En el pase de LN+, junto a Pablo Rossi, caratuló a esa manera de expresarse como “un virus” y lo comparó con las políticas del populismo
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En el habitual pase, Eduardo Feinmann y Pablo Rossi se refirieron en LN+ al lenguaje inclusivo que fue prohibido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las escuelas. El conductor de El Noticiero esbozó unas palabras al respecto y caratuló a esa manera de expresarse como “un virus”, al que lo comparó con las políticas que “lleva a las prácticas el populismo y el kirchnerismo”. Por otra parte, alentó a los políticos a que sean “políticamente incorrectos”.
Al inicio de su declaración, Feinmann manifestó sobre el lenguaje inclusivo: “En la vida, los políticos tienen que seguir una línea y no tener miedo. El voto que pierdas por acá, lo ganás por allá, pero vos tenés que seguir tus convicciones y valores. Hay que ser consecuentes con las ideas, hacen falta millones de personas políticamente incorrectas para que terminen con este virus asqueroso”.
“Así como el coronavirus fue un virus mortal, que le destruyó la cabeza al mundo entero, el populismo y el kirchnerismo es un virus que le reventó la cabeza y el cerebro a los argentinos”, completó y recibió el visto bueno de su colega: “Hace falta gente con convicciones claras, para que la gente sepa a qué atenerse. Ahora hay una contra ola, así como hubo una ola a favor del lenguaje, existe la contra ola que genera un rechazo, porque ahora esto se partidirizó”.
En continuado, sobre la misma línea, Feinmann continuó: “Vos sabés que yo no soy partidario del lenguaje inclusivo desde el minuto cero. A mí por eso me han calificado de facho, machirulo, porquería, careta. Las cosas son como tienen que ser, en este país hace tiempo el entramado social está destruido, se perdieron los valores”.
Sobre el último concepto esbozado, Rossi cerró: “Cuando generalmente tocan el tema de los valores, dicen que es un tema de la derecha, quien habla de valores es tildado de derechoso. Son brújulas, matrices indispensables para saber qué está bien y qué está mal, no da lo mismo todo. Son preceptos educativos de padre a hijo, de eso hemos renegado durante tantos años con el populismo del lenguaje”.
LA NACION