En LN+, el periodista analizó la intención del kirchnerismo de modificar la Corte Suprema; “Es el sueño del militante”, dijo
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El gran hermano todo lo ve; todo lo sabe; todo lo puede. Es una especie de dios en la tierra. Una idea que sale de 1984, la novela distópica de Orwell.
Una sociedad vigilada y castigada. Una sociedad controlada. Sin oposición, sin justicia, sin periodismo, sin redes sociales, sin libertad.
El ministerio del amor sanciona; castiga; tortura; a cualquier disidente. Nadie puede pensar distinto al Partido Único, al Líder, al Hegemón, al soberano, al Gran Hermano. Y el ministerio de la verdad controla la información; controla los diarios; controla las fotos; controla los libros. Manipula y destruye cualquier documento que no cierre con el relato del régimen.
¿Quién es en definitiva el controlador? El Gran Hermano. Cristina siempre quiso ser un Gran Hermano.
¿Qué quiere controlar? Todo.
-el Gobierno.
-el Congreso.
-la Justicia.
-el periodismo.
-el sindicalismo.
-las empresas.
-las redes.
-la iglesia.
¿Qué le falta controlar? La Corte Suprema.
Regla número 1 del kirchnerismo: todo aquello que la señora no controla se convierte en su enemigo.
Esclavo o enemigo. O estás de mi lado o te elimino.
Oscar Parrilli: “La Corte es el brazo judicial del macrismo”.
Hebe de Bonafini: “La Corte son señores de la muerte”.
Rodolfo Tailhade: “La Corte tiene la reputación por el piso”.
Juan Ramos Padilla: “La Corte Suprema es una banda mafiosa”.
Luis D’Elía: “La Corte Suprema es de Macri, Magnetto y de la embajada de EE.UU.”.
¿Qué hacemos entonces? Usurpamos la Corte, Corte tomada.
Como no podemos echar a los cuatro jueces que están ahora... Entonces, hacemos una corte más grande de 15 jueces de 15 ministros para meter militantes nuestros. El viejo sueño de la corte militante.