El periodista de LN+ analizó la situación que atraviesan los argentinos en medio de la crisis política y apuntó contra la cúpula del oficialismo
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El periodista Luis Majul abrió un nuevo programa de La Cornisa por LN+ con una dura crítica conta el Frente de Todos. El conductor se refirió a cómo el contexto -marcado por la inflación, la pobreza y la crisis política del país- afecta al bienestar de la población, sostuvo que los argentinos “nos sentimos defraudados y víctimas de una gran estafa”, y sentenció: “No nos comemos el verso de que Alberto Fernández tiene sentido común y Cristina Kirchner es la única desaforada”.
A continuación, el editorial completo:
¿Por qué los argentinos estamos mostrando tanta angustia, bronca, desazón y dolor? Porque nos sentimos defraudados. Víctimas de una gran estafa: la gran estafa de la Argentina, que está perpetrada por las tres patas del Frente de Todos, cuyos líderes -aunque nos quieran distraer- tienen nombre y apellido:
- Cristina Kirchner
- Alberto Fernández
- Sergio Massa
Ellos, y todos los que nos juraron que iban a volver “para ser mejores”: desde Máximo Kirchner hasta Juan Grabois.
Las últimas encuestas lo exponen de manera brutal. Elegí la que más te guste:
- La de Poliarquía, que muestra que 6 de cada 10 consultados desaprueban la gestión del Presidente, que Cristina tiene el 60% de imagen negativa y un 25% de imagen positiva, y que cayó la imagen positiva del Gobierno de un 25% en abril a un 20% en mayo
- La de la universidad Di Tella, que analizó el índice de confianza en el Gobierno y mostró el peor registro en 12 años
El margen de rechazo al oficialismo ronda, en promedio, el 80 por ciento: más bajo no hay, ni siquiera en 2001.
La idea de que no hay futuro, de que no vale la pena levantarse a la mañana para pelear, nos atraviesa la vida a todos. Es bueno identificar -una vez más- a los responsables primarios del fraude, para que nadie se confunda y dirija su ira hacia quienes corresponde. Es decir: no hacia quiénes venimos denunciando, desde hace más de 15 años, la corrupción, la persecución y las desastrosas gestiones del peronismo en cualquiera de sus disfraces. Y ya que hablamos de indignación legítima, recomiendo una nota de Gabriel Palumbo, del sitio Seúl, en la que él recuerda que en 2019 parte de “la corporación periodística, intelectual y política se unieron para inventar una versión de Alberto Fernández que todos sabían era falsa”.
Nosotros no somos perfectos, pero tenemos la conciencia muy tranquila porque no estuvimos entre ellos. Ya sabés: tuvimos que irnos de América 24 y de América TV precisamente por denunciar lo que se veía venir desde el minuto uno y, desde entonces, fuimos blanco de -por lo menos- tres operaciones muy bien orquestadas para sacarnos de la televisión y de la profesión en general.
Nunca estuvimos entre los medios y periodistas que, como escribe Palumbo, mostraron lágrimas de cocodrilo por “el hambre” en 2019. En ese entonces, el asado costaba 270 pesos. Hoy vale 1.200 pesos. Pero hay algunos que, para disimular, ahora intentan ubicarse en la primera fila de los indignados. Nosotros no. No estuvimos entre los intelectuales rentados (la mayoría) que agitaron la idea de que la patria estaba en peligro. Al contrario: fuimos de los pocos que anticipamos que si votabas a Roberto Lavagna en las PASO de 2019 ibas a terminar siendo funcional al regreso de Cristina, la dañina.
Lo hicimos el 5 de agosto de 2019, una semana antes de las PASO, en CNN Radio, la emisora donde yo trabajaba. ¿Cómo olvidarlo? Hasta nos llamaron desde Atlanta, la sede central de CNN, por las quejas de los principales dirigentes del actual Gobierno, quienes pedían nuestra cabeza en bandeja de plata, incluso antes de asumir.
Una vez que los integrantes de la fórmula contra-natura ganaron las elecciones (por qué alguien los votó ¿no?) tardamos muy poco tiempo, ellos en mostrarse y nosotros en darnos cuenta, de que estaban volviendo peores. Y lo dejamos bien claro cuando debutamos acá, en LN+, el 5 de abril de 2020. El título de aquel editorial fue: “Las preguntas que Alberto no puede responder”.
