Un almacenero de la zona de Monserrat que protestaba por estar sin electricidad desde hace tres semanas habló con Pablo Rossi en LN+ y no pudo evitar conmoverse al relatar su historia
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Christian, un almacenero del barrio porteño de Monserrat, se quebró en vivo mientras hablaba con Pablo Rossi en LN+ al contar que hacía unas tres semanas que no tenía luz y que había tenido que tirar gran parte de su mercadería a causa de la falta de electricidad. “Trato de estar fuerte”, dijo el hombre en su dramático relato, mientras la voz se le quebraba y se le llenaban los ojos de lágrimas.
El comerciante conversó con el conductor de Hora 17 desde la esquina de Estados Unidos y Lima, donde, junto con otros vecinos, estaba en un corte de calle para pedir el regreso de la luz al barrio. Luego de un breve diálogo con el cronista Pablo Corso, Christian se preparó para hablar con Rossi, que le preguntó: “¿Cuánto hace que tenés el almacén?”.
“En enero cumplí diez años con el almacén. Hace ocho años viví una situación parecida (de corte de luz), pero no tan grave”, respondió el comerciante, que añadió: “Hace tres meses que tengo problemas con la luz. Puntualmente, hace seis días no tengo nada. Ni un hilo de energía y ya tuve que tirar absolutamente todo. Todo lo que necesitaba frío lo tuve que tirar. Fiambres, lácteos, dos freezers llenos de helados”.
“Más allá de las pérdidas, quiero trabajar -continuó el hombre-. La gente entra a mi negocio y me dice: ‘¡Ah, no tenés nada frío?’. Y, no, si tengo todas las heladeras apagadas. Es terrible. Estoy desesperado. No sé qué hacer”.
“¿Hiciste el cálculo de lo que perdiste?”, preguntó Rossi. “No quiero hacer el cálculo”, contestó resignado Christian pero apuntó: “Sólo en helado he perdido unos 100.000 pesos”. “Y querés seguir trabajando”, intervino de vuelta el conductor de Hora 17. “Quiero trabajar. Que me den la para eso”, reforzó el comerciante.
Entonces, cuando Rossi hubiera comentado que otra persona hubiera “tirado la toalla y dicho ‘basta’”, el hombre no pudo contener la angustia: “Y... dan muchas ganas”, llegó a responder y se quebró. “Disculpame”, le dijo a Rossi, con la voz en un hilo y los ojos llenos de lágrimas. “Pero mi mujer está desesperada. Tengo que ser fuerte por ella, que está todo el día llorando. Trato de estar fuerte, pero me supera”, añadió.
Todavía conmovido, Christian continuó con su relato: “No quiero hacer esto, yo me enojo con la gente que corta las calles, pero no veo nada, no me dan una solución, entonces tuvimos que salir a hacer esto. Estoy superado, disculpame. Es mucha bronca contenida”.
LA NACION