El periodista de LN+ se refirió a las controversias que surgieron en el oficialismo y la ruptura de la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner
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En su apertura de La Cornisa, por LN+, el conductor Luis Majul dedicó un duro comentario contra el proceder del gobierno nacional en los últimos tiempos. El periodista apuntó contra la crisis que atraviesa la cúpula del Frente de Todos, en especial, al vínculo entre los principales referentes del partido Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
A continuación, el comentario editorial completo de Luis Majul
Los rumores son cada vez más inquietantes. A esta hora, se habla de la existencia de una nueva “carta bomba” de Cristina contra Alberto, que se estaría a punto de publicar. Los argentinos, rehenes de estos psicópatas políticos, estamos en serios problemas.
La fórmula presidencial contra natura que la “reina polenta” pergeñó, está rota. Hecha pedazos. Lo que “el tío Alberto” juró que nunca pasaría, está sucediendo, de la peor manera: Escindidos de la realidad, ni Alberto ni Cristina parecen darse cuenta de que su internita de morondanga está haciendo pelota a nuestro bendito país.
En efecto, desde que Alberto asumió:
- La inflación acumuló más del 120 por ciento.
- Los pobres llegaron a 19 millones.
- Los indigentes a 11 millones.
- El dólar pasó de 60 a más de 200 pesos.
- Impulsaron la cuarentena más larga del mundo.
- Cerraron las escuelas durante más de un año y medio.
- Compraron la Pfizer tarde, lo que provocó miles de muertes innecesarias.
- Ya superamos los 127 mil fallecidos por COVID.
- Se robaron miles de dosis para aplicarlas a sus vacunados VIP.
- Liberaron a más de 5.000 presos con la excusa del COVID.
- Asistimos azorados al Olivos Gate.
- Se aliaron con Nicolás Maduro, Daniel Ortega, y también con Vladimir Putin.
- Agregaron 19 nuevos impuestos.
- Dejaron al Banco central sin reservas.
- Pusieron a la Argentina al borde del default.
Pero, a no confundirse: Él y Ella son iguales de responsables. El dato nuevo es que, en las últimas horas, la gran estratega de la fórmula presidencial contra natura, sufrió una catastrófica derrota en su propia cancha: el Senado de la Nación. Eso la enfureció todavía más.
Por eso, casi, no apareció. Ni siquiera firmó los papeles. Huyó, como diría mi “Nona” “como rata por tirante”. Es más: para intentar tapar su inminente fracaso, trató de cambiar la agenda instalando un falso mega atentado. En simultáneo, del otro lado de la trinchera, agobiado, Alberto se disparó el enésimo tiro en los pies, anunciando una “guerra” contra la “inflación” que está perdiendo por goleada.
El jueves, la portavoz Gabriela Cerrutti hizo oficial un papelón internacional: la vice no le atiende el teléfono al presidente. El secretario de la vice, tampoco. Como si fueran el Dúo Pimpinela. El viernes el canciller Santiago Cafiero creyó que se podía “llevar la marca” con la instalación de un nuevo escándalo.
Que con un poco de humor berreta podía detener las burlas de su very dificult discurso en inglés. Entonces eligió de blanco al periodista más popular y prestigioso de la Argentina y lo llamó, para decirlo de una manera elegante, “cabeza de pito”. Lanata, por su puesto, lo atendió con inteligencia.
Y no solo al canciller, sino también a la periodista que no atinó a ponerle un límite. El viernes, Alberto Fernández, al Ah pero Macri y el Ah pero el Covid le sumó el “Ah, pero la guerra”. Usó casi 17 minutos para anunciar:
- Un dudoso ataque bélico al precio del pan.
- La amenaza de aplicar la ley de abastecimiento.
- Una suba de retenciones de 31 a 33 puntos a la harina y el aceite de soja.
Subas que pre anuncian una nueva batalla contra el campo, en estado de alerta y movilización. Todavía no empezó la semana, pero cualquier cosa puede suceder. Como escribió hoy Jorge Liotti, en LA NACION: “Durante marzo, esto se arregla o se pudre todo”.
Ella amenaza con romper. Y él afirma que ya no le importa. Ella lo insulta en reuniones cada vez más amplias. Le dice “cagón”, la versión más ofensiva del término “muy cobarde”. El califica a Cristina y Máximo de “irracionales”. El dato de la inflación de 4.7 por ciento en febrero lo aceleró todo, para mal. Se espera una suba por encima del 5 por ciento, para marzo.
Para colmo, en el gabinete loteado hay una lucha tóxica. Una pelea de todos contra todos. A Roberto Feletti se le atribuye una embestida contra Marco Lavagna. Pretendería intervenir el INDEC, como hizo Guillermo Moreno, para manipular el índice de inflación.
Feletti también pulsea, ahora, con el ministro Julián Domínguez. Domínguez responsabiliza a Feletti por haber arruinado su sueño de competir por la gobernación de la provincia, al imponer la suba de las nuevas retenciones al campo. La pelea entre el ministro de Economía Martín Guzmán y el secretario de Energía, Darío Martínez, tiene el mismo trasfondo electoralista.
Martínez le dijo al presidente que publicó la carta advirtiendo que nos quedaríamos sin gas en otoño porque quiere competir por la gobernación de Neuquén. Alberto y Máximo ya ni siquiera se hablan. Sergio Massa no quiere hacer más de intermediario entre los dos.
La Pasionaria del Calafate, como le dice Jorge Fernández Díaz, ya ordenó replegarse a la provincia y entregar la eventual presidencia en 2023. Y, en una nota del sitio el Cohete a la Luna, del cristinista Horacio Verbitsky, le atribuye a Cristina el siguiente vaticinio: “Con el Fondo o sin el fondo, todo va a saltar dentro de un mes”.
Máximo, Axel Kicillof y Wado de Pedro se pelean por la herencia, mientras siguen despilfarrando su capital político. Los amigos de Alberto que todavía sueñan con la reelección le piden, que les arrebate, urgente, a los chicos grandes de La Cámpora, todas las cajas políticas que manejan a discreción.
Desde Aerolíneas a PAMI. Desde YPF a La Anses. Un ministro se lo dijo en estos términos. “Le estás poniendo en las manos miles de millones de pesos para exterminarte y convertirte en polvo”. Es un ministro que lo quiere bien, pero que cada tanto se pregunta si el presidente está ubicado en tiempo y forma. Si Alberto es, o si Alberto se hace.
LA NACION