
Prestá atención.
- En septiembre, Manes tenía el 43 por ciento de imagen positiva. Sin embargo, en octubre, bajó a 37.
- En septiembre, tenía 35 por ciento de imagen negativa. Ahora la negativa trepó a 52 por ciento.
- En septiembre, la potencia electoral de Manes era similar a la de la mayoría que sueña con ser presidente.
Es decir:
- Tenía un 10 por ciento de personas que lo votarían.
- Un 26 por ciento que probablemente lo votarían.
- Y un 54 por ciento que no lo harían.
Después de sus declaraciones, pasó a:
- Un 4 por ciento que lo votaría.
- Un 16 por ciento que probablemente lo votaría.
- Y un 67 por ciento que no lo haría nunca.
Para que se entienda: A Manes, en Juntos por el Cambio, casi lo están viendo como una especie de quinta columna, que podría poner en riesgo el triunfo en 2023.
Es que la oposición no tiene el triunfo asegurado, pero a este ritmo, todo indica que el oficialismo, es decir, el peor gobierno de la historia reciente, va a terminar perdiendo la elección.
Algunos datos para entender por qué:
- El viernes se va a conocer al índice de inflación del mes de septiembre, y todo parece indicar que estará más cerca del 7 que del 6 por ciento.
- Un último informe de Argentina en datos (poner el cuadro) muestra que los salarios del sector público fueron los únicos que le empataron o le ganaron a la inflación, que llegó al 71 por ciento interanual.
- Los trabajadores informales son los que más están perdiendo con el brutal aumento de precios, porque sus salarios crecieron solamente el 59 por ciento.
Otro dato brutal que demuestra la magnitud de la incompetencia:
En 2019, para comprar el mismo auto, modelo chico, se necesitaban casi 20 salarios, Hoy se requieren 2019 se requieren 43.
Y un número más, que revela la enorme desesperanza que atraviesa el país.
Hace poquito te contamos que en España ya hay cerca de 200 mil argentinos que se fueron, en busca de una vida mejor.
Bien.
Entre 2019 y 2021, el número de solicitudes de argentinos para residir en Uruguay se multiplicó por seis. Y en 2022 se estima que llegará casi a los 8400, más que en cualquier año anterior a la pandemia.
Recomiendo siempre el sitio Argentina en datos. Porque no te empacha de números. También te ayuda a entender. Ahora mismo, tiene un tuit fijado que te explica el impacto del déficit fiscal crónico de la Argentina sobre tu vida.