Pero nosotros no hacemos acting. No pegamos volantazos preventivos para evitar que nos castiguen algunos odiadores en las redes sociales. Por supuesto, tenemos bronca y hastío, y lloramos en silencio, como podemos, las pérdidas de nuestros familiares y amigos. Lloramos junto a Pablo Muse, Gastón Recondo, Jony Viale, Gustavo Carabajal y junto a todas las víctimas que fueron representadas con las piedras depositadas en la pirámide de Plaza de Mayo.
¿Y qué hacemos todos los días?
- Esperamos que el juez Lino Mirabelli rechace el impúdico pedido del fiscal Fernando Domínguez de aceptar dinero de Alberto y Fabiola Yañez como reparación de la fiesta en Olivos.
- Seguimos con detenimiento el intento de sacar de la cancha a la fiscal anticorrupción de Entre Ríos, Cecilia Goyeneche.
- Nos preguntamos, por ejemplo, si hubo complicidad de parte de la oposición para permitir que Cristina se saliera con la suya y evitara el ingreso de Luis Juez al Consejo de la Magistratura.
- Ponemos el foco en la causa que lleva adelante la fiscal María del Valle Viviani contra Maximiliano Cabaleyro y Fernando Espíndola: los sindicalistas de Moyano presos, acusados de extorsionar al empresario Ricardo Rey.
- Hacemos un seguimiento exhaustivo de la causa por asociación ilícita en la que está imputado Pablo Moyano.
- Arrojamos toda la luz que podemos sobre el juicio de Vialidad por el que están procesados Cristina y Lázaro Báez, porque las pruebas de sobreprecios de rutas que no se terminaron de hacer son irrefutables.
- Escuchamos a los vecinos del Partido de la Costa, quienes denuncian un megaproyecto para instalar 100 edificios en Costa Esmeralda, lo que perjudicaría el eco sistema y beneficiaría a unos pocos.
- Nos meteremos, junto a Luis Gasulla, en la confección de algunos pliegos de una controvertida licitación del Ministerio de Desarrollo de Andrés Larroque, porque entendemos que la transparencia informativa es una de las grandes herramientas para luchar contra la corrupción.
- Presentaremos, junto a Silvina Martínez, los escandalosos resultados de un pedido de informe para saber quiénes, cuándo y para qué visitaban uno de los ministerios que colonizó Cristina. Se trata del epicentro de las operaciones para garantizar la impunidad de la vice y perseguir a opositores y periodistas críticos.
- Y registramos, por supuesto, la irresponsable interna del gobierno, que incluye una pelea inconcebible entre dos ególatras. Un presidente y una vice que parecen, como lo describió un dirigente de la oposición, el piloto y el copiloto de un avión echándose la culpa mutuamente de lo mal que conducen mientras la nave cae en picada, pero con nosotros adentro.
Pero no somos tontos. No nos comemos el verso de que Alberto tiene sentido común y Cristina es la única desaforada. O que Cristina tiene razón cuando afirma que este gobierno es una porquería, pero no se hace cargo de la parte de porquería que le toca. Y tampoco nos tragamos el cuentito de que él sigue teniendo la lapicera y ella está afuera.
Porque, si fuera cierto que Alberto manda, ya tendría que haber echado a medio gabinete. Y, si ella estuviera de verdad “afuera”, debería ordenar a sus chicos grandes de La Cámpora que renuncien a todo: a los ministerios, a las empresas del Estado y a cada una de las cajas políticas que ya están usando para la campaña 2023, con eje en la provincia de Buenos Aires.
Mirá si no tendremos razones para sentirnos defraudados, angustiados y enojados. Si todavía faltan 19 meses para entregar el poder y los estafadores siguen ahí, manejando el dinero de nuestros impuestos, echándole la culpa a “Pero Macri”, al Covid-19, a la guerra y al aumento de la inflación.
Todavía siguen exhibiendo una superioridad moral mentirosa, usando a personas que gritan y sobreactúan para distraer a la gente de los verdaderos problemas que ellos mismos generaron.
LA NACION