El editorial de Laura Di Marco en La trama del poder, por LN+
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El Frente de Todos está en una fase avanzada de descomposición. Lo corroboró Jaime Durán Barba este viernes en LN+.
Duran Barba no es un opinador común: es un analista que basa sus afirmaciones en mediciones serias y obsesivas sobre el territorio. Esta semana dijo: “No hablamos de una caída de pocos puntos sino enorme. Investigaciones de los últimos quince días revelan que solo en el conurbano esa caída (de las principales figuras del Frente de Todos) es de 10 puntos”. Una brutalidad.
En este marco es donde se produjo la frase animal de Aníbal Fernández: “Las calles van a estar recargadas de sangre y muertos si la oposición gana las elecciones”. Aníbal, ese carnicero de la palabra, está acostumbrado a moverse cómodo en su selva de “anibaladas”.
A las “anibaladas” se sumó el jefe de gabinete, Agustín Rossi, que auguró que JxC iba a duplicar la pobreza.
Justo esta semana, donde conocimos la inflación interanual más alta de los últimos 32 años: 7,7% para marzo y 104, 3% interanual. Y la puñalada más feroz para los sectores más vulnerables: casi un 10% de inflación en alimentos.
Si la foto del segundo semestre del 2022 mostraba un doloroso número de 18 millones de pobres, las proyecciones de hoy, con esta inflación disparada, podrían trepar a 20 millones.
¿La inflación es solo producto de la ineptitud o, como sugiere Santiago Kovadloff, se trata de una estrategia deliberada para dañar al próximo gobierno ante la convicción de una derrota segura?
El economista Salvador Distéfano describe la inflación así: “El peso es un helado que te lo dan a las 2 de la tarde en un patio donde te pega el rayo del sol con 40 grados de calor, pero te lo tenés que comer a las 20 horas”. Los pesos se derriten entre tus dedos antes de que te los puedas gastar. ¿Hay algo que genere más miedo y angustia que eso?
El juego del miedo es un truco viejo conocido del kirchnerismo. Porque el miedo te paraliza. Y nos necesitan paralizados. Nos necesitan callados, amenazados. Amordazados. Manipulados. Temerosos. Sin defensa. Pequeños.
Cristina, como la líder tóxica que es, siempre prefirió el miedo al respeto. ¿Te acordas cuando dijo que había que temerle a Dios primero, pero también “un poquito” a ella?
La maquinaria de la extorsión y del miedo que hoy intentan volver a desplegar ya la usaron en 2105 y en 2019. Usaron el enorme aparato cultural, que riegan con dinero, como cuando el actor Raúl Rizzo vaticinó que “miles de personas van a estallar” si el Macri era reelecto en 2019. Un discurso más antidemocrático no se consigue.
Pero, ¿por qué lo reflotan? Para Kovadloff son los estertores propios de la degradación del kirchnerismo que intenta compensar con el lenguaje su falta de vitalidad política. La extorsión es la marca identitaria del kirchnerismo. Así nació.
En la época de Martínez de Hoz, Néstor y Cristina Kirchner tenían un estudio de abogados. Era una época en la que la gente se endeudaba mucho con créditos que luego no podía pagar. El estudio de los Kirchner se encaraba de cobrar esas deudas de sus clientes, a tasas usurarias. Nada ilegal, pero sí extorsivo. Y brutal. Eran muchos los que no podían pagar. Los Kirchner les ponían la soga al cuello y les remataban las casas. Así era la sensibilidad popular que tenía el matrimonio en esos primeros años.
Muchos años después, cuando Kirchner fue elegido gobernador, tuvo un socio muy especial en el Banco de Santa Cruz. Se llamaba Lázaro Baez. ¿Te suena?
Durante la campaña para la gobernación, a principios de los noventa, Lázaro le informaba, con mucha minuciosidad a su incondicional amigo, quiénes eran los empresarios que estaban endeudados y con qué montos. El Banco de Santa Cruz dependía de la provincia. Cuando Kirchner llegó al poder, y con esa invaluable información en la mano, se dedicó a extorsionar empresarios a cambio de apoyo político. Santa cruz fue el gran laboratorio de lo que luego llevaron a nivel nacional.
Estalló la interna en Juntos por el Cambio, haciéndole un gran favor a Milei. El crecimiento del liberal preocupa en el círculo rojo y también en Estados Unidos, donde ahora está Sergio Massa tratando de conseguir dólares para la Argentina. ¿Es cierto que hay mucha probabilidad de que Milei entre al balotaje, junto con un candidato de JxC?
Horacio Rodríguez Larreta jugó fuerte esta semana: cambió las reglas del juego electoral en la ciudad, pocos meses antes de las elecciones, para favorecer a sus socios radicales y perjudicar a Macri. Y a las chances de su primo, Jorge Macri. ¿Larreta es un traidor al PRO, como dicen muchos en su fuerza política?
Patricia Bullrich es quien más cosecha en intención de voto la retirada de Macri de la escena política. Dicen quiénes la rodean que Patricia es la que más se ilusiona con replicar la foto de 2015, cuando Macri posó su dedo sobre larreta, en la competencia interna por la jefatura porteña, y lo hizo ganar las elecciones.
¿Se conversa con la argentina corporativa, representada por sectores poderosos que defienden sus intereses (a menudo, de un modo mafioso) o se confronta? Eso es lo que está en juego entre Horacio y Patricia.
Inflación, inseguridad y la incertidumbre de un escenario electoral abierto, donde cualquiera puede ganar.
Lo que se llama un combo astral pochoclero, si no fuera porque todos -pero todos- estamos atrapados en la maquinaria del juego y la extorsión.