El conductor de +Realidad es el invitado de Hablemos de otra cosa, el programa de Pablo Sirvén; el recuerdo de su padre, a un año de su muerte
- 6 minutos de lectura'
Con la doble excusa de evocar a su padre, Mauro Viale, porque el lunes se cumplirá un año de su fallecimiento, y para hablar de su gran éxito en la pantalla de LN+, Pablo Sirvén entrevista en Hablemos de otra cosa a Jonatan Viale. “El número tan alto de rating es una responsabilidad -subraya el periodista- y habla de un momento del país. Me parece que el canal, con sus programas, interpreta el humor social”.
Viale es una de las figuras relevantes de la programación del canal de LA NACION y uno de los dueños de récords inalcanzables de audiencia en el competitivo horario de la tarde/noche en las señales de noticias. Jonatan conduce por esa sintonía diariamente +Realidad y, junto con Eduardo Feinmann, animan el pase más divertido del prime time televisivo. “Feinmann -opina- está en un gran momento. Me gusta chicanearlo y a él le gusta que lo desafíen.”
También por la tarde está al frente de Pan y circo, su programa de Radio Rivadavia. “Me gusta más la radio porque es mucho más distendida”, se sincera.
“El dolor por la muerte de mi padre no se fue; aumentó”, se apena Viale. Y agrega: “Quizás me llené de cosas y trabajo para no pensar, porque cuando lo hago se me cae todo. Todo el tiempo se me vienen recuerdos. Extraño compartir las cosas lindas con él y contarle cosas. Era una especie de confesor mío”. Un mes después de su muerte, el Covid cayó sobre Joni y su familia. “Tuve mucho miedo; pánico”, confiesa.
Joni admite que últimamente empezó a soñar con su padre, tal vez por la cercanía del primer aniversario de su partida.
Mauro Viale se dio la segunda dosis de la vacuna Sinopharm contra el Covid-19 el jueves 7 de abril (“estaba perfecto”, recuerda Joni), a lo largo del día siguiente trabajó en el canal América hasta último momento pero se lo veía pálido, demacrado y agotado. “Algo vio en sus últimos días y no nos quiso preocupar”, conjetura Jonatan.
Llegó a su casa exhausto y se tiró vestido y en diagonal en su cama, algo insólito en él, con más de 38° y con baja saturación de oxígeno en sangre. Fue internado esa misma noche, mejoró relativamente el sábado, pero el domingo 11 no pudo superar un paro cardíaco y murió. “Cuando me llamaron para decirme que falleció se me vino el mundo abajo”, recuerda afligido. La noticia conmocionó a todo el mundillo televisivo y a la audiencia que lo siguió con tanta atención en las últimas décadas.
“Hasta último momento -recuerda Joni-, mi viejo tuvo una fuerza enorme. Siempre tenía mucha energía. Era muy metódico, aburridamente metódico”.
En Hablemos de otra cosa se repasan varios videos emblemáticos de la trayectoria de Mauro Viale, comenzando por su importante labor como periodista deportivo. “Lo veía relatar el mundial ‘90 y [Sergio] Goycochea se transformó en mi ídolo”, admite. Mauro decía que era de Argentinos Juniors, pero en verdad era fanático de River y llevaba a Joni a jugar al fútbol. “Mi viejo era mi manager, mi DT y mi presión”, lo define.
Al igual que otros periodistas destacados, como Bernardo Neustadt, Nelson Castro y Marcelo Tinelli, Mauro Viale quiso colgar los botines. “Un día se aburrió del fútbol y empezó a hacer un periodístico en ATC”, cuenta su hijo.
Es el momento de ver algunos videos emblemáticos y controvertidos de aquel período: el escándalo de las chicas Coppolla y el clásico de los clásicos, la agarrada a las trompadas con el empresario de la carne, Alberto Samid. “Mi viejo -revela- lo odiaba a Samid. Creía que era un antisemita y evasor. Le ofrecieron un fangote de guita para hacer una publicidad de un alfajor con Samid y dijo que no”.
“El descubre el talk show, el show periodístico. Popularizaba temas que eran aburridos para la gente”, rememora. Y amplía: “Este formato nació de algo gravísimo como el caso Coppola que involucraba a gente muy pesada”. Un día, Mauro recibe una llamada telefónica del entonces presidente de la Nación, Carlos Menem. Pensó que lo iba a retar y hasta echar de la TV Pública por los escándalos que se repetían día tras día en su programa. “Menem lo llamó y le dijo que se cagaba de risa”, revela Viale. “Mi viejo -completa- era amigo de Menem, se quedaba horas hablando de River con él”.
A pesar de ser muy chico, Joni hace memoria: “Yo estaba siempre con él en el canal. Me acuerdo de todo lo que hacía”.
Los programas tan explosivos de Mauro generaban un efecto no deseado: Jonatan cuenta que era víctima de bullying en el colegio y que por eso trató de desviar su atención hacia otras carreras. “Me peleaba mucho en el colegio por el laburo de mi viejo; siempre lo defendía”. Primero se puso a estudiar informática; luego se metió en la carrera de politólogo, en la Universidad de Belgrano. Pero finalmente no pudo evitar su destino: ser también periodista. “Intratables fue mi salto a la fama”, dice y rescata la figura de Santiago del Moro como conductor. Sobre el declive de ese ciclo sentencia: “A los éxitos hay que cuidarlos; no exprimirlos”.
Que Joni no compartiera el estilo de los programas de su padre no quiere decir que no reconozca sus méritos. “Mi viejo era el que mejor manejo del aire tenía. Para mí el conductor tiene que ser productor de su propio programa”, proclama.
¿Qué otras diferencias marcaría entre su padre y él?
“A mi viejo le aburría la política. Lo mío es la pregunta o el editorial. Teníamos mucha diferencia en que es el kirchnerismo para cada uno. A él le gustaba más Néstor que Cristina”. A Jonatan, claramente ninguno de los dos.
“Cuanto más adjetiva el periodismo, más le gusta al kirchnerismo que prefiere discutir sensaciones. El populismo necesita del conflicto para sobrevivir y un chivo expiatorio ante cada problema”. Y remata: “Hace dos años y medio que no hay una buena noticia”.
Destaca de Mauro Viale su faceta menos conocida, la de ser muy familiero: “Se desvivía por sus nietos. Yo le pedía que no se volviera tan loco con el trabajo, que se desconectara un poco, pero él decía que era feliz así”.
Jonatan reconoce que todo el tiempo tiene reflejos de reenviarle mensajes. “Veo el sol y hablo con mi viejo: Siento que cuando sale es él”.
Hablemos de otra cosa se emite los sábados, a las 22, por LN+
LA NACION