El periodista reivindicó la libertad de expresión y se manifestó en contra de la violencia; “El Estado desnuda su debilidad y los provocadores demuestran su fortelaza”, agregó
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“Aquellos que son capaces de prender fuego a un diario o a la sede de una institución de Gobierno, son capaces de incendiar la democracia”, sentenció Alfredo Leuco en el arranque de su programa en LN+. Sus dichos hacen referencia al ataque al diario El Chubut, en medio de las protestas por la ley de megaminería, y a incendio de la Casa de Gobierno en Rawson.
“Por más genuinos que sean los reclamos, no podemos permitir que salvajes que se creen dueños de la verdad extorsionen a los ciudadanos pacíficos con acciones directas cargadas de violenta irracionalidad criminal”, expresó. “La queja y el reclamo social son el pulmón por donde respira la democracia. Expresar opiniones e ideas es un de los pilares del sistema menos malo que existe. Pero una cosa es manifestar la oposición y otra muy distinta es incendiar la sede del diario El Chubut como hicieron estos delincuentes y asesinos que se esconden bajo el rótulo de ‘anti minería’”, añadió.
“Una cosa es la protesta democrática que siempre es bienvenida y otra muy distinta son los que cometen delitos violando la ley y haciendo justicia por mano propia”, reflexionó. Dicho esto, le habló a la ciudadanía: “Los que defendemos los cimientos donde se asientan los valores democráticos no podemos tolerar ninguna situación de violencia en el debate público. Y cuando digo ninguna, digo ninguna. Si permitimos una con la excusa de que es una exigencia razonable, estamos enviando una señal peligrosa a la sociedad”.
“La repetición de estos acontecimientos despreciables nos lleva a un abismo en la convivencia social”, completó. Sus palabras se remontaron a 1983, momento donde -según Leuco- se firmó “un contrato social” que marcó “el final de las guerrillas y las dictaduras”. “Es el compromiso de no utilizar la violencia como instrumento de la lucha política. Está absolutamente naturalizado que cualquiera pueda cortar una calle, una ruta o las vías del tren”, advirtió.
“Los falsos mapuches son capaces, como lo han demostrado, de quemar maquinaria o camiones o incluso casas y edificios como en El Bolsón o Villa Mascardi. Pasa el tiempo y nadie, o casi nadie, va preso”, sentenció. A su vez, remarcó que “esa impunidad los invita a que repitan sus ataques” y enfatizó su opinión contraria a este tipo de protestas. Nuevamente, habló de la situación procesal de quienes cometen estos actos e indicó: “Esta ola de atropellos va creciendo en cantidad, intensidad y ferocidad”.
Para cerrar, recalcó que en estas acciones “el Estado desnuda su debilidad y los provocadores demuestran su fortaleza” y concluyó con un mensaje: “Condenemos todo tipo de violencia. La violencia es una enemiga de la democracia y, por lo tanto, de todos nosotros. Antes de que sea demasiado tarde para lágrimas... violencia, nunca más”.
LA NACION