El periodista informó que en esa provincia se entregan vales de chorizos, gaseosas y pan para que la gente vote y remató: “¡Tres empanadas!”
- 2 minutos de lectura'
Este domingo por la tarde, en la cobertura especial de LN+ del día de elecciones legislativas, Eduardo Feinmann echó mano de una célebre frase de la película nacional Esperando la carroza para referirse irónicamente a los “vales” de mercadería que le habrían entregado a las personas para concurrir a votar en Chaco.
Tras leer la información referida a la entrega de chorizos, pan y gaseosas a las personas de esa provincia para que vayan a votar, el periodista remató: “Qué miseria ¡Tres empanadas!”.
En la emisión especial realizada por LN+ para cubrir todas las instancias de las elecciones legislativas generales del 14 de noviembre, Feinmann, que compartía la mesa informativa con otros periodistas del canal, detalló una situación particular en relación con los comicios ocurrida en la provincia del Chaco.
“Me cuentan también que en el Chaco, el Gobierno alquiló flotas completas de empresas de remises para llevar y traer a los votantes”, expresó el conductor de El Noticiero de LN+. Unos minutos antes, en el mismo programa habían hablado de la práctica que se dio en varios lugares de la Argentina de alquilar remises para llevar gente a los lugares para votar.
Pero luego de informar sobre el alquiler de autos, ya con una sonrisa, Feinmann añadió: “Y también entregaron un vale… ¡Es una cosa impresionante!… un vale por dos kilos de chorizos, un pack de gaseosas y dos kilos de pan”.
Luego de hacer un silencio suspicaz, y de sonreír nuevamente, el periodista apeló a su ironía y sentenció: “Y bueno, tres empanadas. ¡Qué miseria! ¡Tres empanadas!”. Feinmann remedaba de este modo la célebre frase dicha por el personaje de Luis Brandoni, Antonio Musicardi, en el clásico del cine nacional Esperando la carroza.
En la ficción, Musicardi indica con esta frase (”Tres empanadas”) la miseria en la que se encontraba una familia que tan solo tenía para comer empanadas. Tres. Y una de ellas se la habían dado al mismo Musicardi.
Desde entonces, la frase se utiliza como una manera irónica de señalar la pobreza (económica o conceptual) que puede haber en un lugar o en una situación.
LA NACION