El extenista contó que, a causa de un virus, la niña perdió la audición desde el año y medio de vida; su testimonio se da en el contexto de una cena solidaria para un colegio para niños sordos, Las Lomas Oral, que cumple 40 años
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Este jueves, José Luis “Batata” Clerc contó en LN+ la conmovedora historia de su hija más pequeña, Sophie, que perdió la audición por un virus cuando tenía un año y medio de vida. El extenista visitó +Info a la tarde, donde llegó para difundir la cena solidaria que se realizaba este jueves para el colegio Las Lomas Oral, una institución que cumple 40 años y que fue creada para que los chicos sordos aprendan a escuchar y a hablar.
Profundamente emocionado al recordar las vivencias de su hija, que hoy tiene 12 años y “escucha y habla perfectamente”, el deportista recordó momentos difíciles de la pequeña y aseveró: “Me enojé mucho con Dios”.
En un diálogo profundo con Paulino Rodrigues, Clerc no le esquivó a la emoción al narrar las dificultades que atravesó Sophie por causa de un virus que le afectó la audición. El recordado tenista contó la historia de la niña en el contexto del anuncio de la cena solidaria por los 40 años de el colegio para niños hipoacúsicos ubicado en Martínez, Las Lomas Oral.
“¿Por qué estoy acá? Porque tengo una hija que es hipoacúsica, Sophie, que tiene 12 años”, arrancó su relato el hombre que brilló en las canchas de tenis en la década del ‘80. “Es una chica hermosa que nos dio Dios, pero por una problemática que a través de un virus, el citomegalovirus, que ataca al sistema nervioso central y a los oídos, ella escuchó hasta tener un año y medio y después empezó a perder de manera progresiva la audición”, añadió.
“Llegó un momento en que el médico, Daniel Orfila, nos dijo que había que implantarla (implante cloquear). Eso fue ya a sus dos años y medio. Fue algo tremendo, tremendo”, recordó.
A continuación, Clerc contó que, con su mujer, Gisela, “recorrimos el país”. “‘Andá acá, andá allá, que este hombre cura, que esto, que lo otro’, nos decían. Y como papá, uno va a todos lados”, añadió.
Más adelante, el extenista contó una decisión que tomaron con Gisela. “Llegó un día que ya no podíamos más. Teníamos una depresión tremenda y la estábamos cargando a ella de toda nuestra inquietud. Nos fuimos a Brasil para no escuchar nada más y habíamos cancelado esa operación. El médico nos dijo: ‘La próxima se hace, sí o sí'”.
“El de arriba nos dice que la tenemos que implantar”
Luego, “Batata” Clerc contó una serie de curiosidades que vivieron en el país vecino: “Cuando llegamos a Brasil, en el hotel a la noche, teníamos hambre después del viaje. Viene una señora y en su idioma nos dice (por Sophie): ‘¿Hipoacúsica?’. No queríamos escuchar nada de eso y nos dice: ‘Mi hijo es hipoacúsico’”.
“A la mañana siguiente vamos a desayunar -continuó-. Era Semana Santa y estaba lleno de uruguayos. Y ¿Qué nos pasa por delante? Una nena implantada”, aseveró Clerc, que se quebró mientras contaba ese episodio. Apenas con un hilo de voz, el extenista continuó: “Y le digo a mi mujer: ‘El de arriba nos está diciendo que la tenemos que implantar’. Y bueno, no queríamos escuchar nada y escuchamos todo”.
“Habían ido para escaparse y encontraron la respuesta”, intervino Rodrigues. “La respuesta que Dios nos dio fue: ‘La tienen que operar a su hija’”, sentenció Clerc y sumó: “Hay que animarse y por eso yo trato de decirle a aquellos padres que están con la misma inquietud o miedo, lo tienen que hacer, porque si nosotros lo hicimos, nos animamos y nos salió muy bien”.
“Por suerte los sensores (del implante) funcionaron”, dijo el hombre que llegó a estar entre los cinco mejores tenistas del mundo, y contó cómo fue el momento de la operación: “Mi mujer estuvo acompañada por amigos, yo no quería saber nada de nadie. Quería estar solo. Caminé por una plaza llorando como nunca, pero Sofi es una chica hermosa, linda, que Dios nos dio”. Al revivir este momento límite de la vida de su pequeña, el exdeportista volvió a quebrarse.
Luego, Batata Clerc resaltó el trabajo del colegio Las Lomas Oral con cientos de chicos hipoacúsicos como su hija y pidió que la gente ayude a esa institución a través de sus redes sociales y volvió a incentivar a los padres de los niños con hipoacusia que se animen a implantarlos. “Lo tenés que operar a tu hijo. Animate”, señaló.
“Me enojé con Dios”
Cuando Rodrigues le preguntó a su invitado por qué era difícil animarse a esa intervención, el extenista señaló: “Es una operación. Para el médico es sencillo, pero... mi mujer es médica, y la acompañó a Sophie y cuando la llevó al quirófano a mí se me vino el mundo encima, no lo podía creer, pero hay que hacerlo”.
“Luego se implanta el otro oído, más canchero, pero cuando llevan a tu hijo a un quirófano, que no sabés lo que puede pasar, uno está con mucho miedo. Y el miedo no tiene que existir en ese momento, porque no te deja pensar y le hacés un daño al chico y no le das la oportunidad de que escuche”, rememoró.
Luego contó que, a diferencia de los niños ciegos, que escuchan, hablan y socializan, los pequeños hipoacúsicos “no pueden socializar porque no tienen manera de hablar”. “Por eso es que el implante y Las Lomas Oral te da la oportunidad de estas cosas, y no es que me lo contaron, lo vivo a diario”, expresó Clerc.
Luego, relató cómo fue su primera experiencia en el mencionado colegio, cuando llevó a Sophie a los tres años. “Cuando llegué el primer día a Las Lomas Oral y se cerró ese portón verde fue algo tremendo. Al Jardín. Me enojé mucho con Dios. Le dije: ‘¿Por qué a mí?, ¿Por qué a nosotros?”. Otra vez quebrado, el extenista continuó: “Después me amigué, le agradecí, le agradezco porque ella es una nena feliz, escucha, habla, va a una escuela de oyentes”.
Finalmente, José Luis Clerc contó que hoy Sophie escucha y habla “perfecto” y que “es una nena totalmante normal”.
LA NACION