Ximena de Tezanos Pinto contó cómo se sentiría si la líder del Frente de Todos se fuese a vivir a San Telmo; “cuando se vaya va a ser raro”, dijo
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Ximena de Tezanos Pinto, más conocida como la vecina “de arriba” de Cristina Kirchner, es protagonista en estos días de los incidentes que se observan en Juncal y Uruguay y, esta noche, en diálogo con Comunidad de Negocios, el programa conducido por José Del Rio en LN+, contó qué pasaría si la vicepresidenta se mudara de barrio.
Aunque no es algo que esté confirmado, circula el rumor de que la exmandataria se reubique en San Telmo, cerca de donde vive su hija Florencia. “Cuando se vaya va a ser raro”, reflexionó la vecina ante esta posibilidad. Porque, claro está, perdería el apodo que se ganó por el simple hecho de compartir edificio con Cristina Kirchner. “Dejo de ser la vecina”, dijo, como con pesar. Y agregó: “Dicen eso, es una noticia que corre hace rato, supongo que es cierta, no tengo ni idea”.
Respecto a las manifestaciones en Recoleta, que tienen lugar desde el lunes pasado, Tezanos Pinto contó: “Estoy agotada”. Según relató, en las concentraciones observa “gente que venera a una líder espiritual”. Y opinó: “Son expresiones muy emotivas, no hay una cosa racional”.
“Es como cuando los hijos te quieren porque sos la mamá y significas todo para ellos, hasta que tus hijos empiezan a abrir los ojos”, metaforizó.
También, la vecina cuestionó una falta de modales y cuidados por parte de los manifestantes, en medio de fuertes críticas por parte de muchos de los que habitan esa zona. “Sos libre cuando elegís cómo reaccionas y qué haces de tu vida, pero jamás vamos a tener la libertad de hacer lo que nos vengan ganas”, planteó.
Quién es “la vecina de arriba” de Cristina Kirchner
Ximena de Tezanos Pinto tiene 54 años, cuatro hijos y es ama de casa. Se hizo conocida el año pasado por colocar banderas en su departamento ubicado en el sexto piso del edificio de Juncal y Uruguay, justo arriba del de Cristina Fernández de Kirchner.
Casi toda su vida la pasó en el barrio porteño de Recoleta. En el 2000 se mudó al hogar en el que actualmente vive cuando todavía estaba en pareja con el padre de sus hijos. Tras divorciarse en 2007 y casarse nuevamente en 2015, dejó el edificio de estilo francés y se fue con su esposo a otro en la zona.
Su segundo matrimonio tampoco funcionó y acabó en plena pandemia de coronavirus. Desde entonces, regresó a su casa de 280 metros cuadrados con cuatro dormitorios en suite y una terraza con quincho y parrilla en la que, cada vez que quiere expresarse, lo hace con una bandera que resalta en la esquina de Juncal y Uruguay, por encima de la vivienda de la actual vicepresidenta de la Nación.
LA NACION