En +Realidad, el periodista analizó los discursos de odio del kirchnerismo; “¿Quién lo genera hace 19 años consecutivos?”, se preguntó
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Definición de odio: “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño”.
Acordate el teorema “Cristina sobre el odio: Magnetto -> Lanata -> Sabag Montiel. Magnetto genera el odio; le dice a Lanata lo que tiene que decir; Lanata habla; eso entra en la cabeza de Sabag Montiel; Sabag Montiel agarra un arma y le gatilla a CFK.
Así de estúpido, así de infantil, así de burdo es el razonamiento de la señora de Kirchner.
Primera pregunta: ¿quién genera odio en Argentina hace 19 años consecutivos?
¿Vos pensás que Luis D’Elía es un marginal de la política? No señor.
Luis D’Elía es una herramienta de apriete de extorsión de violencia de furia, de coacción y de odio del kirchnerismo.
El kirchnerismo construyó en estos casi 20 años un grupo de choque para-oficial para amedrentar, para amenazar; para intimidar; y para odiar.
Los D’elía; los Grabois; los Bonafini; los Tahilade; los Aníbal Fernández son el grupo de choque que instrumentan el odio de Cristina.
La pregunta es: ¿de dónde viene todo ese odio? ¿cuál es el origen de la bronca, de la furia, de la diatriba?
A ver... le dijeron...
-gorda impresentable a Stolbizer.
-mala hija de put... a Stolbizer.
-contra Diana Conti.
-contra patricia Bullrich
-contra Massa
Señora, ¿se da cuenta que usted proyecta su odio?
Usted dice que la justicia odia, que el periodismo odia, que la oposición odia. ¿Quién odia en realidad? Lo peligroso de esto es la trampa kirchnerista.
¿Cuál es la trampa? “Vamos a combatir el odio”.
Con la excusa de combatir al odio empieza el control. Con el maquillaje de la democracia y el amor; y la moderación y el respeto y la fraternidad, me cargo a jueces, a fiscales a opositores y a periodistas…
¿Quién decide lo que es odio en Argentina?
La señora.
¿En qué se termina transformando la señora? En la censora.
Te voy a mostrar a la censora en acción.
A Cristina no le gustó un artículo de Clarín sobre Nisman.
¿Qué hacemos con Clarín? Lo rompemos.
A Cristina no le gustó una pregunta de Dexter Filkins. ¿Qué hacemos? Le gritamos “bad information” y no lo dejamos hablar.
Obviamente, partiendo de que Cristina es la censora en jefa, pueden aparecer pequeños censores que intenten copiarla de manera berreta.
Por ejemplo, a Gabriela Cerruti no le gustó una pregunta. ¿Qué hacemos? Aleccionamos a la prensa.